Septiembre ha empezado con mucha fuerza en lo relativo a escalas de buques de cruceros en el puerto herculino y en tan sólo cinco días ya se han producido tres visitas. La última de ellas este mismo lunes ha estado protagonizada por el pequeño Ocean Majesty, un veteranísimo buque que hizo una breve parada en nuestros muelles.

Procedente de Honfleur (Francia) y tras pasar todo el domingo navegando, el Ocean Majesty hizo su entrada en la bahía herculina sobre las diez de la mañana para desembarcar a gran parte de su pasaje, algo más de 500 lleva a bordo. La operación duró apenas 45 minutos tras los cuales el veterano navío soltó amarras para continuar ruta hacia el puerto de Brens-Cee, adonde se dirige en estos momentos para recoger a los excursionistas. Este tipo de escalas cortas en las que se deja al pasaje en un puerto a primera hora para recogerlo a última hora de la jornada en otro son algo habituales, sobre todo en navieras pequeñas, que de esta manera se ahorran los costes de tener atracado al navío durante gran parte del día.

Tras una hora escasa de estancia el Ocean Majesty zarpó rumbo a Cee. La niebla fue el otro protagonista de la jornada.

La ruta que estos días realiza el Ocean Majesty es un viaje de dos semanas de duración con salida desde el puerto alemán de Bremerhaven y escalas en Londres, Honfleur, A Coruña/Cee, Lisboa (donde pernoctará), Sevilla, Málaga, Alicante, Mahón, Ajaccio y Génova, donde concluirá la travesía el próximo 13 de septiembre. La singladura es muy atractiva y presenta ciertos alicientes vetados para otras naves de crucero como la posibilidad de pasar la noche atracado a los pies del mítico Tower Bridge en Londres.

La travesía actual del Ocean Majesty presenta numerosos atractivos para el pasaje como transitar bajo el mítico Tower Bridge de Londres.
(fuente: trueviralnews.com)

Pese a que una escala de apenas una hora nos sepa a poco, al menos la brevísima presencia del Ocean Majesty en A Coruña este lunes me sirve de excusa para saldar una deuda que tenía con este buque, y es que ahí donde lo ven este pequeño navío se encuentra en plena celebración de su 50 aniversario, una cifra que en un mundo tan competitivo como es la industria crucerística pocas naves alcazan. Es por este motivo por el cual voy a dedicar la presente entrada a repasar lo que han dado de sí las cinco décadas de vida marinera de este peculiar buque tan vinculado a nuestro país como veremos a continuación.

Iniciamos aquí un breve repaso de la biografía del Ocean Majesty.

Para comenzar a relatar la historia del Ocean Majesty hay que remontarse muy atrás, concretamente a mediados de la década de los 60 del pasado siglo, sin embargo no hay que irse muy lejos en lo geográfico para iniciarla.  Y es que el buque protagonista del post de hoy nació en las gradas de los astilleros valencianos Unión Naval de Levante, otrora orgullo nacional y que como tantos otros en España tras un largo período de declive en el que fue perdiendo su esplendor de antaño, echó el cierre a mediados de 2012 lastrado por unas enormes deudas tras casi 90 años de actividad. Con su desaparición se puso el punto y final a una larga estirpe de navíos que forman parte de la más brillante historía naval española. El proyecto en el que acabaría viendo la luz el Ocean Majesty se inició en 1963 y un año más tarde se firmó el contrato para la construcción de 4 unidades por un precio estimado de 360 millones de pesetas cada uno. El Ocean Majesty fue botado al agua en diciembre de 1965 pero no lo hizo ni con dicho nombre ni siquiera con su actual fisionomía; por aquel entonces se llamó Juan March y fue el primero de una serie de cuatro ferrys mixtos gemelos conocidos en conjunto como serie «X», siendo sus tres hermanos los navíos Santa Cruz de Tenerife (1966), Ciudad de Compostela (1967) y Las Palmas de Gran Canaria (1967).

El flamante Juan March días antes de ser botado al agua.
(Fuente: trasmeships.com)

El Juan March, bautizado así en homenaje al fundador de su naviera, la Compañía Trasmediterránea, fue uno de los buques más famosos jamás construídos en la factoría valenciana. Se trataba de un navío de 8.983 toneladas de registro bruto con unas dimensiones de 130´8 metros de eslora, 19´2 metros de manga y 5 metros de calado que podía albergar a un máximo de 750 pasajeros además de contar con una bodega de unos 600 metros cuadrados con capacidad para 100 coches y espacio para carga refrigerada. En el aspecto técnico el buque contaba con unos motores Burmeister & Wain algo anticuados que rendían 16.000 c.v. y que podían impulsar a la nave hasta los 21 nudos de velocidad máxima. Donde sí era vanguardista el Juan March era en su proa donde incorporaba una hélice de maniobra Kamewa de 600 c.v. que lo convertían en el primer barco español en contar con este adelanto. Sin embargo la obsoleta normativa de la Subsecretaría de la Marina Mercante Española de la época en lo relativo a este tipo de buques limitó mucho el potencial de estos barcos; dicha normativa limitaba notablemente la altura del garaje en los ferrys de manera que el Juan March y sus gemelos sólo podían llevar coches y las operaciones de la carga rodada sólo se podían hacer mediante unas rampas laterales (no había rampa a proa o a popa), lo que les impedía operar en ciertas condiciones y puertos.

Si bien la foto no pertenece al Juan March (es uno de sus hermanos) nos vale para ilustrar el principal problema que presentaban estos ferrys: la carga rodada no contaba con rampa a popa, lo que limitaba mucho sus operaciones y a la larga su vida comercial.
(Foto: autor desconocido)



Tras finalizar sus pruebas del mar el 27 de julio de 1966 el Juan March fue entregado a sus propietarios iniciándose una destacada carrera comercial al servicio de la Compañía Trasmediterránea a lo largo de casi 20 años con apenas incidentes entre los que destacan un choque contra el muelle en Valencia en septiembre del 66, una caída de planta en plena navegación hacia Canarias en el 73 o un nuevo choque contra un pantalán, esta vez a su llegada al puerto de Ibiza en noviembre del 74. En este último accidente los daños sufridos en la proa del Juan March, pese a no ser graves, provocaron que todo el pasaje tuviera que ser desembarcado en lanchas y que el buque pusiera rumbo a Barcelona para reparar. En 1975 la llegada de una nueva generación de ferrys dentro de la naviera relegó a un rol más secundario tanto al Juan March como a sus tres hermanos. Fue ese mismo año cuando Trasmediterránea decidió reagrupar a sus buques en series, otorgándoles a cada una de ellas el nombre de un ave marina. A los cuatro «X» los pasaron a denominar serie Albatros, apodo por el que son conocidos en la actualidad.

El Juan March presentaba una bonita y bien proporcionada silueta. Su principal característica estética era la denominada falsa chimenea, la estructura circular que coronaba el centro de la nave y que en realidad albergaba la discoteca. Las chimeneas verdaderas se situaban en paralelo a tres cuartas partes de la eslora coronando todo el conjunto.
(Fuente: trasmeships.com)

Pero sin lugar a dudas el suceso más relevante en la vida marinera del Juan March tuvo lugar el 30 de enero de 1977 cuando en ruta hacia el archipiélago canario nuestro protagonista de hoy acudió a la llamada de auxilio del mercante liberiano Exotic que, pasto de las llamas por una explosión en sus bodegas acababa de hundirse cerca de su ruta. El Juan March pusó sus motores a plena potencia para llegar a la zona del hundimiento lo más rápido posible y consiguió rescatar a 29 supervivientes si bien 8 marineros del buque siniestrado murieron en el accidente. Por la valerosa actuación en este accidente el entonces capitán del buque español, Alejandro Sánchez Blanco, recibió la medalla de plata de la Sociedad de Salvamento de Náufagos.

Preciosa vista aérea de proa del Juan March.
(Fuente: trasmeships.com)

En febrero de 1984 la Compañía Trasmediterránea hizo pública su intención de poner en venta a los 4 buques de la serie Albatros, que por aquel entonces contaban ya con 18 años de vida marinera. El Juan March permaneció inactivo en Palma de Mallorca durante un año hasta que a principios de 1985 se aprobó su venta a la armadora chipriota Sol Mediterranean Services Ltd. que tras rebautizar al buque como Sol Christina lo destinó a cubrir la línea El PireoAlejandría. La nueva aventura comercial del que fuera Juan March sin embargo no tuvo gran éxito y tan sólo un año después el barco fue nuevamente vendido, esta vez a la también chipriota Opal Lines que lo cambió de nomenclatura para denominarlo Kipros Star. El cambio de aires no supuso eso sí un cambio en sus rutas ya que el buque continuó navegando por el Mediterraneo Oriental. Y así llegamos a 1989 sin lugar a dudas el año en el que se produjo el punto de inflexión en la vida de nuestro protagonista…

 Nuestro protagonista de hoy, ya rebautizado como Kipros Star.
(Fuente: shipspotting.com)

 … pero de momento lo dejamos aquí. En la siguiente parte de esta entrada especial comentaré la biografía de este buque ya bajo su denominación actual como Ocean Majesty. 50 años de vida bien merecen dos posts.

El Juan March en plena navegación.
(Fuente: trasmeships.com)