El puerto de A Coruña recibió este martes al buque Ambience, todo un veterano del sector que se estrena en los muelles herculinos.

Procedente de Tilbury, puerto base de la nave, el buque de la naviera Ambassador Cruise Line llegó a primera hora de la mañana con 1.412 pasajeros a bordo. Sus huéspedes, británicos en su mayoría, acaban de iniciar una singladura de dos semanas de duración en la que visitarán A Coruña, Portimao, Cádiz, Lisboa, Leixoes y los puertos galos de Le Verdon y Cherburgo antes de regresar al punto de partida el próximo 4 de octubre.

Ceremonia de intercambio de metopas a bordo

Como es tradicional en los navíos que se estrenan en la ciudad, a media mañana se celebró a bordo del buque la protocolaria ceremonia de intercambio de metopas entre miembros de la tripulación del Ambience, encabezados por el capitán y una representación de varias entidades locales: Autoridad Portuaria, consignataria del buque y fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. 

(Foto: José R. Montero)

La naviera Ambassador Cruise Line es una recién llegada al mercado crucerístico pero ni mucho menos desconoce el sector. Los cimientos de esta naviera dedicada al mercado británico se levantan sobre las cenizas de la difunta Cruise & Maritime Voyages, una de las muchas navieras que sucumbieron al parón del sector provocado por la pandemia. En su «regreso», ya rebautizada como Ambassador, la naviera ha mantenido su apuesta por buques ya entrados en años pero muy bien mantenidos, como bien pudimos comprobar durante el tour que nos ofrecieron por los interiores del barco. La flota de Ambassador la forman actualmente el Ambience (1991) y el Ambition (1999) pero ya hay planes para una futura ampliación en 2027.

Pese a su reciente creación, las bases de Ambassador Cruise Line surgen de todo un clásico del sector crucerístico, el desaparecido operador británico CMV. (Foto: José R. Montero)

El delfín de Ambassador

Con 34 años a sus espaldas la biografía del Ambience da para un libro pero trataré de resumirla. Su génesis se sitúa a mediados de la década de los 80 del pasado siglo cuando la ya desaparecida Sitmar Cruises planea la expansión de su flota para el mercado norteamericano con la construcción de dos nuevos buques. La intervención del gobierno italiano hizo que el proyecto se adjudicase finalmente a los astilleros Fincantieri que iniciaron la construcción de ambos buques con entregas previstas para 1990 y 1991. Con el proyecto ya en marcha la P&O adquirió Sitmar Cruises y eliminó la marca, traspasando todos sus activos a su filial norteamericana, Princess Cruises. De esta manera los buques que estaban siendo construidos para Sitmar pasaron a ser el Crown y el Regal Princess.

Tanto nuestro protagonista de hoy, el Regal Princess, como su gemelo son en el momento de su botadura dos de los buques de cruceros más grandes jamás construidos y a su enorme tamaño sumaban además un espectacular diseño que incluso a día de hoy no pasa inadvertido. Sus líneas surgen del lápiz del afamado arquitecto italiano Renzo Piano, que se inspiró en la naturaleza para diseñar los buques. Así su principal seña de identidad es su salón de proa situado sobre el puente de mando con su característica forma de cúpula, que emula la forma de un delfín. Esta peculiar seña de identidad, unida a su gran tamaño convirtieron al Regal y al Crown Princess, en los buques de cruceros más fotografiados de la década de los 90.

Uno de los buques más grandes de su tiempo

En cifras el Ambience, es un buque de 70.285 Toneladas de Registro Bruto cuyas dimensiones principales son 245 metros de eslora por 32 de manga y 8´2 metros de calado. En sus 11 cubiertas de pasaje el buque, que luce bandera de Bahamas, puede albergar a 1.596 pasajeros en régimen de doble ocupación. La tripulación la componen 660 personas.

A nivel mecánico el Ambience equipa una propulsión diesel-eléctrica convencional compuesta por 4 motores MAN de 8 cilindros que producen conjuntamente 52.000 CV. Los dos motores eléctricos son los encargados de alimentar la demanda de energía de la parte hotelera del barco y de mover las dos hélices de paso fijo, que son las capaces de propulsar al buque a unos 22 nudos de velocidad máxima. En su próxima varada, programada para el próximo enero, el Ambience será equipado con sistemas para el «cold ironing», lo que le permitirá al barco conectarse a la red eléctrica mientras esté atracado en puerto, pudiendo así apagar sus motores y reducir su huella contaminante.

Centre Court, el atrio de la nave, es el corazón del barco y principal punto de encuentro. Tiene 3 cubiertas de alto. (Foto: Diego Veiga)

El «cripto-barco»

Tras dos ventas fallidas, a finales de 2007 el Regal Princess fue reubicado en la flota de P&O Australia, donde tras un lavado de cara para adecuarlo a los gustos del mercado australiano, comenzó a operar bajo el nombre de Pacific Dawn. El buque permaneció operando en aguas «aussies» hasta finales de 2019.

Ese año, P&O anunció la venta del Pacific Dawn al operador británico Cruise & Maritime Voyages, cuyos planes eran reformar el buque y convertirlo en su buque insignia bajo el nombre de Amy Johnson a partir de julio de 2021. La llegada de la pandemia en 2020 frustró estos planes además de provocar un cataclismo en el sector de los cruceros.

La inactividad del sector debido a la restricciones sanitarias provocó la quiebra de numerosas navieras, entre ellas Cruise & Maritime Voyages. P&O se vio entonces con la problemática de qué hacer con el buque, lo que hizo cernirse sobre él la negra sombra del desguace. A finales de 2020 se oficializó la venta del buque a una desconocida empresa, Ocean Builders Central Inc., que lo adquirió a un precio de derribo de tan sólo 9´5 millones de dólares.

Los planes de sus nuevos compradores rozaban lo insólito: el objetivo era fondear el barco en el golfo de Panamá, a unas 14 millas de la costa, y que funcionara como una comunidad flotante en la que los futuros compradores podrían adquirir un camarote a modo de vivienda pagando una tasa mensual de mantenimiento. También estaba previsto la creación de locales comerciales en el buque con el objetivo de convertir al barco en una especie de centro tecnológico flotante para emprendedores y empresas de criptomonedas; de hecho éstas serían las únicas monedas usadas a bordo.

El proyecto llegó a ponerse en marcha; incluso el buque fue rebautizado como Satoshi, en honor al supuesto creador del bitcoin, pero numerosas trabas burocráticas llevaron a Ocean Builders a anular finalmente el proyecto apenas semanas después de haberlo presentado.

El delirante proyecto Satoshi incluía también unas «casas cápsula» rodeando al buque y que podrían ser utilizadas por sus residentes e invitados. (Fuente: cruisemapper.com)

Salvado del desguace de milagro

Que el Ambience no haya desaparecido víctima de la pandemia sólo se puede calificar de auténtico milagro. Casi todos los buques de su generación han sido pasados por el soplete como consecuencia de la brutal reducción de flotas a la que se vieron abocadas las navieras como consecuencia del parón provocado por la emergencia sanitaria de 2020. El Ambience sin embargo esquivó ese fatal destino pese a haber estado hasta en dos ocasiones oficialmente vendido para desguace.

Tras la caída del proyecto de cripto-barco, se iniciaron los trámites para la venta del buque, entonces denominado Satoshi, con vistas a su desguace, previsiblemente en Alang (India), llegando incluso a fijarse su llegada al desguazadero indio para finales de diciembre de 2020. El barco sin embargo permaneció en aguas panameñas hasta febrero de 2021, cuando se concretó su venta por 12 millones de dólares para desguace. El Satoshi llegó a la localidad de Bar (Montenegro) a la espera de su desguace pero en el último momento el barco se libró de su funesto final.

El Satoshi amarrado en aguas montenegrinas, a la espera de ser enviado a desguace. (Fuente: wikipedia)

En mayo de 2021 se anunció por sorpresa que la recién creada naviera Ambassador Cruise Line había adquirido el buque con el objetivo de reformarlo, rebautizarlo como Ambience y comenzar a operarlo a partir de mediados de 2022. El buque fue remolcado hasta los astilleros Viktor Lenac de Rijeka (Croacia), donde durante varios meses se dedicaron a reparar, actualizar y, sobre todo, devolverle su esplendor a este magnífico buque, lo cual tengo que afirmar han conseguido de manera sobresaliente.

Sus elegantes salones e interiores combinan a la perfección la herencia de la naviera Princess Cruises con una decoración muy acorde a los gustos del mercado británico al cual se dirige. Además los trabajos de decoración han tenido en cuenta de manera muy acertada la edad de la nave, dotándolo de un ambiente clásico sin caer en lo desfasado, en lugar de cometer el error de darle una pátina demasiado moderna que no habría casado con la identidad del barco y que habría creado un pastiche difícil de digerir.

Es cierto que algunas instalaciones, como el gimnasio o la zona de piscinas, evidencian el hecho de encontrarnos ante un buque con más de tres décadas de vida marinera, pero por lo general pasear por sus cuidados salones y pasillos es toda una delicia.

Tras una escala que se prolongó por espacio de casi 12 horas, a las seis de la tarde el Ambience dio por concluida su primera estancia en el puerto herculino poniendo rumbo hacia el dársena lusa de Portimao. El buque ya cuenta con escalas programadas en A Coruña para el 2026.

(Foto: Diego Veiga)

Foto portada: Diego Veiga