A falta de recibir a «su majestad» Queen Victoria el próximo 22 de diciembre, A Coruña recibió el pasado 16 de octubre a 2 representantes de la aristocracia: una tiene el rango de condesa y la otra va más allá y ostenta el cargo de reina.
Boudicca y Ocean Countess compartieron amarre por unas horas en el muelle de trasatlánticos en la que es la primera visita del año para ambas naves. Para darle la importancia que se merecen ambas personalidades vayamos por rango y por estricto orden de llegada:
El Boudicca llegó hacia las seis y media de la mañana (las calles todavía no estaban puestas) a la ciudad procedente de Cádiz. Zarpó a las 4 de la tarde con rumbo a Newcastle-upon-Tyne.

La reina Boudicca y sus 6 «guardaespaldas»

Su nombre proviene de una antigua reina del pueblo iceno que luchó contra los romanos. Lecciones de historia aparte es el nombre perfecto para la naviera Fred. Olsen Cruises ya que como es tradición, todos los nombres de sus buques comienzan por la letra «B».
Originariamente se llamaba Royal viking sky y fue construido en 1973 para la Royal Viking Line.
Era el tercero de 3 buques gemelos tras el Royal Viking Star (el actual Black Watch) y el Royal Viking Sea (el actual Albatros), pero tras unos años en la compañía comenzó su peregrinación por varias navieras con los consiguientes cambios de nombres: Sunward, Birka Queen , Golden PrincessSuperstar Capricorn. Con este último nombre fue charteado a una compañía coreana que lo bautizó como Hyundai Keumgang con el propósito de establecer una ruta entre las 2 Coreas. Más tarde pasó a ser ciudadano español al formar parte de la naviera Iberojet, que lo bautizó como Grand Latino, aunque la cosa no salió bien y el buque, tras permanecer amarrado varios meses en Barcelona fue vendido en 2006 a la Fred. Olsen Cruises, su propietaria actual.

 Piscinas y jacuzzis a popa en el Boudicca.

CURIOSIDADES:

En principio Fred. Olsen Cruises lo iba a llamar Boadicea, el nombre exacto de la diosa, pero quedó como Boudicca que se acerca más a su pronunciación exacta.

La condesa oceánica por su parte demostró ser algo más perezosa y cuando asomó la proa por detrás del Castillo de San Antón el reloj ya marcaba la una de la tarde. Su estancia se prolongó hasta las 7 de la tarde, cuando zarpó hacia el norte con rumbo a las islas británicas.

Construido originalmente para la Cunard con el nombre de Cunard Countess en Dinamarca e Italia en 1976, perteneció a la naviera inglesa hasta 1996, cuando fue vendido a la Awani Cruises que lo bautizó como Awani dream. La compañía pasó por grandes dificultades económicas quebrando en 1998 y el buque fue vendido a la Royal Olympic Cruises que lo rebautizó como Olympic Countess. Los atentados del 11-S dejaron la industria crucerística muy tocada y a alguna naviera la hundió completamente; Una de esas navieras fue la Royal Olympic Cruises, que en 2004 se vio obligada a deshacerse de toda su flota y nuestro protagonista volvió a cambiar de  manos pasando a ser propiedad de la Majestic International Cruises, que le devolvió su título perdido de condesa bautizándolo como Ocean Countess, aunque de forma breve, debido a los numerosos charteos a otras navieras que le hacen cambiar de nombre constantemente (los nombres de Ruby o Lily Marleen han lucido en su amura).
En 2010, y de nuevo bajo el nombre de Ocean Countess ha sido «prestado» a la naviera británica Cruise & Maritime Voyages que junto a su otro buque, el Marco Polo, realiza cruceros con salida desde su puerto base en Tilbury.

 ¿Comisión Nacional del Mercado de Valores? 
Noooo. Cruise & Maritime Voyages.

CURIOSIDADES:

En 2007 el Ocean Countess fue alquilado a la Louis Hellenic Cruises y rebautizado como Ruby. Su misión era reemplazar al Sea Diamond, que se hundió en Santorini en abril de 2007 con el resultado de 2 muertos.

El Ocean Countess a la espera de comprador y más «blanquito»,  amarrado 
en El Pireo junto al Sea Diamond (antes de hundirse éste, evidentemente)
Foto: Tien-Lun Yao