(Fuente: Lavanguardia.com)

Pasada ya una semana de la catástrofe reconozco la dificultad que me está provocando tratar el accidente del Costa Concordia. Habituado como estoy a escribir unas líneas sobre este tipo de buques siempre desde una visión positiva referida a las escalas que estos navíos realizan asiduamente a mi ciudad de origen, A Coruña, resulta para mi complejo enfrentarse a un tema tan trágico como éste donde hay que hablar de cifras tan duras como el número de víctimas y desaparecidos.

 (Fuente: efe)

Pero no es éste el principal escollo que me complica la elaboración de alguna entrada del asunto. La gran dificultad es la falta de información, o mejor dicho la desinformación en lo relativo al suceso, puesto que se han escrito páginas y páginas sobre la noticia pero de la gran mayoria poco o nada de utilidad se puede sacar en claro. La que tan a menudo se denomina como prensa seria (objetiva veraz e independiente son otros de los adjetivos que gustan de atribuirse y que sólo ellos usan para referirse a si mismos) prefiere obviar datos técnicos aportados por profesionales y centrarse en temas que consideran más importantes o que aportan más luz al caso. Uno recurrente es la manida comparación entre el Costa Concordia y el Titanic (personalmente creo que en lo único que coinciden era en que durante toda su carrera comercial, mas o menos breve, ambos ingenios sirvieron para llevar personas a bordo y que los dos tenían la destacable característica de flotar). Los medios de comunicación también se centran en una de las causas más plausibles que pudieron provocar el accidente y así estos dias hemos podido saber que durante la ceremonia de botadura del Costa Concordia la tradicional botella de champán no se rompió contra el casco de la infortunada nave, todo un síntoma de mal augurio (conociendo tan revelador dato ¿como permitían navegar a este barco y realizar cruceros? negligencia!!!!!!).

El Costa Concordia, siniestrado,  visto desde el espacio mediante una fotografía 
realizada por el satélite italiano Cosmo-skyMed.
 (Fuente: digitalglobe)

Puestos a poner tonterías hace un par de jornadas ya rizamos el rizo cuando la prensa «seria» se hacía eco de
la presencia de una mujer moldava de 25 años que acompañaba al capitán en el momento del accidente (unos dicen en el puente de mando y otros que cenando en el restaurante principal del Concordia asi que yo desde aquí no descarto la hipótesis de que sean dos las moldavas y dos los capitanes Schettinos los que iban a bordo). Es a la luz de este dato cuando un servidor ha tomado la decisión de «plantarse» y dejar de hacer mención a lo que se va publicando no vaya a ser que las cosas se nos vayan de las manos (si es que no se nos han ido ya) y se nos acabe olvidando que, botellas de champán y mujeres moldavas aparte, muchas personas han sufrido con este desastre y algunas familias no volverán a ver a sus seres queridos.

(Foto: autor desconocido)

Y si vuelvo a escribir una nueva entrada del accidente es porque navegando por internet he topado por pura casualidad con un artículo realizado por Santiago Ferrer Mur, en el que aporta gracias a unos conocimientos que él si posee, a diferencia de los muchos sobre los que escriben (escribimos) del tema, datos muy interesantes para valorar lo acontecido hace una semana en la isla de Giglio además de criticar el trato que la prensa está realizando sobre la noticia. Como no podría estar más de acuerdo con lo que el señor Ferrer Mur expone en el artículo no añadiré ni quitaré una sola coma y a continuación lo transcribo tal cual aparece en la página web www.atmosferis.com. Este es el artículo:

(Fuente: cryptome.org)
Después
de unos días de muy escasa información intrínsecamente interesante
referente al accidente, el siguiente artículo pretende hacer un análisis
crítico.
En
primer lugar, condenar infinitamente la prensa amarilla, esa que, ya
por el grado de implantación que ocupa hoy, bien podría decirse que es
la única prensa, LA PRENSA. Repugnante actuación de los medios de
desinformación, prensa del shock, del espectáculo, del circo. Lamentable
estado de emergencia desinformativa por la que, todavía hoy, el mundo
desconoce que hay detrás de la miserable, espectacular y rentable
tragedia humana.
Es
por ello que hoy me veo obligado a hacer el trabajo de otros,
periodistas de pandereta, porque me afecta. Claro queda que los técnicos
o especialistas, los únicos capacitados para decir una sola palabra al
respecto, no son bienvenidos en este conjunto de carroña mediática.
A
pesar de que existen muchas hipótesis al respecto en la nube, no es
todavía momento para pronunciarse sobre ninguna de ellas ya que, por el
momento, no lo han hecho las principales instituciones implicadas.
Lo
único que se puede asegurar hasta hoy es que el buque navegaba por una
ruta peligrosa que no le correspondía y que la tripulación no estuvo a
la altura de la situación durante la evacuación del mismo.
Sobre lo que sigue, presumo, será de lo que hable LA PRENSA ahora y cuando se conozcan ya los detalles del naufragio.
  • ·          El capitán: perfecto chivo expiatorio
  • ·          La tripulación: perfectos siguientes culpables del desastre
  • ·          La seguridad de los buques: ¿podríamos morir todos?




(Fuente: cryptome.org)



Siendo críticos:

Sobre el capitán:
es posible que incurriera en negligencia, a la vez que es posible que
cumpliera órdenes de algún tipo, nunca se debe descartar. De cualquier
manera, lo que es seguro es que, a día de hoy la capacidad de decisión o
actuación del equipo de mando ha quedado relegada a un segundo plano.
Por otra parte se realizan turnos que podrían adquirir la calificación
de infinitos.
Sobre la tripulación:
a pesar de lo que indican las normativas implicadas, las tripulaciones
están, generalmente, poco o nada entrenadas para hacer frente a
situaciones de crisis de cualquier tipo. La base de la contratación en
la mar, más aún en éste tipo de buques, se basa en mano de obra masiva,
con una preparación técnica mínima y con unas condiciones de explotación
elevadísimas, más cuando se trata de empleados de países en desarrollo.
Por
otra parte, en cuanto a la dificultad para arriar los botes salvavidas,
solo cabe echar un vistazo a la inclinación “escora” del buque. En esas
condiciones se hace prácticamente imposible arriar un bote al agua por
ninguno de los costados. Es conveniente pensar que los buques no se
diseñan para ser evacuados sobre una roca.

Sobre la seguridad de los buques:
podría comenzar dando un dato, para los catastrofistas sedientos del
dato basura, y es que, por estadística, se corre un peligro mucho mayor
saliendo a pasear al perro que a bordo de un buque. Dicho esto, los
buques cumplen un sinfín de normativas y supervisiones que los deja muy
poco sujetos a la inventiva. Los criterios de seguridad a bordo,
estabilidad, flotabilidad e integridad estructural están logrados con
creces en los buques actuales, éste botado en 2006. 
La
obra sumergida de los buques está dividida en secciones estancas entre
sí, dotados éstos de sistemas de achique de gran capacidad y fiabilidad.
Ello consigue que, en caso de inundarse una o más de una sección por
una grieta en el casco, el buque pueda mantenerse a flote en lo que se
denomina reserva de flotabilidad.
Cuando
la grieta tiene una magnitud como la de este caso, se pierde esta
reserva y el buque, sencillamente, naufraga. Para simplificar aún más,
al igual que un avión no podrá nunca volar a falta de un ala, un buque
no está concebido para navegar en estas condiciones.
 

Detalle del estabilizador de babor del Costa Concordia.
 (Fuente: cryptome.org)
Por
lo que me es posible hasta el momento, sobre la actitud crítica
responsable que debiera adoptarse frente a la desinformación perpetrada
por LA PRENSA, daré una serie de principios:
  • El
    posible error humano o negligencia del capitán o quien fuere al mando.
    ¿Fueron decisiones propias? ¿De qué nivel de responsabilidad pueden
    realmente participar? ¿Existe negligencia o responsabilidad alguna por
    parte de la naviera?
  • La
    tripulación y su poca profesionalidad. ¿Qué causa que esto suceda así?
    ¿Qué se exige a la tripulación y que a las navieras? ¿Cuántas horas
    dedicó la empresa, de media, a adiestrar a su tripulación para estos
    casos?
  • La
    seguridad intrínseca del buque. ¿Se está cuestionando en un nivel
    razonable? ¿Cuáles eran las condiciones de explotación del buque? ¿La
    causa del naufragio, se daría en unas condiciones normales y seguras de navegación?  
(Fuente: cryptome.org)
Nada que añadir…