… y que al final no pudo ser. Ahora explico este título tan absurdo pero lo primero es presentar al protagonista de ayer en los muelles y que hoy lo es también en el blog, el buque Azamara Quest que realizó su escala inaugural en la ciudad para convertirse en el octavo debutante en lo que va de 2015 en A Coruña, una cifra muy destacable en uno de los años más prolíficos en este campo.

La llegada del Azamara Quest se produjo poco antes de las ocho de la mañana cuando el barco de la naviera americana Azamara Club Cruises alcanzó la Torre de Hércules procedente de Leixoes. A bordo casi 700 pasajeros en su mayoría norteamericanos y que una vez en el puerto y colocada la escala aprovecharon para bajar a tierra y conocer un poco la urbe que se abría a sus pies o bien tomar los autobuses situados al costado de la nave y que les llevarían a realizar las oportunas excursiones contratadas.

El Azamara Quest debutó este pasado sábado en nuestra ciudad.

Construído en los astilleros franceses Chantiers de l´Atlantique y botado en octubre de 2000, el Azamara Quest es un buque de 30.277 toneladas de registro bruto con unas dimensiones principales de 181 metros de eslora, 25´4 metros de manga y un calado de 5´8 metros. En sus 9 cubiertas de pasaje el navío de bandera maltesa ofrece un total de 358 camarotes que le otorgan una capacidad máxima de 777 pasajeros además de los 306 tripulantes.

Azamara Club Cruises es una marca fundada en el año 2007 por la compañía americana Celebrity Cruises e ideada en un principio para ofrecer cruceros de expedición por los lugares más recónditos del globo. Cambios posteriores reconvirtieron a la nueva naviera en una nueva oferta más dentro del sector premium, el mismo que ocupa Celebrity Cruises, pero ofreciendo rutas algo más exclusivas a bordo de naves de pequeño pasaje a diferencia de los megacruceros de la compañía matriz.

El compañero de naviera del Azamara Quest, su gemelo Azamara Journey, debutó en A Coruña en mayo de 2009 luciendo  los anteriores colores de la compañía. En abril de 2010 la marca cambió su nombre de Azamara Cruises a Azamara Club Cruises y su imagen corporativa mudó a los colores actuales.

Para sus operaciones Azamara Cruises se hizo con dos buques de la llamada R- Class y que por aquel entonces finalizaban su contrato de chárter con la española Pullmantur Cruises, el R-6 y el R-7 y que fueron rebautizados como Azamara Journey y Azamara Quest. La R-Class fue una serie formada por 8 buques idénticos entre sí construídos para la ya difunta naviera Renaissance Cruises con objeto de sustituír a sus 8 pequeños navíos tipo yate que hasta entonces formaban el grueso de su flota. Lo llamativo de esta «operación renove» es que se hizo de golpe y los 8 buques «R», que así se llamaban acompañados del numeral correspondiente según se iban botando, entraron en servicio en el intervalo que transcurrió entre julio de 1998 y febrero de 2001; un plazo récord de 8 naves entregadas en poco más de 32 meses. Inversiones tan arriesgadas como éstas son susceptibles a que cambios tan sutiles como el aleteo de una mariposa
lo tiren todo abajo como un castillo de naipes; imagínense entonces lo
que pueden hacer dos aviones estrellándose contra los rascacielos más
altos de Manhattan.

Una imagen de nuestro Azamara Quest cuando todavía era R-7. Curiosamente la estampa que luce ahora el navío es muy similar a la imagen corporativa de la Renaissance Cruises (salvo por el logo, claro).
(Fuente: shipspotting.com)

El salvaje atentado contra el World Trade Center del 11-S supuso un durísimo golpe para el sector turístico a nivel mundial cuyos efectos devastadores se hicieron notar casi de inmediato en el ¿¿? de los cruceros con una oleada de bancarrotas entre las navieras con una situación económica más precaria. Con ocho modernos buques recién comprados y aún por amortizar no hace falta ser un lince de las finanzas para saber que compañía estuvo en el grupo de las «elegidas», y si en Nueva York las Torres Gemelas aguantaron en pie unos minutos, Renaissance Cruises resistió unos días más hasta que el 25 de septiembre la compañía se derrumbó y se declaró en quiebra.

A la flota Renaissance la caída del imperio «renacentista» le pilló trabajando. El R-7, nuestro Azamara Quest, el cierre le cogió en mitad del Canal de la Mancha realizando una travesía de 8 días de duración con salida desde Dover y desembarco previsto en Lisboa. En realidad el viaje ya había comenzado con mal pie cuando a los pocos días de tener lugar los atentados se produjo una avalancha de cancelaciones (más de 300 para esta ruta) que hicieron que el buque partiera de tierras inglesas medio vacío Al final el crucero ni duró lo estipulado ni llego a tocar tierras lusas finalizando prematuramente cuando el barco se dirigía desde Le Havre a la isla de Guernsey. ¿Saben donde debía hacer escala el R-7 el 28 de septiembre? Exactamente. En A Coruña. La quiebra frustró el debut de este barco en nuestra ciudad.

Si la noticia fue un fastidio en tierras gallegas imagínense como se lo tomaron los pasajeros que iban bordo; Algunos se enteraron de que algo iba mal cuando al poco de salir del puerto de Le Havre el R-7 viró súbitamente a estribor apartándose de su teórico rumbo sur. Tras varias horas de silencio informativo el capitán de la nave emitió un comunicado oficial anunciando la quiebra de la compañía y que el crucero quedaba cancelado teniendo que dirigirse de nuevo a Dover donde el barco quedaría retenido pasando a  manos de sus acreedores. Una vez atracados el pasaje podría bajar a tierra pero no se les garantizaba mucho más allá de eso; incluso cabía la posibilidad de que una vez en tierra se les pudiera prohibir volver a bordo para recoger sus pertenencias. A pesar de la difícil situación la tripulación demostró su profesionalidad y durante el trayecto a Dover continuaron atendiendo a los pasajeros e incluso realizando las actuaciones musicales previstas pese a que eran conscientes de que su empresa no les pagaría.

Ese fue el último día en el que este barco operó para la naviera que lo vio nacer a él y a sus siete hermanos. A partir de ahí y tras pasar un largo período de tiempo amarrado a la espera de una solución judicial a su situación, el R-7 comenzó un peregrinaje por el desierto en el que el buque pasó por varios propietarios que a su vez charteaban el buque a diferentes intereses comerciales. Fue así como el destino le brindó por fín a esta nave una nueva oportunidad para conocer la ciudad herculina: en septiembre de 2004, rebautizado ya como Delphin Renaissance y trabajando para intereses alemanes, el que fuera R-7 pudo por fin recalar en nuestra ciudad haciendo así su escala inaugural… con casi 3 años de retraso.

El buque, ya con el nombre de Delphin Renaissance, debutó en A Coruña en septiembre de 2004. Esta foto sin embargo se corresponde con una entrada realizada casi un año después, en agosto de 2005.

Volviendo a la jornada de ayer y tras pasar buena parte del día amarrado en el muelle de trasatlánticos el Azamara Quest cerró su jornada debut en la rada coruñesa soltando amarras para poner rumbo a su siguiente destino la ciudad francesa de Burdeos. Deseamos ver de nuevo por nuestra ría a esta naviera con alguno de sus dos lujosos buques aunque seguramente tendremos que esperar al año que viene.

Salida rumbo a aguas francesas.
(Foto: José Luís Porta Vales)

Por último quisiera expresar mi agradecimiento a mi amigo José Luís Porta Vales por la foto que ilustra la salida del Azamara Quest.