Continuando con el tour por los interiores del buque Empress, que hizo escala en la ciudad el pasado día 2 y tras quedarnos en la cubierta 9 nos queda por comentar todo lo que esta nave ofrece en sus dos pisos superiores. En ellos encontramos la mayoría de estancias públicas.

El hall central, una de las zonas más espectaculares a bordo del Empress.

La principal atracción en la cubierta 10 es sin lugar a dudas la zona de piscinas. Situadas en el centro de la nave, el Empress cuenta con dos piscinas de agua salada, una de ellas infantil, con un tamaño que a mi juicio se queda algo pequeño si tenemos en cuenta la capacidad máxima de la nave y que ésta sí es una instalación que tiene gran demanda. Anexos a la piscina hay varios jacuzzis y toda el área circundante está ocupada por tumbonas para poder tomar el sol entre baño y baño. El chapuzón puede ir acompañado además de una refrescante bebida ya que contiguo a la piscina se encuentra el Bar Marina.

La piscina principal de la nave.

Si un refrescante baño en la piscina no nos ha relajado del todo podemos optar por un masaje en el Spa del Mar, situado en la misma cubierta y que ofrece a los pasajeros una gran variedad de tratamientos  (no incluídos en el precio del pasaje) para relajar cuerpo y mente. Los que se decanten por una opción más activa pueden escoger la pared de escalada situada en la popa del Empress, que ofrece la posibilidad de divertirse practicando este deporte y disfrutando a la vez de unas impresionantes vistas. Justo por delante del muro de escalada encontramos la Discoteca Starlight, una estancia que cobra vida cuando se acerca la noche.

La pared de escalada se encuentra en la popa del barco.

Cerrando el recorrido de la cubierta 10 y dirigiéndonos hacia la proa tenemos el Restaurante Panorama, un restaurante de buffet libre con una amplia y variada selección de platos en un espacio de 600 metros cuadrados con capacidad para 392 plazas. La visita incluyó una comida a bordo en este restaurante y lo cierto es que la sensación de variedad es impresionante, con numerosas líneas de comida que ofrecen un gran surtido de platos, desde pizzas a potajes, con un amplio abanico a elegir también en los postres y siempre con unos miembros de la tripulación muy atentos a  que no se quede vacía ninguna bandeja y a que no falte de nada en las mesas. Eso sí, no hay que olvidar que nos hallamos en un «todo incluído»; hay cantidad pero no calidad así que no esperemos tener una gran experiencia culinaria, algo que se nota mucho en la comida pero sobre todo en la bebida (a día de hoy todavía no sé de que sabor era mi refresco).


Arriba: Una imagen de los ascensores panorámicos.
Abajo: Imposible perderse. En cada cubierta un plano general de la nave nos permite ubicarnos con suma facilidad.

Por último en la cubierta 11 encontramos unicamente el gimnasio a popa siendo el resto de la cubierta un gran solarium con moqueta verde simulando el césped y un montón de tumbonas para disfrutar del sol alejados del bullicio de la piscina. En esta cubierta gozaremos también de las mejores panorámicas a bordo de todo lo que nos rodea.


Arriba: Salvo por el gimnasio, la cubierta 11 sólo comprende un enorme espacio para tomar el sol en las tumbonas
Abajo: Las vistas de A Coruña desde la cubierta 11 del Empress eran fantásticas.

En resumen me llevo una grata impresión del Empress, un buque con una buena imagen y una óptima conservación general que no denota su casi cuarto siglo de vida excepto en algunos detalles muy concretos (algunos ascensores interiores estaban bastante abollados) o en la decoración de los camarotes. Eso sí, no debemos olvidar que si elegimos a este buque como opción para realizar un crucero estamos escogiendo una naviera generalista que trata de ofrecer mucho por poco dinero y eso se nota en algunos detalles como por ejemplo la calidad de la comida y las bebidas.

La bandera maltesa luciendo a popa.

Tampoco quisiera dejar de lado la sensación que me persiguió a lo largo de todo el recorrido de que las instalaciones del Empress se me hacen muy pequeñas para la capacidad total del buque, 2000 pasajeros en alojamiento máximo, lo que puede dar lugar en algunos momentos puntuales y en determinadas estancias de la nave (la piscina, por ejemplo) a cierta sensación de agobio cuando el barco va a plena capacidad.


Por lo demás lo recomendaría como una opción muy a tener en cuenta a la hora de realizar un crucero ya que el Empress ofrece mucho por poco dinero. Si a eso le sumamos lo atractivo que resulta poder embarcar desde A Coruña con el ahorro que eso supone en vuelos obtenemos una oferta de ocio más que interesante a la que sólo le pondría un «pero» y es que el itinerario, pese a que como digo resulta muy atractivo, no me parece el más idóneo para los que quieran una primera toma de contacto con este tipo de turismo y menos en un buque de las dimensiones del Empress.

Hall central.

Para acabar estas dos entradas especiales sobre la visita al Empress quisiera darle un millón de gracias a mi amiga Goretti de Barceló Viajes por haber hecho posible esta magnífica experiencia. Te estaré eternamente agradecido