Hoy, como si de una oferta de supermercado se tratase, tenemos 2×1 en el blog. Porque si bien estos días no ha habido ningún doblete en el muelle herculino he creído apropiado unir en el mismo relato a dos buques a los que el caprichoso azar ha querido traer a la ciudad con apenas unos jornadas de diferencia. Sus nombres, Europa y Europa 2, ya son indicadores del estrecho vínculo que los une pero hay más, mucho más. No estaría bien continuar el post sin hacer una presentación formal de este dueto de maravillas flotantes así que vamos a ello empezando como siempre por el primero en llegar a nuestra urbe.

El Europa, protagonista hoy en el blog.

Y el primero en visitarnos fue el Europa que recaló en A Coruña el pasado viernes día 5. Su llegada a la rada herculina se produjo sobre las siete de la mañana procedente de Leixoes y con 400 pasajeros a bordo. El navío alemán (aunque con pabellón de Bahamas) quedó atracado minutos más tarde en el muelle de trasatlánticos tras un limpio y elegante giro de 180 grados en aguas interiores del puerto. El pasaje que iba a bordo del insigne Europa tuvo unas 11 horas para descubrir los encantos de nuestra ciudad y alrededores ya que sobre las cinco de la tarde y ya con sus privilegiados huéspedes en su interior, zarpó poniendo rumbo a su siguiente destino, la pequeña localidad francesa de St. Jean de Luz.

Primera visita del año en A Coruña para el lujoso Europa.

El Europa 2 por su parte, tomó el testigo de su compañero de naviera en A Coruña este martes. Procedente de Burdeos llegó a nuestra ciudad sobre las siete y media de la mañana con medio millar de pasajeros a bordo que estos días realizan una singladura de dos semanas de duración con salida desde Hamburgo y llegada a Lisboa tocando varios puertos alemanes, galos y de la península ibérica. Los precios para esta ruta (y para las demás que realiza este navío) son tan prohibitivos que no suelen venir especificados en las páginas web y hay que ponerse en contacto directo con la naviera para conocerlos. Abstenerse curiosos.

Las primeras luces del día contribuyeron a acentuar más la belleza del Europa 2 a su llegada a los muelles herculinos el pasado martes.

A la hora de juntar a dos barcos cualesquiera en una misma entrada se podrían escoger dos más bonitos que éstos (es una simple cuestión de gustos) o dos más grandes, pero lo que es literalmente imposible es elegir dos naves mejores puesto que oficialmente el Europa y el Europa 2 son los mejores buques de pasaje del mundo. Para tratar de explicar esta característica común habría que mencionar que ambos pertenecen a la naviera Hapag-Lloyd y explicar todo lo que eso conlleva, por eso resulta imprescindible dar unas pocas pinceladas de lo que se esconde detrás de estos dos nombres separados por un pequeño guión.

El Europa a su salida de A Coruña cruzándose con el pesquero Pombo tres.

Hapag-Lloyd es uno de esos nombres imprescindibles para tratar de explicar la historia marítima moderna. La compañía surgió como tal el 1 de septiembre de 1970 al fusionarse las que hasta ese momento eran dos históricas rivales alemanas desde finales del sigo XIX; por un lado la HAPAG (acrónimo de Hamburg Amerikanische Paketfahrt Aktien Gesellschaft o lo que es lo mismo Compañía de Pasaje Hamburgo America) y por otro la Norddeutscher Lloyd. Entre ambas suman un buen puñado de los más históricos trasatlánticos jamás construídos; nombres  como Imperator, Kaiser Wilhem II o Bremen por citar algunos de los más destacados lucieron sus colores.

El SS Bremen (atracado) y su gemelo SS Europa pertenecieron a la Norddeutscher Lloyd y se les considera los mejores transatlánticos germanos de todos los tiempos.
(Fuente: wikipedia)

Como digo a principios de los 70 las compañías se dieron cuenta de que en un contexto tan complejo para el sector marítimo como el que se les venía encima lo mejor era dejar rivalidades a un lado y fusionarse. Fue a partir de ese momento cuando la nueva corporación dividió las actividades de la compañía en dos ramas principales; por un lado el transporte marítimo de mercancías, con una flota que actualmente sobrepasa el centenar de buques contenedores, y por otro el emergente sector de los cruceros, con la marca Hapag-Lloyd Cruises. Con el paso de los años esta última división ha ido centrándose en dos nichos de mercado muy concretos: el de los cruceros de gran lujo y el de los cruceros de expedición, y como buenos alemanes su perseverancia y su buen hacer han tenido como resultado contar en la actualidad con la flota de navíos mejor valorada del mundo. Y es que hablar de lujo y exclusividad para definir a Hapag-Lloyd es quedarse muy muy corto.

Además de lujo a borbotones, Hapag-Lloyd ofrece también cruceros de expedición con sus buqes Hanseatic y Bremen (en la foto) que surcan lugares tan increíbles como el que se ve aquí, Paradise Bay.
(Fuente: Hapag-Lloyd Cruises)

Con un nombre ya consolidado en el sector de los cruceros de lujo a finales de los 90 Hapag-Lloyd decidió dar un golpe encima de la mesa creando el barco más exclusivo que jamás hubiera surcado los mares; un navío tan revolucionario que hacía tabla rasa con alguno de los conceptos hasta ese momento establecidos en la industria crucerística. El encargo fue encomendado a unos auténticos especialistas en la construcción de este tipo de naves, los astilleros finlandeses Kvaerner Masa (los actual Meyer Turku)  siendo el nuevo buque bautizado como Europa, el cuarto en portar esa legendaria denominación y que sustituía al por entonces titular, construído en 1981 y que hoy en día sigue navegando; un buque muy conocido por nuestra dársena, el actual Saga Sapphire.

El actual Saga Sapphire fue el anterior poseedor de la denominación Europa.
(Fuente: shipspotting.com)

A la hora de definir su nuevo navío Hapag-Lloyd comenzó a nadar contracorriente desde el principio del proyecto; para empezar y en contra de lo que ya marcaba entonces la tendencia del sector, el nuevo Europa tendría un pequeño tamaño, alcanzando apenas las 28.000 toneladas de registro bruto y los 198 metros de eslora con una capacidad de tan sólo 408 pasajeros. Estas cifras le otorgaban a este increíble navío un ratio espacio-pasajero de 70´1, una cifra estratosférica y nunca antes vista en esta industria. El colmo de lo concienzudamente que se proyectó este buque es que sus constructores diseñaron cada espacio público con la idea de que los pasajeros tuvieran que recorrer la menor distancia posible entre ellos y los camarotes.

El elegante atrio central del Europa.
(Fuente: Hapag-Lloyd)

Otra novedad era que todos los alojamientos del nuevo Europa eran exteriores y de ellos más del 80% presentaban balcón privado. Lo nunca visto hasta la fecha. Pero este dato no era lo único realmente impresionante de los camarotes del nuevo buque; su calidad y decoración alcanzaban unos estándares hasta ese momento impensables en una nave de pasaje: estancias amplias de 27 metros cuadrados (la más pequeña) y con alturas increíbles de 4´5 metros elegantemente ataviadas con colores neutros, equipadas con enormes baños donde aparecían materiales nobles como el granito y el mármol. Ésta, el lujo y la elegancia sin estridencias, son dos notas que aparecen a lo largo y ancho de toda la nave, una ambientación de la que se encargaron los prestigiosos diseñadores noruegos Yran & Storbraeten, los auténticos gurús en ésto de «vestir» cruceros.

Una de las Veranda Suites a bordo del Europa. para entendernos uno de los camarotes «normalitos»
(Fuente: Hapag-Lloyd)

El otro aspecto revolucionario del Europa era sin duda su propulsión: 4 motores diesel  MAN B&W que producen 21.606 KW y, sobre todo dos propulsores azimutales ABB Azipod sustituyendo a las tradicionales hélices y timones. Hoy en día es una característica habitual en muchos buques de crucero el incorporar una propulsión  mediante pods pero el Europa fue uno de los primeros barcos de su clase en incorporarlos, lo que supuso un tremendo salto cualitativo en lo referente a maniobrabilidad y, sobre todo rumorosidad de sus motores.

Revolucionario de proa a popa. Así fue en su día el Europa.

Por todas estas características, y por otras muchas que no tengo tiempo siquiera a nombrar, el Europa estaba llamado a convertirse en un éxito comercial y así fue desde el momento mismo de su singladura inaugural. El mismo año de su entrada en servicio fue catalogado como el mejor navío de cruceros del mundo por la prestigiosa guía Berlitz, el equivalente a las estrellas Michelín de la gastronomía, y que todos los años realiza un análisis de toda la flota puntuando diferentes parámetros relacionados con el servicio a bordo, el equipamiento y mantenimiento general del barco, etc… La superioridad demostrada por el Europa sobre el resto de buques fue tal que hubo que crear una categoría propia para él; la 5 estrellas plus. El buque fue definido como «la experiencia crucerística más cercana a día de hoy a tener un yate propio»

Desde el 2000 la lista Berlitz ha ido modificándose con la inclusión de los buques de reciente construcción pero año tras año una cosa permanecía invariable; el nombre que la encabezaba siempre era el del Europa, 13 años en los que este barco ha ejercido un dominio casi tiránico sobre todos sus rivales que no han osado siquiera acercarse a los númetos ofrecidos por este suntuoso palacio flotante germano. ¿Acaso nadie podría acabar con su reinado?

De momento lo dejamos aquí pero en la segunda parte del post daré respuesta a ésta y a otras preguntas.