El Mein Schiff 4 puso fín el pasado martes al parón veraniego de dos semanas en lo relativo a escalas de buques de cruceros en los muelles herculinos y, en cierta forma su llegada supuso además el pistoletazo de salida a la segunda época fuerte del año, un período que se inicia con una segunda quincena del mes estival por antonomasia en la que tendremos un total de 5 escalas y que precederá al frenético mes de septiembre que de confirmarse las previsiones romperá todos los récords en cuanto a recaladas de este tipo de buques en A Coruña. Pero vayamos paso a paso…

El protagonista de hoy no esconde su identidad.

Minutos antes de que el reloj marcase las siete de la mañana el flamante Mein Schiff 4 maniobraba ya en aguas interiores del puerto herculino para atracar dando atrás en el muelle de trasatlánticos. Procedente de Lisboa el navío propiedad de la compañía TUI Cruises llegó a nuestra ciudad con unos 2.400 pasajeros a bordo que estos días realizan una espectacular singladura de dos semanas de duración iniciada el pasado 7 de agosto en el puerto alemán de Bremerhaven y en la que han visitado hasta su llegada a nuestra ciudad Southampton, Portland (Reino Unido), Leixoes y la mencionada capital lusa. Por delante aún quedan las escalas en Le Havre (para visitar París), Zeebrugge y Amsterdam antes de regresar a Bremerhaven y ponerle el punto y final al crucero el próximo lunes.

El Mein Schiff 4 impresiona visto de proa.

Construído en los astilleros finlandeses Meyer Turku y puesto en servicio en mayo de 2015, el Mein Schiff 4 es un barco que roza las 100.000 toneladas de registro bruto aunque no las alcanza, quedándose en una cifra de 99.526 T.R.B. Sus dimensiones principales son 295 metros de eslora, 36 metros de manga y un calado de 8´2 metros. El buque cuenta con 15 cubiertas dedicadas en exclusiva al pasaje, cuya capacidad en acomodación normal llega a las 2.503 personas mientras que su tripulación está compuesta por 1.030 personas y pese a que su nombre, su naviera e incluso el idioma a bordo es alemán el Mein Schiff 4 luce una conveniente bandera maltesa, con La Valeta como puerto de registro.

¿Y a que se debe la referencia sobre la fotocopia a la que hace mención el título de la entrada? pues aunque no lo parezca tiene bastante que ver con nuestro protagonista de hoy. Normalmente cuando una compañía decide ampliar su flota el acuerdo entre naviera y astillero no suele limitarse a la producción de un solo barco sino que suele acordarse la construcción de varias unidades obteniendo así varios buques gemelos que se agrupan en una clase genérica que suele llevar el nombre de la primera unidad construída. Un ejemplo: la Clase Oasis engloba de momento a los buques Oasis, Allure y Harmony of the Seas. Se hace de esta manera porque así se ahorran costes pues son varios los barcos construídos pero que parten de una misma proyección inicial. Esta es la norma en la industria del crucero moderna si bien hay excepciones aunque son las menos; de hecho los pocos casos de buques «únicos» suelen ser unidades muy especializadas (por ejemplo el Queen Mary 2, que es el único trasatlántico del mundo) o bien barcos que en principio proyectaban tener un gemelo pero que por distintas circunstancias se quedaron en ejemplares únicos (es el caso del Norwegian Epic, por ejemplo). El número de ejemplares por familia puede ser muy variado:  desde una pareja de naves hasta casos como los 8 buques idénticos que componen la R- Class (los Insignia, Regatta, Nautica, Sirena….). La cosa puede complicarse más cuando la progenie se ha diversificado tanto en el tiempo que al presentar ciertas allteraciones leves respecto al diseño original se acaban formando subclases, y el arbol genealógico se divide en multitud de ramas. Aquí el caso más evidente es el de la Grand Class (Grand Princess, Sapphire Princess, Ventura, Azura…)  formada por 11 unidades pero que se agrupan hasta en 5 subclases distintas en función de su tamaño, forma e incluso naviera para la que operan.

El Mein Schiff 4 formó parte durante unas horas del «skyline» coruñés.

Los ejemplares pertenecientes a la misma clase y subclase muchas veces son indistinguibles a simple vista más allá del nombre inscrito en la amura. Por dentro sin embargo suelen presentar una ambientación característica al presentar su paletas de colores diferentes en la decoración y una temática propia en sus cubiertas; un modo de que cada una de los barcos tenga su propio carácter; su sello propio por decirlo de alguna manera. Sin embargo la naviera TUI Cruises ha seguido un camino distinto.

El Mein Schiff 4 es la segunda de 4 unidades similares (la serie comienza con el 3 y termina con el 6 mientras que los Mein Schiff 1 y 2 pertenecen a una serie anterior) y cuando digo iguales quiero decir exactamente eso: 4 auténticas gotas de agua tanto en su aspecto externo como en lo referente a su interior, donde la disposición de las instalaciones, la decoración e incluso el nombre de los locales y de las cubiertas son similares… ¿Si algo funciona, para que lo vas a cambiar?

El Mein Schiff 4 copia hasta el nombre de la cubiertas respecto a su buque predecesor por lo que esta imagen de la botonera de uno de los ascensores del Mein Schiff 3 es perfectamente aplicable para nuestro protagonista de hoy. Obsérvese el supersticioso detalle de que no existe cubierta 13.
(Foto: José R. Montero)

Y funciona muy bien. Por algo a este cuarteto de navíos se les considera los mejores buques de cruceros de gran tamaño, sólo superados por el anteriormente mencionado Queen Mary 2. El Mein Schiff 4 (y el 3, y el 5 y el 6) cuenta a bordo con suficicientes argumentos para justificar esta valoración pero por no alargarme mucho mencionaré dos: por un lado posee en la cubierta 12 una de las piscinas más grandes que se puedan disfrutar a bordo de una nave de este tipo. Con 25 metros de longitud tiene la mitad de la medida de una piscina olímpica. Y si con una piscina no fuese suficiente, adyacente a ella el Mein Schiff 4 presenta otra con techo retráctil para disfrutar de un baño cuando las condiciones meteorológicas no son las mejores. Otro hecho destacado a bordo del «vier» y de sus hermanos es la presencia de un salón auditorio en la cubierta 4 denominado Klanghaus (literalmente significa «casa del sonido») cuya acústica ha sido estudiada al milímetro además de contar con un vanguardista sistema de sonido que permite equiparar a esta sala de conciertos flotante a las mejores que podamos encontrar en tierra firme. Con un espacio de 270 metros cuadrados y un aforo de 300 persona en la Klanghaus se realizan una gran variedad de actividades musicales que abarcan desde una ópera a un cabaret.

En el interior de la Klanghaus. Cuesta creer que la foto corresponda con el interior de un barco.
(Foto: TUI Cruises)

Pero pese a tratarse de fotocopias existen ligerísimos detalles que diferencian a los componentes de este cuarteto. Respecto al Mein Schiff 3 nuestro protagonista de hoy presenta sutiles diferencias; una de ellas está en la cubierta 4 donde en lugar del Meerleben, una zona con diversas maquetas de buques, encontramos un bar en el que aparecen como parte de su decoración dibujos y figuras a escala del barco donde se muestran algunas áreas inaccesibles para el pasajero como la sala de máquinas o la cocina. El Mein Schiff 5 por su parte varía su capacidad de pasajeros respecto al Mein Schiff 4 al incorporar 16 camarotes más que su cuasigemelo, lo que implica también un aumento en su registro bruto. Son pequeñas modificaciones realizadas de una unidad a otra y que se basan en la experiencia obtenida durante los cruceros en los que se va evaluando la aceptación que tiene entre el pasaje las diferentes instalaciones del barco.

Experiencias por deleite: Pese a ser completamente idénticos por fuera hay una manera de diferenciar externamente a los hermanos Mein Schiff y es por los términos que llevan grabados en su casco, todos ellos referentes a la experiencia que se vive a bordo. En el Mein Schiff 4 la primera palabra que se lee por su costado de babor es «Erlebnisse» («experiencias») mientras que en el Mein Schiff 3 es «Genuss» («deleite»). Este término también aparece en nuestro protagonista de hoy pero escrita en ese mismo costado, hacia la popa.

Volviendo al pasado martes y tras una estancia que se prolongó por espacio de unas 10 horas, finalmente el Mein Schiff 4 dio por concluída su escala en A Coruña a media tarde. La jornada festiva entre semana se notó durante la salida del buque, que fue seguida desde las inmediaciones del muelle por más público del que sulele ser habitual en estos casos. Puntual como un reloj a las seis de las tarde el enorme navío germano avisó con tres sonoros bocinazos de su inminente partida y tras soltar amarras inició lentamente su avance por aguas de la ría herculina. Superado el dique el Mein Schiff 4 incrementó su velocidad poniendo proa hacia la Torre de Hércules pese a que el destino era el puerto de Le Havre, bastante más al norte; fue un último guiño del capitán de la nave hacia sus pasajeros que pudieron recrearse con la espectacular panorámica del icónico faro romano visto desde el mar. La guinda perfecta a una escala que a buen seguro les habrá dejado un sensacional sabor de boca.

El capitán del Mein Schiff 4 se tomó la licencia de dirigir su navío hacia las inmediaciones de la Torre de Hércules para que los pasajeros pudieran contemplar por última vez la insigne figura del faro romano.

En unos días tendremos de nuevo por aguas de A Coruña a este impresionante navío ya que está previsto que el Mein Schiff 4 repita visita en la ciudad a principios de septiembre, concretamente el día 4. Qué mejor día para recibir a este buque….

El «4» volverá el 4… de septiembre.
Salvo las que así lo indiquen las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.