Para los americanos es el 4 de julio, pero para nosotros los coruñeses será el 27 de noviembre.
El día en el que recibimos la visita del Independence of the Seas, una megaciudad flotante que se convierte desde esta misma fecha en la más grande y populosa de cuantas naves hemos recibido, y créanme que hasta el momento han sido muchas; pero es que ninguna se acerca a las terroríficas cifras de semejante prodigio de la ingenieria naval: Por poner ejemplos prácticos sin caer en la manida comparación del Titanic: el mítico Queen Elizabeth 2 que tantas veces nos visitó tiene 293 metros y medio de largo, y eso, su longitud, era lo que más impresionaba de él. El Independence of the Seas tiene de cabo a rabo nada más y nada menos que 339 metros. De las toneladas ni hablamos porque ahí el abismo es más grande si cabe.
Por ponerle un «pero» a lo de «más grande» hay que decir que el Queen Mary 2, que nos visitó en septiembre de 2004 y que por entonces era el buque de pasaje más grande del mundo es un pelín «más estirado» y tiene casi 5 metros más que el Independence.

 Comparativa donde se aprecia el tamaño de la «criatura». El gráfico 
sirve a su vez como lección de como atracar el Independence of the Seas 
en puertos con poco espacio para el amarre (fuente: autor desconocido)

Procedente del archipiélago de Madeira, el Independence of the Seas pertenece a la naviera Royal Caribbean International y arribó a la ciudad herculina cerca de las 11 de la mañana cuando su descomunal casco se fue acercando lentamente al muelle de trasatlánticos. Si alguna vez he tenido la sensación de que un barco no iba a coger en su lugar de amarre créanme que ha sido en esta ocasión.

Coger cogió pero su tamaño obligó a que el otro visitante del día, el Balmoral, fuese «castigado» y enviado «al fondo de la clase» quedando amarrado en Calvo-Sotelo Sur. Como estaría feo hacer distinciones, me ocuparé del Balmoral en otra entrada para darle la importancia que se merece.

 El Independence atracado en el muelle de transatlánticos. Al fondo se pueden 
ver las cubiertas superiores y la chimenea del Balmoral en Calvo-Sotelo Sur

Que el Independence OTS es grandísimo, a la vista está; de hecho es el tercer crucero más grande del mundo detrás de sus «compis» de naviera, los gemelos Oasis y Allure of the Seas. El primero de ellos le arrebató a finales de 2009 el título de buque más grande de pasajeros que ostentaba desde su botadura y que lució con orgullo durante año y medio. El Independence of the Seas forma parte de la espectacular flota de la Royal Caribbean compuesta por 22 flamantes naves divididas en 6 clases distintas. La de nuestro protagonista es la clase Freedom y está formada por 3 barcos gemelos: además del Independence, el Freedom (el primero en ser construido le da nombre a la clase) y el Liberty of the Seas.
Construido en los astilleros Aker, en la ciudad finlandesa de Turku en 2008, este crucero desplaza unas 158.000 toneladas, tiene una eslora de 339 metros y una manga de 38,6 metros. Puede alojar hasta un máximo de 4.375 pasajeros, con lo que si sumamos a su dotación (1.400 miembros y miembras) estamos hablando de que el «angelito» puede transportar comodamente a casi ¡5.800 personas!.

Hacia las 6 de la tarde y con las últimas luces del día el Independence of the Seas soltó amarras, dio atrás hasta la altura del Castillo de San Antón, giró sobre si mismo y puso proa hacia Southampton como punto y final a un crucero iniciado en la misma ciudad inglesa 2 semanas antes y que han tenido la fortuna de disfrutar 3.800 pasajeros (¡afortunados!).

Si les ha sabido a poco, como a mí, repetimos el próximo 8 de diciembre: misma hora y mismo protagonista (esta vez sin el Balmoral como «coequipier»). A mí ya me está tardando.

CURIOSIDADES:

Tal es el tamaño del Independence, que a la hora de tirar las guías de los cabos para que los amarradores fijen los mismos a los norays del muelle, la tripulación del crucero utiliza pistolas de aire comprimido para salvar la distancia entre el buque y el muelle, y al menos yo, es la primera vez que veo usar  este aparato durante la maniobra de atraque de un crucero. Lo siento pero no hay foto.

 No hay escala que llegue. Para salvar la enorme altura desde el muelle 
hasta la cubierta de embarque hubo que «tirar» de andamio.