Hay un refrán que dice que si Mahoma no va a la montaña la montaña irá a Mahoma, así que hace unas semanas decidí que ya era hora de que me quitara una espinita que tenía clavada desde hace unos años aplicando esta famosa frase.Y es que hace ahora unos siete años tuve la inmensa fortuna de poder ver la primera visita que el trasatlántico Queen Mary 2 realizaba A Coruña. Fue el 9 de septiembre de 2004, una fecha de la que guardo un gran recuerdo y que lamentablemente no ha vuelto a repetirse puesto que el mítico barco no ha vuelto a asomarse por nuestra ría desde entonces prefiriendo parar en la ciudad de Vigo cada vez que volvía a recalar en tierras gallegas. Así que este año tenía claro que, si bien habían pasado esos siete años desde mi último encuentro con este gigante, no iba a dejar que pasaran ocho.

El Queen Mary 2 atracado en A Coruña durante su única visita hasta la 
fecha en nuestras ciudad.

De manera que mi buen amigo Jose Montero, habitual colaborador de este blog, y el que escribe decidimos poner «rumbo de encuentro» en busca de este mítico trasatlántico, con el aliciente además que suponía la presencia de otro gigante de los mares como es el Grand Princess, éste si inédito en nuestra ciudad. Cámara en ristre y bien pertrechados con trípodes, baterías y tarjetas de memoria emprendimos viaje hacia las rías baixas para ir a recibir a este séquito real (que incluía, además de una «reina» a toda una «gran princesa»). Como ambas protagonistas dan para hablar, y mucho les dedico un post a cada una de ellas por separado, y como debe ser procederé por estricto orden de jerarquía viéndome obligado a empezar por la reina.

El Queen Mary 2 llegó a la bocana de la ría de Vigo pasadas las 6:00 horas procedente del puerto de Lisboa en una travesía iniciada en la ciudad de Southampton y que le ha llevado a recorrer las islas Canarias y parte de la costa portuguesa. El buque insignia de la naviera Cunard mantiene un particular «romance» con la ciudad olívica desde el inicio de su andadura comercial y suele visitar habitualmente la dársena viguesa al menos una vez al año, si bien la escala realizada el pasado 8 noviembre suponía su regreso tras dos años de ausencia. El idilio entre el Queen Mary 2 y Vigo comenzó incluso antes de realizar su primer crucero oficial puesto que el navío visitó la ciudad el 23 de diciembre de 2003 en una escala técnica donde se probaron todos los sistemas del barco, haciendo hincapié en su maniobrabilidad con la realización de varios atraques y desatraques. De esa manera Vigo se convirtió en el primer puerto fuera del Reino Unido en recibir  al Queen Mary 2. En aquella ocasión la expectación fue enorme y miles de personas colapsaron las inmediaciones del puerto para poder disfrutar del espectáculo de ver al que era en aquel momento el buque de pasaje más grande de todos los tiempos.

Y es que si por algo asombra el Queen Mary 2, además de por su soberbia imagen es por sus cifras, capaces de ensombrecer a casi todo lo que flota (y si no que se lo digan a su compañero de escala): Un registro bruto de 148.528 toneladas, 345,03 metros de eslora, 41,08 metros de manga y un calado de 10,3 metros por citar sólo las más importantes. Con estos números cualquier adjetivo sobra para describir sus dimensiones.

Su estampa no es sólo soberbia por su colosal tamaño; lo es sobre todo por evocar las líneas de los tradicionales «liners», aquellos legendarios trasatlánticos de la década dorada de la navegación allá por la década de los 30 y los 40 del pasado siglo que dominaron los mares hasta que la aviación comercial moderna los setenció a muerte. En el Queen Mary 2 se ha decidido preservar ese legado en su diseño, con una línea exterior que aúna clasicismo y modernidad a partes iguales, pero en el que un aire retro sobrevuela cada línea.de su majestuosa silueta.

El Queen Mary 2 atracado en el muelle Alberto Durán de Vigo utilizando 
las estructuras denominadas «duques de alba» que permiten el amarre 
simultáneo de dos grandes cruceros en el mismo muelle. El saliente que se 
ve en la parte superior izquierda de la foto pertenece al barco desde donde 
saqué la instantánea. (Sorry!!!!)

A su espectacular tamaño y su bellísima línea externa hay que sumarle el ser portador de los colores más míticos de cuantos pueda lucir cualquier objeto flotante; el negro y el rojo tradicionales de una de las compañías con más tradición naval: Cunard Line. Unos colores que se mantienen inalterables desde sus inicios, allá por 1840 y que representan la historia y la esencia eminentemente británica de esta compañía, que pese a ser absorbida por el gigante americano Carnival Corp. en el año 1998 no ha perdido sus valores ancestrales.

Lo que si perderá el Queen Mary 2 en poco menos de un mes es su nacionalidad «british», al menos dejará de pasear el nombre de la ciudad de Southampton (su puerto de registro) bajo el suyo propio y es que Carnival Corp. ha decidido que los barcos de la Cunard pasen a tener el registro en Bermudas, con el pretexto de que el británico impide oficiar bodas a bordo (lo cual es cierto) pero que suena a excusa barata que esconde un más que probable ahorro de impuestos. De esta manera se acaba con la tradición de la Cunard de tener los barcos registrados en el Reino Unido tras 170 años de historia. Es el precio exhorbitado que nos hace pagar la omnipresente globalización.

Construido en la ciudad francesa de Saint Nazaire en 2003, los trabajos se convirtieron desde el primer día en todo un acontecimiento mediático, y es que el Queen Mary 2 no es un barco de pasaje como los demás; se trata de un auténtico trasatlántico y no un buque de crucero como los que nos visitan habitualmente. De hecho es a dia de hoy el único trasatlántico que permanece en servicio activo
tras la retirada en 2008 de su compañero de naviera, el Queen Elizabeth
2
cuya foto es la imagen de cabecera de este modesto blog. Las diferencias ente una nave de cruceros y un trasatlántico son fundamentalmente de diseño y es que el Queen Mary 2 está diseñado para realizar la ruta trasatlántica lo que se traduce en un casco mucho más resistente, un calado mayor para aguantar de manera más estable las acometidas del indómito Atlántico o una mayor potencia necesarias para enfrentarse a la ruta. De ahí que donde los barcos de crucero alcanzan velocidades de hasta 20-21 nudos, esta reina puede llegar a los 30 sin pestañear gracias a sus 4 propulsores azimutales.

Ningún otro barco merece ser el continuador de la mítica saga de los «Queens» tanto como éste. Su nombre es un homenaje al original Queen Mary, el mítico trasatlántico británico, leyenda viva de los mares y que desde su retirada en el año 1967 permanece atracado en la ciudad californiana de Long Beach desempeñando funciones de hotel-museo. El nombre no es el único guiño que el Queen Mary 2 hace a su tocayo si no que algunos de sus detalles son todo un homenaje al legendario navío de 1936. Yo destacaría dos; Por un lado su puente. Bajo él se pueden ver unas bandas horizontales de color negro a cada lado. El propósito de estas bandas es crear un efecto óptico que lo asemeje al puente del original Queen Mary.


Las tres líneas negras pintadas bajo el puente del Queen Mary 2 (arriba) 
buscan crear el efecto óptico de un hueco para asemejarlo al diseño del 
original Queen Mary (abajo).

(Foto abajo: Javier Ortega Figueiral)



Otro homenaje lo contituye la bocina. Su tono es audible hasta una distancia de 10 millas, el equivalente a 18,52 kilómetros y tiene dos; una de ellas es la original que montaba el Queen Mary de 1936 mientras que la otra es una réplica exacta de la primera.

El «typhon» del lado de estribor de la chimenea (en la foto señalado con 
las flechas) es el mismo que portaba el original Queen Mary
El del lado de babor es una réplica realizada a imagen y semejanza del primero.

A la salida ni la lluvia pudo ocultar el brillo de la estrella británica y tras realizar un grácil giro de 180 grados el Queen Mary 2 propinó 3 sonoros bocinazos a los que dio respuesta el Grand Princess a modo de despedida, y tras el intercambio enfiló hacia las islas Cíes en rumbo norte con destino a la ciudad de Southampton. Como es costumbre, y no podía ser de otro modo en esta ocasión tan especial, la maniobra fue grabada por mi compañero de excursión, Jose Montero y el resultado es el espectacular vídeo que os dejo a continuación:

Espero y deseo que no pasen otros siete años para volver a ver a esta gran reina. y si en un futuro decide no aparecer por A Coruña prometo ir en su búsqueda de nuevo. Palabra de shipspotter…

El Queen Mary 2 con las Islas Cíes de fondo.