Tras comentar algunos de los números más espectaculares de este gigante en la segunda parte de esta entrada especial, es hora de seguir desgranando todo lo que dio de sí la visita inaugural del Oasis of the Seas a la ciudad de Vigo el pasado 27 de septiembre.

Y es que es evidente que el mastodóntico navío de Royal Caribbean fue la estrella indiscutible de esa jornada en la ciudad olívica pero conviene también recordar que no fue el único protagonista del día; hubo otro buque de visita en la urbe viguesa y no hablo de un barco cualquiera sino de un auténtico «pata negra» de la industria crucerística como el Celebrity Infinity que pasó bastante más desapercibido que su compañero de atraque. Tal es la dimensión (también la mediática) del Oasis of the Seas que los curiosos que durante todo el día se acercaron a las inmediaciones de los muelles se referían al buque de Celebrity Cruises como «el pequeño», algo que nunca creí poder llegar a escuchar teniendo en cuenta de que hablamos de un navío próximo a las 100.000 toneladas.

El «pequeño» Celebrity Infinity a su llegada a Vigo el pasado día 27.
Procedente de Bilbao el buque propiedad de la naviera Celebrity Cruises, la marca de lujo de la Royal Caribbean, llegó sobre las 11 de la mañana cuando la zona portuaria era ya un hervidero de gente; seguro que pocas veces antes este barco había sido recibido con tanta expectación a su llegada a una ciudad. A diferencia de los cientos de curiosos que transitaban por tierra los pasajeros a bordo del Infinity pudieron contemplar el Oasis of the Seas desde un ángulo distinto a medida que se acercaban a la figura del gigante atracado ya desde hacía unas horas en la ciudad. Todo un espectáculo añadido a la ya de por si atractiva escala.

Dos turistas contemplan desde su privilegiada atalaya situada en la proa del Oasis of the Seas la llegada del Celebrity Infinity.
(Fuente: La voz de Galicia)

El Celebrity Infinity es ya todo un habitual por aguas viguesas y en la presente temporada son múltiples las escalas que lleva realizadas en esta dársena. Construído por los astilleros Chantiers de l´Atlantique y botado en el año 2001 el Infinity (como se llamaba originalmente) es el segundo de una serie de 4 buques gemelos englobados bajo el nombre genérico de Millenium Class y cuyos integrantes además del presente en Vigo el pasado día 27 son el Celebrity Millenium (2000), el Summit (2002) y el Constellation (2002). En su día estos barcos fueron de lo más avanzado a nivel tecnológico siendo los primeros buques del mundo en utilizar un tipo de propulsión combinada de gas y vapor. El Infinity, que pasó a llamarse Celebrity Infinity en 2007, es un buque de 90.228 toneladas de registro bruto con una eslora de 294 metros, una manga de 32´2 metros y 8 metros de calado que puede albergar en sus 12 cubiertas de pasaje a un total de 2.170 pasajeros en capacidad máxima a los que hay que sumar una tripulación formada por 999 personas. Como el resto de la flota Celebrity el navío está abanderado en Malta.
El Celebrity Infinity permaneció atracado hasta las 20 horas.

 La presencia del Celebrity Infinity junto al Oasis of the Seas sirvió para que la jornada del pasado sábado se convirtiera en una de las más concurridas en la historia del puerto vigués con casi 8.500 turistas llegados por vía marítima a los que hay que sumar las tripulaciones; en total un desembarco de unas 12.000 personas que dieron a la zona centro un aspecto sensacional junto a los miles de curiosos, muchos de ellos venidos de distintos puntos de la geografía gallega. Sin lugar a dudas algo que agradecieron (y mucho) los comercios de la zona. Para que nada fallase en el día crucerístico más importante del año las instituciones se volcaron ofreciendo una serie de actuaciones y servicios para el disfrute de los turistas: desde gaiteiros, bailes tradicionales y mimos hasta un grupo de azafatas para acompañar por el centro comercial situado a pie de muelle o información turística de la ciudad en inglés.

Jornada histórica en la ciudad de Vigo el pasado día 27.

A media mañana tuvo lugar la protocolaria recepción de bienvenida que se les suele dar a los buques que tocan puerto por primera vez. En esta ocasión y ante lo especial del protagonista a la cita acudió el presidente de la Xunta, Alberto Nuñez Feijoo, que junto a otros representantes como el presidente de
la Autoridad Portuaria, Ignacio López-Chaves, el alcalde de Vigo, Abel
Caballero
, y el presidente y vicepresidente de la Diputación, Rafael
Louzán
y José Manuel Figueroa entre otros fueron recibidos a bordo del gigantesco buque donde participaron en una visita guiada tras la cual tuvo lugar el habitual intercambio de metopas.

Tras una espectacular jornada con un ambiente indescriptible en la ciudad a media tarde comenzaron los preparativos para la marcha del coloso de los mares, prevista para las siete, aunque conscientes de la repercusión del acontecimiento muchos aficionados al mundillo naval comenzaron a situarse en los sitios más privilegiados de la costa dos horas antes. El espectáculo que se avecinaba bien valía la espera. A medida que pasaban los minutos la expectación iba en aumento, algo que no sólo se apreciaba en tierra firme con el incesante goteo de personas que se acercaban hasta las inmediaciones del muelle, sino también en el agua donde una enorme flotilla de embarcaciones particulares danzaban por los alrededores del enorme navío a la espera de que soltase amarras para acompañarlo hasta la bocana de la ría. La situación adquirió tal cariz que 30 minutos antes de la partida del Oasis la Guardia Civil tuvo que salir a poner orden y despejar la zona para garantizar que el enorme buque de crucero pudiese maniobrar con total seguridad.

A las siete en punto el centro de Vigo era un hervidero donde ya no cabía un alfiler. Nadie quería perderse la maniobra de desatraque del gigante y la expectación no era sólo en la ciudad; en la proa y en las cubiertas superiores del Oasis también se agolpaban centenares de turistas para ver desde su impresionante atalaya todo el procedimiento y para despedirse de la ciudad que tan calurosamente los había acogido por unas horas. Cuando el Oasis se separó lentamente del muelle de trasatlánticos por sus propios medios miles de globos cubrieron el cielo dándole un mayor aire festivo a la maniobra y las bombas de palenque atronaron en la ría a modo de despedida, a lo que el navío respondió con tres sonoros bocinazos en señal de agradecimiento. Si anteriormente comentaba que verlo atracado el Oasis te deja bastante frío en el aspecto de no transmitir la sensación de hallarse ante un verdadero barco, contemplarlo revirar en mitad de la ría sin ayuda externa te devuelve a la realidad de que te encuentras frente a un navío espectacular; por fin descubrimos el barco y menudo barco. Finalizado el giro el Oasis of the Seas comenzó su avance lentamente en busca de mar abierto apuntando con su proa hacia las Cíes. El puerto de Rotterdam, su siguiente objetivo.



Arriba: En los alrededores del muelle y en la terraza del cercano centro comercial no cabía un alfiler a la hora de la salida.
Abajo: También había expectación entre los propios pasajeros del Oasis of the Seas, que se agolparon en la proa para despedirse de la ciudad.

(Foto abajo: Jose R. Montero)
La evocadora imagen del gigante de los mares alejándose lentamente con las últimas luces del día y con las paradisiacas islas Cíes como telón de fondo fue el broche perfecto a una jornada memorable y que tendrá un segundo acto el próximo día 18 de octubre cuando el Oasis of the Seas vuelva a causar sensación en la ciudad de Vigo tocando su último puerto europeo antes de reemprender la vuelta hacia el continente americano. Esta vez será sin la presencia de ningún otro buque de pasaje que pueda restarle protagonismo, pero… ¿es que hay alguno que pueda hacerlo?.
Hoy el agradecimiento es para Jose, Eze, y Quique no sólo por la ayuda prestada en forma de ideas y fotos para la elaboración de este minirreportaje sobre la escala del Oasis of the Seas sino por la estupenda jornada de «afotamiento» vivida que no lo habría sido tanto sin su magnífica compañía. A ellos y a todos los amigos vigueses muchísimas gracias.

El Oasis of the Seas alejándose de la ciudad con las Cíes en el horizonte.