¿Existe tal término?. Lo desconozco, pero expresa a la perfección lo vivido el pasado día 5 en el puerto herculino; una escala doble protagonizada por dos buques de crucero inéditos hasta ahora en la ciudad como los buques Emerald Princess, de la naviera Princess Cruises y Seabourn Quest, de la Seabourn Cruise Lines.

Escala doble y además inaugural. ¿Se puede pedir más?
(Foto: Manuel Candal)

La jornada crucerística de ese lunes se inició muy temprano cuando poco después de las 07:00 horas la inmensa mole del Emerald Princess irrumpió en aguas de la bahía procedente de el puerto inglés de Southampton. La impresionante megaciudad flotante viró a la altura del Castillo de San Antón para posteriomente atracar dando atrás en el muelle de trasatlánticos. Una vez finalizada la maniobra, la colocación de la escala permitió a los más de 3.000 pasajeros que el navío llevaba a bordo (la mayoría británicos) bajar a tierra para conocer la ciudad o para coger el bus de la oportuna excursión contratada.

El Seabourn Quest pareció no tener tanta prisa en entrar en el libro de ilustres visitantes del puerto coruñés como su compañero de escala y hasta que el reloj no marcó las 08:00 horas su silueta no se dejo ver a la altura de la Torre de Hércules. Procedente del puerto de Leixoes el pequeño navío de bandera bahameña tenía reservado un amarre algo inusual para este tipo de tráficos como el muelle Calvo Sotelo Sur al no caber los dos protagonistas de la jornada juntos en trasatlánticos. Aún así y pese a la complicada maniobra que supone siempre atracar un buque en este emplazamiento el reducido tamaño del Seabourn Quest unido a su maniobrabilidad y buen hacer del práctico de guardia convirtió la operación en coser y cantar.

El Seabourn Quest se encamina hacia su amarre de Calvo Sotelo sur al hallarse 
el más habitual muelle de trasatlánticos «tomado» por el Emerald Princess.

Pese a que, como digo se trata de dos barcos debutantes en nuestra dársena sus diseños nos resultan ciertamente familiares (sobre todo uno de ellos) algo que aclararé a continuación en la breve descripción que haré de cada uno de los dos protagonistas de la jornada procediendo a hacerlo por estricto orden de llegada.

(Foto: Manuel Candal)

Y el primero fue el Emerald Princess. No descubro nada a la vista de las fotos si les digo que estamos ante un buque grande. Muy grande; tanto como indican sus colosales cifras: 113.561 toneladas de registro bruto, 290 metros de eslora, 36 metros de manga, y 8 metros de calado. En sus 15 cubiertas de pasaje el Emerald Princess puede albergar a un total de 3.782 pasajeros en capacidad máxima en alguno de sus 1.557 camarotes de los que algo más de la mitad disfrutan de balcón exterior. La tripulación está formada por 1.200 personas y el buque está registrado en Hamilton (Bermudas).

¡Menudo bicho!: Un gato callejero parece esconderse del inmenso  
Emerald Princess, como desconfiando del recién llegado.

Vamos a tratar ahora lo de su imagen tan conocida y es que el Emerald Princess pertenece a una de las familias de buques más exitosas y prolíficas de la industria; la Grand Class, una saga formada por 11 unidades que se clasifican en diferentes subclases según sean sus modificaciones sobre el diseño original. Nuestro Emerald se incluye dentro de la Crown Class, subclase formada por el Crown Princess (2006), el Ruby Princess (2008) y nuestro prota de hoy que fue la segunda unidad del trío y construída en el año 2007 en el mismo lugar que sus dos gemelos, los astilleros Fincantieri en Monfalcone (Italia). En esencia estos tres buques son también gemelos de los Ventura y Azura de la naviera P&O pero al ser barcos proyectados para otra compañía (pese a que  P&O y Princess Cruises son un único consorcio empresarial) estos dos últimos buques se consideran una subclase aparte. Como ven el del Emerald Princess es un árbol genealógico con bastantes ramas y muchas de ellas ya se han dejado ver por A Coruña en alguna ocasión; en concreto su gemelo Crown y sus «primos» Azura y Ventura.

La del Seabourn Quest por su parte es una historia donde aparecen menos «familiares» pero antes vayamos con algunos datos generales de la nave: 32.346 toneladas de registro bruto, 198´1 metros de eslora, 25´6 metros de manga y un calado de 6´5 metros. Sus 8 cubiertas de pasaje albergan un total de 225 camarotes (o más bien habría que decir suites), todos ellos exteriores y de los que la gran mayoría cuentan con balcón privado con lo que en capacidad máxima el Quest puede alojar a 462 pasajeros. Este dato combinado con su tamaño le otorga a esta nave el mayor ratio de espacio por pasajero de toda la flota crucerística mundial con una cifra de 69´2. Dicho de otra manera esta cifra viene a indicar cuanto buque le «toca» a cada pasajero y se entiende que cuanto mayor es el guarismo, mayor es el lujo y mejor la calidad de servicio a bordo. Normalmente una cifra por encima de 40 se considera ya entrar en la categoría premium del mercado y sólo está al alcance de las naves más elitistas así que ya se pueden imaginar que el nivel de este buque y su naviera no está al alcance de cualquier bolsillo.

El Seabourn Quest,  paradigma del lujo.
(Foto: Manuel Candal)

Puesto en servicio en junio de 2011 el del Seabourn Quest tampoco es un diseño original si no que se trata de la tercera unidad de la clase Oddyssey, la nueva generación de navíos de esta compañía construída en los astillros italianos Mariotti y que viene a sustituir a los tres exclusivos megayates (el Seabourn Spirit, Pride y Legend)
que hasta ahora componían la flota de esta selecta naviera. De los
tres buques que componen hasta ahora esta nueva clase de buques, el Seabourn Oddyssey , el Sojourn y nuestro prota de hoy, hasta la fecha sólo nos había visitado el Sojourn. Fue en octubre de 2010.

El Seabourn Quest es el tercero de tres unidades gemelas.

El Seabourn Quest presenta los habituales conceptos de la esencia Seabourn
pero recogidos en un envoltorio más moderno y de un tamaño algo mayor, eso sí, sin perder
ese aire de megayate que han tenido siempre todos los buques de su espectacular
flota y que convierten a esta naviera en la expresión más radical del
lujo dentro de la industria del crucero. Nadie osa acercarse (quizás las navieras Seadream o Silversea) al nivel que ofrece esta compañía en cada una de sus rutas.

A primera hora de la tarde el capitán Nash decidió dar por finalizada la estancia de su navío en A Coruña y el Emerald Princess se puso de nuevo en movimiento para poner rumbo a su próximo destino, el puerto de Bilbao. Por suerte la presencia de esta espectacular megaciudad flotante no se quedará en una única visita este año y el próximo día 26 de este mes, si las previsiones se cumplen, tendremos la oportunidad de ver de nuevo al Emerald Princess por nuestra ría.

El Emerald Princess durante su salida de la ciudad el pasado día 5 
transitando entre la Torre de Hércules y el Faro de Mera.

El Seabourn Quest por su parte decidió permanecer en la ciudad un poco más y hasta que el reloj no señaló las seis de la tarde no se puso en movimiento. Tras zarpar de su inusual lugar de atraque y doblar el dique de abrigo la nave puso también rumbo al norte para dirigirse en este caso a la ciudad francesa de St. Malo. Sin más visitas programadas en A Coruña por este año tendremos que esperar a 2015 para volver a ver la silueta de este impresionante navío, símbolo del lujo más exclusivo.

 El Seabourn Quest volverá a visitarnos en 2015.
 No quisiera finalizar la entrada sin agradecerle a mi amigo Manuel Candal las excepcionales fotografías aportadas para la elaboración de este post.