Con más y más barcos de crucero año tras año haciendo escala en A Coruña resulta cada vez más difícil elegir al buque más bonito o al más espectacular de todos ellos, pero lo que está claro es que si un barco se ha ganado el derecho a ser considerado como el más coruñés de todos en estos últimos ejercicios ese es el Empress, no sólo por sus frecuentes escalas sino por su exitosa iniciativa de realizar embarques en nuestra ciudad. Este año repitió la experiencia.
La llegada de este cuasicoruñés se produjo poco antes de las 09:00 horas cuando el Empress apareció por detrás del Castillo de San Antón para dirigirse a su emplazamiento habitual en el muelle de trasatlánticos. El buque llegó a la urbe herculina procedente de Leixoes con poco más de 600 pasajeros a bordo, número que aumentó considerablemente a la salida con los que decidieron escoger A Coruña como punto de inicio de una singladura de 9 días por varios puertos europeos.
Y es que como viene siendo habitual en los últimos ejercicios la naviera española Pullmantur Cruises vuelve a apostar por A Coruña como puerto de embarque por sexto año consecutivo dando la oportunidad a todos aquellos que lo deseen de iniciar la ruta desde nuestra ciudad. En esta ocasión el crucero «Encantos de Europa», que así se llama la travesía que estos días realiza el Empress, constará de 9 jornadas con escalas en algunas ciudades tan «encantadoras» como Bilbao, Le Havre (para visitar París), Dover (para visitar Londres), Zeebrugge (el puerto de la ciudad de Brujas), Ijmuiden (para visitar Amsterdam) y Copenhague, donde finalizará la singladura y les esperará un vuelo directo que traerá de vuelta a nuestra ciudad a todos aquellos que partieran desde aquí. La experiencia, que año tras año se demuestra sumamente exitosa gracias a lo atractivo de su itinerario y a sus precios asequibles ha convencido esta vez a 300 personas que subieron a bordo del buque de bandera maltesa en el muelle de trasatlánticos.
Esos tres centenares de turistas que se incorporaron al crucero no fueron los únicos que subieron al buque este viernes.Y es que en la jornada de ayer el Empress contó con unos pasajeros temporales muy especiales; 80 alumnos de educación primaria del Colegio Eusebio Da Guarda que hicieron un recorrido por las principales estancias de la nave además de participar en varias actividades realizadas por los miembros de la tripulación del buque tales como un cuentacuentos interactivo.
En la actualidad el Empress es el buque más pequeño de la flota de Pullmantur Cruises con sus 48.563 toneladas de registro bruto. Completan la nómina de barcos de la compañía española los gemelos Sovereign y Monarch (en su día los buques de crucero más grandes del mundo), todos ellos antiguas unidades de la Royal Caribbean, matriz de Pullmantur, que va derivando sus buques más viejos a la compañía española tras renovarlos por completo y adecuarlos al gusto de los mercados español y latinoamericano. En 2016 se unirá a la flota de la naviera el Majesty of the Seas, gemelo del Sovereign y el Monarch, y que pasará a llamarse simplemente Majesty.
El próximo 20 de septiembre el Empress volverá a repetir experiencia en los muelles herculinos. En esta ocasión bajo el nombre de «Mares de la Península» el buque permitirá embarcar en A Coruña para realizar un recorrido de 7 días haciendo escalas en los puertos de Leixoes, Lisboa, Casablanca y Gibraltar antes de desembarcar en Valencia. A buen seguro que esta nueva iniciativa tendrá tanto éxito como la de ayer.
Y volviendo precisamente a este viernes tras casi ocho horas de escala finalmente el Empress soltó amarras a las cinco de la tarde rumbo al puerto de Bilbao con un considerable aumento de pasaje con respecto a su llegada. Como suele ser habitual cada vez que zarpa de nuestra ciudad el Empress, el ambiente en los principles miradores de la costa suele ser más bullicioso que de costumbre gracias a los cientos de personas que van a despedir a sus familiares recién embarcados, lo que siempre le da una emotividad inusual a las maniobras de salida de esta nave. Además de despedirlos los allí presentes también pudieron ser testigos de los «machetazos» que el navío maltés comenzó a dar una vez rebasado el dique de abrigo; el habitual mar de fondo coruñés no quiso faltar a su cita con la emperatriz herculina.
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