Continuamos aquí el repaso a lo que dio de sí la histórica jornada del pasado jueves en el muelle herculino con la presencia de tres buques de pasaje atracando en la ciudad el mismo día, uno de ellos el mismísimo Britannia, buque insignia de la P&O, que con su recalada rendía visita inaugural a A Coruña. Tras el repaso en la primera parte de la entrada a uno de los protagonistas, el Mein Schiff 1, hoy nos vamos a centrar precisamente en el navío británico.

Tras su espectacular debut en aguas gallegas en el puerto de Vigo hace unas semanas, los coruñeses aguardábamos con impaciencia la visita del Britannia y el 14 de mayo estaba marcado en el calendario crucerístico local como una de esas grandes fechas señaladas para no perderse. Y es que motivos no le faltan a nuestro protagonista de hoy para hacerse un hueco en los libros de historia de nuestra ciudad; en la actualidad el Britannia ocupa el 11º puesto en el ránking de cruceros más grandes del mundo y si lo circunscribimos a nuestro puerto se trata, como ya dije en la primera parte de este post, del tercer buque de pasaje más grande de todos los tiempos en atracar en A Coruña. Poco le va a durar a este titán sin embargo su medalla de bronce en nuestra ría; en tres semanas el Anthem of the Seas romperá todos los registros convirtiéndose en el navío de cruceros más grande que jamás haya visitado aguas de Marineda.

El Britannia se convirtió el pasado jueves en el tercer buque de pasaje más grande de todos los tiempos en hacer escala en nuestra ciudad sólo por detrás del Independence of the Seas y el Queen Mary 2.

Con un protagonista de tal relevancia estaba claro que el recibimiento tenía que estar a la altura y así fue. La ciudad se volcó como pocas veces antes se había visto para darle al Britannia la calurosa acogida que sin ninguna duda merecía. Ya a pie de muelle y una vez estuvieron asegurados los cabos del navío a los norays del muelle de trasatlánticos el sonido de las gaitas escocesas recibió a los  pasajeros del buque inglés para que éstos se sintieran como en casa. Un recibimiento «sonado». No fue el único toque «british» aportado por los coruñeses ya que a lo largo del día se sucedieron diversos actos tales como una recreación histórica en la explanada de la Marina a cargo de los miembros de la Asociación Royal Green Jackets o la visita teatralizada a la tumba de Sir John Moore en los jardines de San Carlos, uno de los puntos con más interés para los turistas británicos que llegan por mar al tratarse el general inglés de una de sus figuras históricas más populares.

Miembros de la asociación histórica Royal Green Jackets recibieron al Britannia a pie de muelle.

Por un día A Coruña se convirtió en un territorio más anexionado a la Corona Británica. Hordas de súbditos británicos recibidos por gaitas escocesas a pie de muelle y la enorme enseña del Reino Unido dominando el paisaje coruñés;  las huestes de la Pérfida Albion dominando Marineda por un día. Maria Pita, desde el pedestal sobre el que se erige en la plaza que lleva su nombre se tapaba los ojos para no ver al orgulloso pueblo gallego rindiendo pleitesía al «enemigo inglés». La historia dada la vuelta.

Los pasajeros del Britannia tuvieron además el honor de estrenar el renovado aspecto que lucirá las inmediaciones del muelle de trasatlanticos con la apertura de un nuevo tramo de 8.000 metros cuadrados de la urbanización de la Marina, una obra de gran importancia no sólo para el disfrute de los coruñeses sino también por ser la primera imagen que se llevan los pasajeros de los cruceros cuando llegan a nuestra ciudad. A buen seguro que cuando las obras se terminen la zona ganará muchos enteros y supondrá una buena carta de presentación a la hora de captar más escalas de este tipo de tráficos a pesar de que en términos estéticos el resultado final de la reforma es bastante discutible.

La visita que el Britannia realizó el pasado jueves a nuestra ciudad
se enmarca dentro de la primera serie de cruceros comerciales que el
navío realiza desde su base de operaciones en el sur de Inglaterra siendo su escala en A
Coruña
parte de una singladura de 15 días de duración con salida desde
el puerto de Southampton y con paradas en Lisboa, Cádiz, Arrecife, Gran
Canaria
, Sta. Cruz de Tenerife y Funchal, en el archipiélago de Madeira.
La escala en tierras herculinas es la última parada de un viaje que
concluyó ayer en el mismo punto donde se inició.

(Foto: Manuel Candal)

Es hora de cuantificar  lo que ya a simple vista se puede constatar; el brutal tamaño de este navío de ensueño. Construído en los astilleros Fincantieri situados en la localidad italiana de Monfalcone y bautizado por la mismisima Reina Isabel II hace apenas unas semanas, el Britannia es un monstruo de acero de 143.730 toneladas de registro bruto con una eslora de 330 metros, 44 metros de manga y 8´3 metros de calado, unas medidas de vértigo a la que hay que añadir otra más; la altura desde la línea de flotación hasta el «top» de la chimenea es de 70´7 metros. En sus 15 cubiertas de pasaje el Britannia puede albergar a un total de 4.324 pasajeros en capacidad máxima en alguno de sus 1.837 camarotes entre los que destacan sus formidables 64 suites, sus 27 camarotes para «singles» y el hecho de que por primera vez en la historia de la flota P&O todos los camarotes exteriores de una de sus naves tienen balcón privado. La tripulación está compuesta por 1.398 personas.

¿Es un edificio o un barco?…

El nuevo buque insignia de la P&O, oficioso título que ha arrebatado a mi querido Oriana, ofrece en su interior además de mil y una posibilidades para hospedarse, un sinfín de opciones de ocio que incluyen entre otras 13 restaurantes, 13 bares, 4 piscinas, un impresionante spa o un espectacular teatro con 936 butacas. lo cierto es que harían falta miles de líneas para describir todo lo que nos podemos encontrar a bordo del Britannia pero prefiero reservar toda esa información para la entrada especial dedicada en exclusiva a este barco y que publicaré en unos días, cuando el aluvión de escalas en el puerto herculino me dé un respiro. Ahí les contaré todo lo que nos podemos encontrar a bordo de esta obra de arte flotante. Puede resultar una definición exagerada esta última pero lo cierto es que no se aparta mucho de la realidad; el Britannia esconde en sus interiores una colección de arte valorada en 1´4 millones de euros.

La doble chimenea le da un toque «retro» al Britannia.

Está claro que el Britannia es único se mire por donde se mire si bien habría que matizar un poco eso de «único»; el navío pertenece a la Royal Class, una serie de buques basados en el mismo diseño y a la que pertencen también los navios Royal y Regal Princess de la Princess Cruises. A diferencia de ellos el Britannia luce ligeros cambios externos tales como la doble chimenea y tanto por dentro como por fuera presenta una imagen más conservadora y más acorde al gusto del mercado británico. El coste desembolsado por la naviera P&O para hacer realidad este
nuevo orgullo británico fue de unos 725 millones de euros.

Aunque con importantes cambios estéticos que los diferencian (las dos chimeneas en lugar de la chimenea simple) el Britannia forma parte de la misma serie que los buques Regal y Royal Princess, éste último en la foto maniobrando durante su salida del puerto de Vigo en Junio de 2013.

Sin duda lo que más llama la atención en el aspecto exterior del nuevo Britannia, además de su colosal tamaño, es su imagen corporativa que incorpora los nuevos colores de la P&O. Cuando se mostraron los primeros bocetos del nuevo buque insignia de la naviera el Britannia lucía la antigua librea de la compañía con el casco pintado de blanco inmaculado y las chimeneas de color beige pero al poco tiempo de conocerse la imagen de su futuro navío llegó la decisión del radical cambio de imagen corporativa de la compañía que tiene como objetivo el remarcar el caracter británico de la naviera luciendo una gran «Union Jack» en la proa de todos los barcos de la flota además de la sustitución del tradicional beige por el azulón. De esta manera el Britannia se convierte en el primer buque de la compañía en los últimos 80 años en no haber portado nunca los tradicionales colores blanco y beige. Los polémicos nuevos colores no le quedan igual de bien a todos los miembros de la flota pero hay que reconocer que a nuestro protagonista le van como un guante, sobre todo la inmensa enseña británica de proporciones superlativas que con un tamaño de 94 metros ha batido todo los récords convirtiéndose en la más grande de todo el mundo en su género. Eso sí, existen otros detalles algo más «sutiles» que la enorme bandera pintada en la proa para reafirmar su orgullo británico y  el más importante lo encontramos a popa; el Britannia está abanderado en el Reino Unido y tiene como puerto de registro el de Southampton siendo el único buque de toda la flota P&O en estar abanderado en las islas británicas.

Se podría hablar durante horas de este prodigio naval pero aún nos queda por analizar al último de los tres protagonistas de la triple escala del jueves así que de momento lo dejamos aquí. En la tercera y última parte de este post cambiamos el acento inglés por el francés…