27 de abril. Recuerden esta fecha. El día en el que el puerto de Ferrol da el pistoletazo de salida a la temporada de cruceros más importante de toda su historia. No lo digo yo, lo dicen los números que auguran este año una lluvia de buques de pasaje sin parangón en la ría ferrolana. Un total de 26 paradas previstas por 14 buques distintos y con el aliciente del estreno de muchas navieras en la rada departamental. Y una cifra más atractiva aún que se deriva de las anteriores; 40.000 turistas llegarán a la ciudad por vía marítima en los próximos meses. Habrá un antes y un después de 2014 en la historia de este puerto y el punto de inicio fue el pasado domingo.

Este año será histórico para el puerto de Ferrol en cuanto a captación de cruceros.

Bueno, lo cierto es que sería dificil fijar un origen de todo ésto puesto que lo que ahora recibe la ciudad es el fruto de una gran labor iniciada hace varios años por parte de muchos organismos a base de promocionar la comarca de ferrolterra en convenciones, ferias, entrevistas privadas con navieras, etc. Todo para poner en el mapa crucerístico a la ciudad de Ferrol y hacerse con un pequeño trozo de la golosa tarta del turismo por vía marítima. La prueba de que el trabajo se está haciendo bien no es sólo el gran incremento de escalas para el presente año, es también el continuo ascenso en el número de pasajeros recibidos ejercicio tras ejercicio en un puerto sin tradición para este tipo de tráficos; valga como ejemplo de este último dato que Ferrol recibió a su primer crucero en el año 2005 con lo que una dársena reciba más de una veintena de escalas cunado no hace ni una década debutó en este mundillo habla bien a las claras de la meteórica proyección que está teniendo. Como digo los frutos a ese esfuerzo están ahí y el primero de la presente temporada llegó el pasado domingo; uno muy apetitoso y vistoso llamado AidaBella.

Tenía prisa el AidaBella por debutar en el puerto ferrolano. Procedente de Lisboa y cuando el reloj todavía no marcaba las seis de la mañana el flamante buque germano ya se encontraba entre castillos esbozando su característica sonrisa dirigiéndose hacia su amarre que se produjo unos minutos más tarde en una maniobra tan discreta como efectiva. Aida Cruises acababa de entrar en la historia del puerto departamental. Desgraciadamente la hora impidió a los turistas, en su mayoría alemanes, disfrutar de la entrada a la ciudad por la angosta bocana de la ría, a buen seguro una de las más espectaculares que se puede realizar a bordo de un buque de estas características en todo el mundo.

El AidaBella pasando a la altura del Castillo de San Felipe.

Este buque es de sobra conocido en la ría coruñesa por las múltiples escalas que ha hecho en nuestro puerto, pero como para los ferrolanos es un desconocido se hace necesario realizar las presentaciones formales: Ante ustedes el buque AidaBella de la naviera alemana Aida Cruises, una compañía con una moderna y extensa flota formada por diez buques (y dos en construcción) que se caracterizan por su original imagen corporativa con una cara pintada en la proa y que hace alusión al mundo egipcio, de hecho el nombre de la naviera está tomado de la ópera de Verdi, Aida, ambientada en el antiguo Egipto.

Los buques de Aida son inconfundibles.

Centrándonos ya en el protagonista del pasado domingo, el AidaBella es el segundo de una serie de siete buques casi gemelos que se agrupan bajo el nombre genérico de Sphinx-Klasse (clase esfinge) construídos entre los años 2007 y 2013 en los astilleros Meyer de Papenburg (Alemania). Entre ellos hay sutiles diferencias correspondientes a la adición de alguna cubierta en las últimas unidades pero nuestro Bella es fiel al diseño original y presenta unas cifras de 69.203 toneladas de registro bruto, 252 metros de eslora, 32´2 metros de manga y un calado de 7´5 metros. En sus 13 cubiertas de pasaje puede albergar a un total de 2.500 pasajeros en capacidad máxima (a Ferrol sólo llegaron 2.080) atendidos por una tripulación formada por 646 personas. El AidaBella, al igual que el resto de sus compañeros de flota, luce bandera italiana pese a que el buque está hecho por y para los alemanes, algo que podría resultar algo paradójico. La explicación es que esta naviera es propiedad de la italiana Costa Cruceros que da a todos sus buques el registro italiano.

El AidaBella luce bandera italiana pese a ser más alemán que el chucrut. 
En el radar mast también podemos ver la enseña española representando al país que visita.

Con las primeras luces de la mañana los primeros cruceristas fueron bajando del barco para realizar las habituales excursiones donde no podía faltar la clásica visita relámpago a Santiago pero el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria no descuidaron a aquellos que prefirieron callejear un poco por la urbe en la que se encontraban: buses lanzadera que comunicaban el muelle de Curuxeiras con el centro de la ciudad, más de una veintena de comercios abiertos en pleno domingo e incluso una pequeña feria de artesanía situada a la salida de la zona portuaria. Todo reclamo es poco para que la moneda venga, porque al euro hay que llamarlo; quizás en otras ciudades donde de tanto verlos nos hemos acostumbrado a la presencia de estas moles flotantes atracadas en nuestros muelles lo hayamos olvidado pero si una ciudad se vuelca a la llegada de estos buques el éxito está asegurado y la recompensa (económica) también.

Y es que la llegada a la ciudad de uno de estos colosos flotantes es siempre una buena noticia y lo es por dos motivos; por un lado el más obvio, el económico, ese que algunos tratan de minusvalorar incluso en los tiempos que corren argumentando que el impacto que en este sentido tiene el desembarco de unos cientos o miles de turistas en cada escala está sobreestimado. Cierto que con una visita de unas pocas horas ninguna ciudad se hace millonaria al instante pero sin saber mucho de economía supongo yo que siempre será mejor ingresar 20 euros que no ingresarlos. Es así de sencillo; tan sencillo como preguntarles a los propietarios de los establecimientos que abrieron el pasado domingo motivados por la presencia del AidaBella y que respondían con un rotundo «sí» a la cuestión de si había merecido la pena levantar la persiana sacrificando el descanso dominical.

Justo detrás de la chimenea el AidaBella lleva dos canchas para practicar diversos deportes. A la salida un grupo de pasajeros se entretenían jugando al voleibol.

Pero sin obviar el impacto económico también hay que tener en cuenta el aspecto de promoción de cara al exterior que supone la llegada de un gran crucero; de hecho muchos comerciantes afirmaban haber tenido en cuenta esta cuestión a la hora de abrir sus tiendas y es que la imagen que los turistas se llevan de una ciudad es de vital importancia no sólo para que vuelvan si no porque su opinión es la que sirve de base para que las navieras elaboren sus rutas de manera que opiniones desfavorables sobre una escala harán que ese puerto desparezca casi seguro en los siguientes itinerarios de la compañía.

A media mañana tuvo lugar en el puente de mando del AidaBella la protocolaria ceremonia de bienvenida que se produce cuando un buque llega en escala inaugural a un puerto, y donde el presidente de la Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao, Jose Manuel Vilariño, y el alcalde de la ciudad, Jose Manuel Rey Varela, intercambiaron regalos con el capitán del buque germano: Los presentes fueron los habituales en este tipo de ceremonias; por parte gallega una figura de Sargadelos del faro Prior y una metopa de la ciudad y por parte de los alemanes una miniatura del AidaBella que pasará a lucir en las vitrinas de alguna institución local.

El presidente de la Autoridad Portuaria Ferrol-San Cibrao y el Alcalde de la ciudad
intercambiaron presentes con el capitán del AidaBella, David Adrian.
(Fuente: diario de Ferrol)

Poco antes de las cinco de la tarde y tras una estancia de 11 horas en la ciudad todo estaba preparado para que el
AidaBella reanudara la marcha rumbo a su siguiente destino el puerto
francés de Le Havre. Para la despedida había un grupo de gaiteiros a pie de muelle, un remolcador lanzando potentes chorros de agua y había expectación. Mucha
expectación. Numerosos ferrolanos (y algunos que no lo éramos) se apostaron a lo largo de la costa para ver al navío alemán maniobrar y
surcar la ría en su despedida de la ciudad. Con una
puntualidad británica (en este caso germana) se fueron soltando los cabos que
fijaban el buque a los norays y el AidaBella comenzó a separarse lentamente del
muelle Fernández Ladreda para realizar por sus propios medios un giro con el que apuntar con sus labios hacia la salida de la ría.

 

Un remolcador lanza una cortina de agua a modo de despedida
 durante la maniobra de desatraque del AidaBella.

 Al pasar a la altura del Castillo de San Felipe el AidaBella recibió una andanada de disparos por parte de los soldados dieciochescos de la Asociación batalla de Brión que retumbaron en toda la ría y a los que el buque germano respondió «defendiéndose» con una largo bocinazo. Era más que eso; era un signo de agradecimiento por la hospitalidad mostrada por parte de toda una ciudad. A buen seguro que en vista de la calurosa acogida recibida el AidaBella volvería encantado a atracar en el puerto ferrolano pero en un futuro a medio plazo no va a poder ser. Nos queda el consuelo de recibir a varios de sus compañeros de flota y a otros muchos navíos en un año que será antológico. Los soldados napoleónicos apostados en el castillo ya preparan de nuevo sus fusiles; próxima muesca, el Saga Sapphire, en unos pocos días y el próximo domingo el AidaStella, gemelo del Bella volverá a repetir las escenas vividas el pasado 27 de abril. Ferrol tiene motivos para lucir una sonrisa tan grande como la de los buques de Aida. Vaya si tiene.