El caso es que han bastado unos pocos días para que pasara lo que tenía que pasar, es decir, lo que ya ha pasado en multitud de ocasiones con este barco. Esta vez ha sido a 1.400 personas distintas y en un puerto diferente pero el resultado casi siempre es el mismo: miles de sueños rotos, miles de personas cabreadas y miles de euros (aquí serán millones) gastados en reparaciones e indemnizaciones.
El lugar ha sido Arrecife, Lanzarote donde este pasado miercoles 8 de septiembre y tras unos días de penosa navegación el Atlantic Star ha dicho «hasta aquí hemos llegado» y se ha negado a seguir arrastrándose por el Atlántico, dejando compuestos y sin vacaciones a 1.504 personas.
Los responsables de la compañía manifestaron que se trataba de un fallo eléctrico puntual pero muchos de los cabreados pasajeros relataron a diversos medios de comunicación que el estado del buque era lamentable, con goteras en algunas partes y con cisternas que desbordaban en algunos camarotes, y que desde el día anterior el problema eléctrico supuso la inutilización de las planchas de la cocina y del aire acondicionado.
Como en casi todos estos casos Pullmantur devolverá el dinero a los afectados además de poner a su disposición varios aviones para llevarlos de vuelta a sus ciudades de origen, pero el daño ya está hecho y a esa gente no se le devolverán las vacaciones de sus sueños ni Pullmantur recuperará el crédito que ha perdido en este nuevo desastre, el enésimo protagonizado por esta nave.
El Atlantic Star en Arrecife el pasado jueves antes de poner rumbo a Marsella donde será reparado (Foto: Lancelot digital.com) |
Marzo 2006 – Cientos de pasajeros que disfrutaban de un crucero de siete noches se quedaron tirados durante unas 30 horas después de que el buque se rompiera en el Estrecho de Malaca. Unas cinco horas después de salir de Singapur, la nave experimentó problemas con su motores y se detuvo con más de 1300 pasajeros a bordo. La tripulación trató de arreglar el problema, pero no tuvieron éxito.
…Y estas son las más «gordas» porque en numerosas ocasiones el buque ha sufrido perdidas de su planta eléctrica que le han obligado a navegar a media potencia renunciando a alguna escala o a prescindir de los servicios más básicos a bordo.
Espero que Pullmantur saque conclusiones de esta chapuza para que en el futuro no se vuelva a repetir. Eso, si todo este follón no la hunde (tocada va a quedar, desde luego). No sería la primera vez que una naviera se va al traste por cosas de éstas así que esperaremos acontecimientos…