(Los lectores sabrán perdonarme por desviarme del tema principal del blog, pero se trata de un acto de justicia.)

A veces los merecidos homenajes llegan tarde. Pero si después de 35 años éstos se llevan a cabo, todo el tiempo que haya habido que esperar no habrá importado porque una injusticia habrá quedado enmendada.
Esta es la historia de una de esas injusticias corregidas. La de aquella que enterraba bajo el paso del tiempo una de las mayores heroicidades sucedidas en nuestra ciudad.


(Foto: Naviera Artola)

La historia protagonizada por unos héroes reales. Personas de carne y hueso, de esas que nos podemos cruzar a diario por la calle y no de falsos ídolos encumbrados por gestas tan banales como pueda ser marcar un gol. Que apostaron su vida, perdiéndola en uno de los casos, para evitar la mayor catástrofe en la historia de A Coruña.
El pasado día 12 de mayo y con motivo del 35 aniversario de la catástrofe del petrolero Urquiola el ayuntamiento de A Coruña descubrió una placa conmemorativa en Punta Herminia con la que se pretende honrar la memoria de todas aquellas personas que se involucraron para minimizar el desastre en el accidente del petrolero.
En el acto estuvieron presentes María Isabel Rodriguez, la viuda del Capitán Castelo, que pereció en el accidente, así como Benigno Sanchez, el práctico que permaneció con él en cubierta hasta el último momento y que milagrosamente salvó su vida llegando a nado hasta la costa.

Esta instantánea sobrecogedora fue sacada segundos después de la potente
explosión que partió al Urquiola en dos. A bordo se encontraban todavía 
el Capitán Castelo y el Práctico Benigno Sánchez. 
(Foto: Blanco)

Lo reconozco; no pude evitar derramar una lágrima al leer el contenido de la placa y comprobar que, si bien el paso del tiempo borrará de la memoria de muchos los hechos ocurridos aquel fatídico día, el monumento erigido a pocos metros de donde tuvo lugar aquella tragedia hará perdurar el recuerdo de los héroes que en aquella jornada antepusieron sus vidas para salvaguardar las nuestras. Cada vez que paso por delante del monolito de piedra me detengo a leer su texto,es mi forma de darle las gracias al Capitán Castelo, al práctico Benigno Sanchez y a todas y cada una de las personas que aquel día lo dieron todo (hasta la vida) para evitar una auténtica hecatombe. Gracias de todo corazón. Les estaremos eternamente agradecidos.

Durante el descubrimiento de la placa, la viuda del Capitán Castelo dijo: «las cosas buenas nunca llegan tarde». Que gran verdad. Y es que nunca es demasiado tarde para los merecidos homenajes…

El Urquiola días después de la tragedia.
(Foto: ER Gundlach)

Para los interesados en saber más sobre aquel desgraciado accidente que
nunca debió ocurrir les recomiendo la lectura de un artículo escrito por
Luis Jar Torre en el que narra de manera excepcional lo ocurrido aquel 12 mayo. Les dejo aquí el enlace del mismo (y si tienen tiempo lean todos sus artículos porque ninguno de ellos tiene desperdicio).