(Foto: Manuel Candal)

Como te lo cuento. Que A Coruña es tierra de cruceros (de los que llevan turistas dentro me refiero, no de los de piedra) es algo que se puede comprobar facilmente echando un ojo a este blog, con el que trato de cubrir todas aquellas escalas que se producen en el puerto herculino. La avalancha de visitas es de tal calibre que en épocas puntuales, como ésta, me resulta fisicamente imposible dedicarle a cada una de ellas el espacio que sin duda merecerían. Pero pese a que los buques de pasaje son una parte muy importante en el día a día de la dársena herculina, dejando al margen pesqueros y mercantes de diversa condición, en ocasiones a la rada coruñesa recalan numerosas embarcaciones de recreo privadas que encandilan a los paseantes por sus bonitas formas. Son pequeñas muestras de lujo.. que a veces no son tan pequeñas. La casualidad ha querido que estos días hayan coincidido atracados en la ciudad dos de los megayates más impresionantes que surcan los océanos en la actualidad.

Megayates no… lo siguiente.

A los que estos días dse dieran una vuelta  por el dique de abrigo seguro que no les pasó desapercibida la presencia de una fenomenal embarcación que destacaba tanto por sus modernas líneas como por su impresionante tamaño. En su popa se podía leer su exótico nombre, Alamshar, y también el de su puerto de registro George Town (Isla Ascensión) pero lo que no ponía era la historia que se esconde tras las espectaculares formas de esta lujosa embarcación ni quien figura como propietario. Tranquilos que yo se lo cuento.

Vista del atractivo Alamshar.

Construído en los astilleros Devonport de Plymouth (Reino Unido), el Alamshar es un imponente yate de 49´9 metros de eslora y 400 toneladas de registro bruto entregado en 2014. Digo entregado porque el proyecto se inició en diciembre de 1998 y los trabajos se prolongaron por espacio de más de una década debido en parte a su complejidad mecánica, que buscaba como objetivo el convertirlo en el yate más rápido del mundo alcanzando los 70 nudos. Finalmente se simplificó su sistema de propulsión, en principio diseñado con seis turbinas, con lo que el Alamshar «sólo» alcanza los 30 nudos de velocidad máxima aunque en algunas páginas he leído que alcanza los 45. Casco de aluminio, cubiertas de teca y demás materiales nobles en su interior son algunas de las señas de identidad de este fantástico yate del que como suele suceder en este tipo de embarcaciones poco se conoce de las comodidades que presenta a bordo. Si a alguno de los lectores lo han invitado estos días a subir al Alasmshar queda a su disposición este modesto blog para relatar todo lo que se encontró una vez superada la escala de acceso.

(Foto: José R. Montero)

Si buscas el nombre de este buque en la enciclopedia online más famosa del mundo, la página que aparece no te hablará de un yate sino de un… caballo, claro que no de uno cualquiera; se trata de uno de los ejemplares más famosos de caballos de carreras del presente siglo. Que equino y embarcación compartan nombre no es casualidad; el megayate que ven en las fotos fue bautizado con dicha donominación como homenaje a este legendario ejemplar ya que ambos comparten propietario. Un barco valorado en 200 millones de dólares, caballos purasangre… Está claro que no estamos hablando de una persona corriente y moliente…

El nombre del yate Alamshar hace referencia… ¡a un caballo!

El propietario del Alamshar es Karīm al-Hussayni, el Aga Khan IV, el actual líder espiritual de los más de 15 millones de musulmanes chiítas ismaelíes nizaríes. El título de Aga Khan tiene una gran importancia en la cultura musulmana pues se le considera descendiente directo del profeta Mahoma. Nacido en Suíza en 1936, el actual Aga Khan comenzó su reinado, o mejor dicho su imanato, en 1957 y desde entonces y gracias a un impresionante conglomerado de empresas ha aumentado la ya de por si abultada cuenta corriente heredada de su padre y anterior ostentador del título de Aga Khan. Su fortuna actual se calcula en unos 13 mil millones de dólares (uff me estoy mareando…) que evidentemente dan para tener caprichos como el Alamshar. Como dato curioso decir que el actual Aga Khan tuvo como madrastra durante algún tiempo a la mismísima Rita Hayworth.

El Alamshar luce un perfil moderno y muy atractivo. Por cierto, lo de atrás no es otro megayate, es el buque de cruceros Celebrity Eclipse.
(Foto: José R. Montero)

Pero si impresionante es la estampa del Alamshar que estos días ha permanecido atracado en las inmediaciones de la torre de control,  describir a nuestro segundo protagonista de hoy nos deja sin palabras. Aquellos que el pasado martes por la mañana anduvieran por las inmediaciones del puerto a buen seguro que no darían crédito al ver aparecer en el horizonte al enorme Lady Moura.

Lady Moura. Tamaño XXXXL

Describir al Lady Moura como un megayate es quedarse muy corto. Con sus 105 metros de eslora se trata de uno de los buques más grandes de su clase. En el momento de su botadura, allá por 1990, se trataba del noveno megayate más grande del mundo pero en la actualidad no aparece ni entre los 30 primeros del ránking víctima del proceso de gigantización que se ha apoderado de este sector propiciado por el «pues yo más que tú» que parece haberse establecido entre propietarios y aspirantes a propietarios de este tipo de embarcaciones. Aún así su tamaño quita el hipo; baste decir que dos de los buques de cruceros más exclusivos del mundo, el SeaDream I y el SeaDream II tienen  unas dimensiones similares al Lady Moura.

(Foto: José Luís Porta)

Construído en los astilleros germanos Blohm + Voss el Lady Moura es una embarcación con casco de acero que tiene unas dimensiones principales de infarto: 105 metros de eslora, 18´5 metros de manga y un calado de 5´5 metros. De su propulsión se encargan dos motores diésel Deutz-MWM  acoplados a dos hélices de paso variable y que le otorgan una potencia total de 13.500 c.v. con los que puede alcanzar los 20 nudos de velocidad máxima. El Lady Moura está abanderado en Bahamas y en la actualidad está valorado en unos 210 millones de euros.


 

 
 (Foto: Manuel Candal)

El propietario del Lady Moura es Nasser Ibrahim Al-Rasheed, un magnate saudí fundador de la consultora multinacional de ingeniería Rasheed
Engineering
. Como sucede con el dueño del Alamshar, Al-Rasheed tampoco tiene problemas para llegar a fin de mes y su fortuna se estima en este caso en unos 20.000 millones de dólares.

 Su gigantesco tamaño esconde en su interior numerosos secretos insondables para el común de los mortales aunque siempre se conocen detalles. El Lady Moura tiene capacidad para 30 pasajeros a los que hay que sumar su tripulación formada por 61 personas (si, han leído bien). Su interior, diseñado por el prestigioso arquitecto italiano Luigi Sturchio, esconde numerosas comodidades y «gadgets» que dejan con la boca abierta: spa, casino, sala de fiestas, un quirófano completamente equipado e incluso un helipuerto con su helicóptero y todo. En sus costados dos compuertas hidráulicas de 11´5 metros actúan a modo de ténder para permitir el embarque o desembarque a otras embarcaciones menores. Esto quiere decir que el Lady Moura tiene su propio puerto o embarcadero. El detalle hortera que no suelen faltar al hablar de este tipo de buques, en los que casi siempre el derroche de dinero va siempre acompañado con algo de mal gusto, lo encontramos en el nombre de la nave. Las letras que luce a ambos costados y que componen su nombre están realizadas en oro de 24 quilates. Sin comentarios.

¡¡¡Me pido una vocal!!!

Tras pernoctar dos noches en el puerto coruñés adonde arribó debido al mal tiempo, el Lady Moura zarpó de nuevo en la mañana del jueves rumbo al puerto de Lauenburg (Alemania). El Alamshar, cuya estancia se prolongó por espacio de una semana, partíó ayer hacia Cherburgo. Con su marcha los muelles herculinos quedaron huérfanos del lujo más superlativo, un lujo que provocó que por unos días la estampa portuaria de la ciudad pareciese sacada de Mónaco o Saint Tropez. Un auténtico espectáculo visual que hizo las delicias de fotógrafos navales y de todos aquellos aficionados a cualquier cacharro flotante.

El Lady Moura se despidió de la ciudad herculina en la mañana del jueves. La espesa niebla ocultó parcialmente la icónica Torre de Hércules.
(Foto: José Luís Porta)
Hoy hay mucho que agradecer porque han sido varios los amigos que han colaborado a ilustrar la entrada: Manuel Candal, José R. Montero y Jose Luís Porta. ¡¡Mil gracias!!