Desde Cubierta

Un Royal Caribbean poco habitual

Habituados como estamos en A Coruña a recibir al Independence o el Anthem of the Seas como representantes de la naviera Royal Caribbean, la escala del buque Brilliance of the Seas de este jueves supone todo un soplo de aire fresco en el calendario crucerístico herculino.

Procedente de Leixoes el buque de bandera bahameña llegó a la urbe herculina a primera hora de la mañana con unos 2.000 pasajeros a bordo. Sus afortunados huéspedes disfrutan estos días de una travesía de 8 noches que partió el pasado día 22 desde Barcelona y que concluirá este sábado en el puerto de Southampton. Se trata de una ruta de reposicionamiento en la que el buque, tras hacer un par de singladuras por aguas británicas, se dirigirá al puerto de Boston para establecer allí su base durante dos meses para realizar rutas por Canadá. En invierno el Brilliance OTS se mudará a aguas más cálidas y navegará por el Caribe.

(Foto: Diego Veiga)

Un buque poco habitual en nuestros muelles

Pese a que a muchos no les pueda sonar, el Brilliance of the Seas no es un debutante en nuestros muelles. Su estreno en A Coruña se produjo en mayo de 2012, hace ya la friolera de 13 años, si bien desde aquella fecha se ha prodigado poco por nuestras aguas.

Construido en el año 2002 en los astilleros Meyer Werft de Papenburg (Alemania), el Brilliance of the Seas es el segundo de una serie de 4 naves gemelas que se agrupan bajo el nombre genérico de Clase Radiance. En cifras el Brilliance of the Seas tiene 90.090 Toneladas de Registro Bruto y 10.759 Toneladas de Peso Muerto y sus medidas principales alcanzan los 293,2 metros de eslora, 32,2 metros de manga y 8,5 metros de calado. Con un total de 12 cubiertas de pasaje, el Brilliance of the Seas puede albergar a un total de 2.543 pasajeros en capacidad máxima. La tripulación la componen 848 personas.

(Foto: Diego Veiga)

Los barcos de cristal

El Brilliance of the Seas es el segundo de los cuatro integrantes de la mencionada clase Radiance tras el Radiance of the Seas (2001), Serenade of the Seas (2003) y Jewel of the Seas (2004). En el momento de ver la luz los Radiance Class no eran los buques más grandes de la compañía. Esa marca la ostentaban los buques de la clase Voyager, la serie antecesora a la Radiance, por aquel entonces los barcos de cruceros más grandes del mundo.

En el momento de su botadura el Brilliance of the Seas y sus gemelos de la clase Radiance destacaban por unas medidas más humanas que los revolucionarios y gigantescos Voyager Class y unas líneas más gráciles y esbeltas. Son buques muy fotogénicos en parte por el gran uso de superficie acristalada (hasta 12.000 m2 en cada unidad). Este rasgo fue el que vino a definir el nombre de los buques de esta clase, todos ellos relacionados con la luz.

(Foto: Diego Veiga)

Una propulsión poco común

Una curiosidad de este buque y de sus tres gemelos es que a diferencia de lo que era habitual en las unidades construidas en su época, no incorpora la habitual propulsión diésel-eléctrica. El Brilliance of the Seas equipa un sistema de propulsión a base de turbinas de gas que por aquel entonces reducía las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera hasta un 98% respecto a los buques de cruceros de propulsión convencional.

A popa del Brilliance of the Seas podemos ver dos detalles que delatan la peculiar propulsión de este buque. Por un lado los escapes para expulsar los gases de exhaustación de las turbinas y por otro las iniciales GTV (Gas Turbine Vessel) o Buque de Turbina de Gas. (Foto: Diego Veiga)

Otra curiosidad de los buques de la clase Radiance es que fueron los primeros barcos de pasaje en incorporar mesas de billar estabilizadas mediante giroscopio, que corrige los movimientos de la nave para que la superficie de la mesa se mantenga siempre en línea con el horizonte.

Tras casi 12 horas atracado en nuestros muelles el Brilliance of the Seas dio por concluida su visita a nuestra ciudad minutos antes de las seis de la tarde cuando el buque de bandera bahameña soltó amarras para poner rumbo a Southampton.

Rumbo a Southampton. (Foto: Diego Veiga)