Pese a que el año da sus últimos coletazos las escalas de cruceros no dan tregua en los muelles herculinos y el pasado miércoles tuvo lugar una nueva visita ciertamente llamativa. Pese a que en un principio las previsiones apuntaban a que ese día 18 tendría lugar el último doblete del año finalmente el buque Black Watch anuló escala a última hora debido a las adversas condiciones climatológicas y continuó rumbo para llegar a tiempo a Southampton, punto y final de su travesía dejando como único protagonista de la jornada en A Coruña al Saga Pearl II, toda una curiosidad como pocas veces se han visto este año en la ciudad.

(Foto: Jose R. Montero)



Y es que sin tratarse propiamente de un debut puesto que este mismo navío visitó la ciudad el pasado mes de agosto era la primera vez en 2013 que el Saga Pearl II hacía escala en A Coruña. ¿Como es esto posible?. La explicación es tan sencilla como que el barco de las fotos nos ha visitado dos veces este año con dos nombre distintos. Lo curioso del caso es que el buque no ha cambiado de compañía (lo habitual es que un cambio de nombre venga precedido de un cambio de naviera) si no que desde hace tres años el ahora Saga Pearl II defiende los colores de Saga Cruises. ¿A que se debe entonces el cambio de nombre?

El Saga Pearl II  partiendo rumbo al sur con un mar que no invita a la navegación de placer. Al fondo se pueden ver dos fragatas F-100 rumbo al puerto de Ferrol.

Bien, habría que explicar que durante los últimos años esta naviera inglesa con sede en Folkestone ha operado con dos marcas diferenciadas dirigidas a un cliente-tipo distinto; de un lado los buques tradicionales marca «Saga» orientados hacia un tipo de turista con una media de edad superior a los 50 años, y por otro la marca «Spirit of Adventure», enfocada hacia un público mucho más joven. A mediados de este año Saga Cruises decidió dar por concluída su aventura (nunca mejor dicho) de captar una clientela más «juvenil» y focalizar su esfuerzo en el target de cliente de toda la vida, esto es, los que peinan canas. De esta manera a partir de ahora la naviera sólo operará con la marca «Saga» y por esa razón al Quest for Adventure lo han rebautizado con su nombre actual y ha pasado a englobar la nómina de los «sagas» que para 2014 sólo contará con dos representantes: El Saga Sapphire y el navío que protagoniza esta entrada y que viene a sustituir al legendario Saga Ruby, cuya jubilación está a punto de producirse.

La partida del Saga Pearl II vista desde otra perspectiva.
(Foto: Jose Manuel Ojén)




De todas maneras lo de cambiarse de nombre no es nuevo para este buque ya algo entrado en años. 32 primaveras le contemplan y en todos esos años hasta cinco nombres distintos han aparecidos escritos en su casco, uno de ellos hasta dos veces lo que constituye un hecho bastante inusual. Fue en 1981 cuando de los astilleros Howaldtswerke-Deutsche de Hamburgo salió nuestro protagonista de hoy bajo el nombre de Astor como un encargo para la Hadag Cruise Line, una compañía con sede en la misma ciudad. Se trataba de un navío de tamaño medio (lo que hoy en día es un ejemplar pequeño) de 18.835 toneladas de registro bruto, 164´3 metros de eslora, 22´8 metros de manga con un calado de 6´1 metros y que en su interior podía albergar a un total de 638 pasajeros con una tripulación de 220 personas.

La intención de la Hadag Cruise Line era que el Astor, dedicado en exclusiva al mercado alemán, consiguiera acabar con la hegemonía de la imbatible Hapag-Lloyd en este segmento pero la introducción del buque Europa (curiosamente su actual compañero de naviera, el Saga Sapphire) por parte de su archirrival ese mismo año hizo que la Hadag Cruise Lines no alcanzara el éxito esperado con su nuevo navío y lo vendiera en 1983. El Astor pasó a manos de la South African Marine Corporation de Ciudad El Cabo (Sudáfrica) con objeto de recuperar la ruta tradicional entre Reino Unido y el país africano pero pronto se vió que la compra había sido un completo error; el Astor demostró nos ser el buque adecuado para realizar esa travesía debido a la escasa potencia de sus motores y tras unos pocos meses la naviera decidió vender el barco y encargar otro basado en él pero con mejores cualidades mecánicas al que también llamaron Astor (que originales…).
 

 Tras su fiasco en su experiencia africana el Astor volvió a cambiar de manos pasando en 1985 a la Deutsche West Afrika Linie que lo rebautizó como Arkona, un homenaje al mítico transatlántico alemán Cap Arcona de la década de los 30. En esa época y perteneciendo a un país del bloque comunista como la Alemania del Este el Arkona realizó cruceros por Europa en verano y por Cuba en invierno hasta que con la caída del muro de Berlín en 1989 el barco pasó a manos de la Seetours en régimen de chárter, una línea heredera de las cenizas de la East German Line. Realmente su etapa como Arkona resulta bastante compleja de explicar por los numerosos cambios de propietario los continuos chárters. En 1998 el buque pasó al registro liberiano para la Arkona touristik pero su chárter con Seetours se mantuvo hasta febrero de 2001 cuando el Arkona es comprado por la Astor Shipping Company y es rebautizado como Astoria. Por aquel entonces sus nuevos propietarios ya tenían un buque en nómina; se trataba del Astor, el buque que le sustituyó tras su fracaso africano en la compañía Saframarine y que era muy parecido a él aunque de unas dimensiones algo mayores.

Durante su etapa como Arkona el buque ya visitó A Coruña en varias ocasiones. 
Esta foto corresponde a una escala en junio de 2001.

Ambos buques fueron charteados a la Transocean Tours, una naviera especializada en el mercado alemán y británico y que gozó de cierto éxito en los primeros años del milenio hasta que como a otras muchas pequeñas compañías la crisis le asestó un mazazo que fue fulminante. Las dificultades comenzaron a finales de 2008 cuando nuestro protagonista de hoy, el entonces Astoria, sufrió problemas mecánicos graves y quedó amarrado por espacio de seis meses en Barcelona debido a las difíciles situaciones económicas tanto de sus legítimos propietarios como de Transocean Tours, incapaces de afrontar la costosa reparación.

Como Astoria y con el logo de Transocean Tours.
(Foto: Ian Boyle)



En agosto de 2009 el buque, ya en Gibraltar es puesto en subasta pública y la Saga Cruises se hace con él tras haber intentado comprarlo ya un año antes. El Astoria es entonces llevado a unos astilleros de Swansea (Gales) donde tras una reforma de unos 22 millones de euros la nave renace como Saga Pearl II realizando su primer crucero para sus nuevos dueños el 15 de marzo de 2010.

El buque ya portó su nombre actual en su primera etapa con Saga Cruises. 
La foto corresponde a una escala en A Coruña en octubre de 2010.
(Foto: Jose R. Montero)

Tras dos años de relativo éxito la naviera inglesa decide convertir al Saga Pearl II en la estrella de su nuevo proyecto, la marca Adventure Cruises, orientada hacia un público más joven donde prevalecen los itinerarios menos convencionales tocando puertos no muy habituales y con un mayor protagonismo de las opciones lúdicas más activas. El buque pasa a llamarse Quest for Adventure (literalmente «en busca de la aventura») pero nada más cambia en su interior.

«En busca de la aventura»: Su anterior nombre era toda una declaración de intenciones.

A partir de aquí pocos cambios hasta el pasado mes de noviembre; el más destacado quizás en diciembre de 2012 cuando el Quest for Adventure recibe los nuevos colores de la naviera en la chimenea a imagen y semejanza de los que luce la última adquisición de la compañía, el Saga Sapphire, con la diferencia de que en la del barco aventurero no aparecía el logo de Saga por aquello de diferenciar ambas marcas. Así ha permanecido hasta hace un mes, concretamente el 21 de noviembre, cuando en una operación vista y no vista antes de partir de nuevo desde Southampton (realmente sólo se trataba de un trabajo de pintura) el buque recuperó su antiguo nombre de Saga Pearl II. Por una de esas casualidades Ferrol fue el último puerto que visitó con su anterior ndenominación tan sólo dos días antes.

El Saga Pearl II nos visitó en agosto bajo el nombre de Quest for Adventure
Externamente las únicas diferencias con su aspecto actual eran el nombre y la ausencia 
del logo Saga en la chimenea.

Ya lo ven. Seguirle la pista a esta barco no resulta fácil con tantos propietarios, alquileres, y sobre todo nombres (e incluso re-nombres) y no me extrañaría nada que el pobre Saga Pearl II tuviera una crisis de identidad galopante con tanto cambio. Al menos tiene el consuelo de haber demostrado a los supersticiosos de las tradiciones marineras que se equivocan; cambiarle el nombre a un navío no tiene porque ser un augurio de mala suerte y para muestra este pequeño buque de 20.000 toneladas.

Tras pasar toda la mañana con un día bastante desapacible al Saga Pearl II y a sus moradores no les quedaron otra opción que afrontar lo inevitable y poner proa al sur para dirigirse a Lisboa. El viaje no debió ser nada cómodo, al menos en sus primeras horas tal y como atestiguamos mi buen amigo Jose y yo apostados desde las inmediaciones de la Torre de Hércules para ver y fotografíar (procurando no salir volando, eso si) el espectáculo que brindó el Saga Pearl II pegando «machetazos» mientras se abría camino por la Canal Oeste. A buen seguro los sufridos pasajeros que iban a bordo no lo disfrutaron tanto y aunque sea por una vez no me habría cambiado por uno de ellos.

El Saga Pearl II con las enfilaciones de Mera al fondo.
(Foto: Jose R. Montero)

Agradecimientos a Jose Montero y a Jose Manuel Ojén, que con sus extraordinarias fotos han ayudado a la elaboración de este post.