El AidaStella fue el encargado de cerrar el mes de agosto coruñés en lo rque se refiere a la presencia de buques de pasaje, mes que ha sido especialmente prolífico en este tipo de escalas con un total de 12 recaladas y que sumaron un total de casi 22.000 pasajeros desembarcados en nuestros muelles. Como digo el buque alemán fue el encargado de poner el broche de oro a agosto con su presencia por unas horas en la ría coruñesa durante la última jornada del mes. El AidaStella llegó sobre las 8:30 horas a la altura de la Torre de Hércules procedente del puerto de Santander y tras tomar práctico se dirigió a su punto de amarre habitual en el muelle de transatlánticos donde quedó atracado media hora después tras el preceptivo giro a la altura del Castillo de San Antón quedando encarado para la maniobra de salida.

La del pasado sábado ha sido la quinta y última escala del AidaStella en nuestra ciudad en 2013, el año de su debut. No olvidemos que este buque inició su servicio activo hace apenas siete meses cuando salió de los astilleros Meyer de Papenburg (Alemania) para realizar sus tests en el mar a mediados de febrero. Un mes después el navío germano era bautizado en Rostock-Warnemunde iniciando su andadura comercial desde ese puerto alemán y rindiendo su visita inaugural en A Coruña el pasado 11 de mayo.

Quizás a muchos este dato les pueda parecer erróneo por lo familiar que resulta la figura de este navío de otros años; esto es así porque el AidaStella cuenta con 6 naves gemelas, casi todas ellas bastante habituales por la dársena coruñesa y que se engloban dentro de la denominada Clase Esfinge (o Sphynx-Klasse) cuya construcción se inició en el año 200? con el AidaDiva y se puso fin este año con nuestro protagonista de hoy. En esencia los 7 integrantes del grupo de la esfinge son gemelos variando en pequeños detalles como la adición de alguna cubierta de pasaje a mayores en alguna unidad, por lo que los números son muy parecidos para cada una de ellas. Centrándonos en el AidaStella tenemos un registro bruto de 71.304 toneladas, con una eslora de 253´3 metros, una manga de 32´2 metros (el máximo permitido para transitar por el canal de Panamá) y 7´3 metros de calado. El buque navega bajo pabellón italiano por pertenecer su propietaria, Aida Cruises, a la naviera Costa Crociere dentro del megaconsorcio Carnival Corp.

Dos operarios de los astilleros Meyer trabajan en el jacuzzi situado a proa 
del AidaStella en el enorme hangar donde fue construido el buque germano.
(Foto: Andreas Depping)

Las 14 cubiertas de pasaje de las que se compone el AidaStella pueden albergar a un total de 2.194 pasajeros en capacidad máxima atendidos por una tripulación compuesta por 662 personas. A bordo del navío germano podemos encontrar un total de 1097 camarotes con diferentes configuracionespara poder elegir entre un gran abanico de opciones en función del tamaño y de la localización del camarote, desde las más discretas cabinas interiores hasta las enormes suites con acceso directo a la zona del spa, uno de los más grandes que se pueden encontrar a bordo de este tipo de barcos. En definitiva un mundo de posibilidades con tanta variedad como colores hay en la paleta de un pintor…Y hablando de colores, ¿con que color podríamos representar al AidaStella? Muchas son las posibles respuestas a esta pregunta: Podriamos pensar en el blanco predominante de su casco, en el rojo y naranja de sus prominentes labios pintados en la proa, santo y seña de la compañía germana, pero si yo tuviera que quedarme con una sola opción elegiría el color verde.

El letrero corporativo y multicolor de Aida Cruises en la chimenea del AidaStella.

El verde es el color de la esperanza pero a él también se le aplican términos más negativos; por ejemplo el verde tees sinónimo de envidia, pero nada de esto guarda relación con el AidaStella, salvo quizás la envidia que podamos sentir hacia sus afortunados huéspedes por viajar en esta magnífica nave. El color verde tiene también connotaciones sexuales pero tampoco en este aspecto se puede relacionar con el Stella pese a que en una de sus cubiertas la gente se pasea completamente desnuda sin ningún tipo de problema; se trata de un rincón muy especial de la nave situado en la cubierta más alta y que se conoce como FKK deck, un espacio dedicado a los amantes del naturismo o nudismo, tendencia con muchos seguidores entre el pueblo germano. (FKK son las iniciales de Frei-koerper Kultur, es decir, cultura naturista).

Pero el verde además de a todo lo anteriormente mencionado también se asocia al campo de la ecología para referirse a cualquier objeto respetuoso con el medio ambiente y es en este campo donde el AidaStella destaca de sobremanera. Mucha gente sigue relacionando esta clase de buques con algo contaminante: los enormes residuos generados por una gran ciudad habitada en ocasiones por más de 5.000 personas, las nocivas emisiones a la atmósfera a través de las chimeneas en forma de denso humo negro o incluso los posibles vertidos al mar más propios de otro tipo de buques pero que muchas veces asociamos a cualquier cosa susceptible de flotar. La realidad es que si bien un barco tiene cierto impacto medioambiental la cosa no es tan dramática como la pintan algunos. Las leyes actuales anticontaminación, englobadas en el convenio MARPOL, son muy estrictas en cuanto a posibles efectos contaminantes por vertidos al mar. Las emisiones de humos se han reducido de forma drástica y ya no es frecuente ver aquellas «fumatas» tan exageradas con las que nos obsequiaban los viejos navíos cuando zarpaban de algún puerto y los residuos generados a bordo, que son muy cuantiosos por el volumen de personas que habitan esa gran ciudad que a fin de cuentas es un barco de crucero, son recogidos y eliminados de forma adecuada ya sea en las propias instalaciones con las que cuenta la nave o bien mediante la retirada a cargo de empresas dedicadas al tratamiento de este tipo de residuos cuando el barco llega a tierra. Así que en lo referente a la ecología este tipo de barcos no son ninguna bomba de relojería (más bien lo contrario) y suelen contar con los últimos avances del sector para minimizar su efecto contaminante. Para el caso concreto que nos ocupa hoy el AidaStella va más allá de la media, tanto que se le puede considerar uno de los buques de pasaje más verdes (ecologicamente hablando) que surca a día de hoy las aguas.

 AidaStella. Blanco por fuera y verde por dentro.

 Porque además de las últimas innovaciones en cuanto ahorro de combustible gracias a sus muy estudiadas formas del casco y al uso de pinturas especiales antifricción, el ahorro energético por el uso de iluminación con leds de última generación y demás avances en otros campos, el AidaStella cuenta con otra sensacional innovación gracias a la cual puede ser considerado como «el rey de los verdes» y está relacionada con sus tanques de lastre, otra de esas zonas «conflictivas» a la hora de hablar de los efectos contaminantes de un buque. La contaminación que se deriva de estas estructuras, indispensables para mantener la estabilidad de un barco, es de tipo biológica; los buques toman agua para lastre en una determinada zona, agua en la que van incluida animales, vegetales y numerosos microorganismos. Posteriormente el agua de lastre se vierte en una zona distinta introduciendo las especies incluidas en los tanques en nuevos ecosistemas lo que puede dar lugar a un desequilibrio en el mismo que puede provocar la desaparición de las especies autóctonas. Las autoridades internacionales luchan desde hace años por firmar acuerdos para evitar este fenómeno pero muchos países no se han adherido todavía a los mismos por resultar excesivamente caros de llevar a cabo, en cambio son muchos los que vuelcan sus esfuerzos por minimizar este impacto ambiental.

El AidaStella es quizás el que posee la tecnología más puntera en este campo de todos y cada uno de las unidades que forman la extensa flota crucerística mundial. El sistema, desarrollado por Headway Technology Co. Ltd permite a la tripulación del buque alemán tratar las aguas de lastre de forma sencilla eliminando la presencia de cualquier microorganismo presente en ellas por lo que su posterior expulsión se realiza de forma completamente segura y sin peligro para el ecosistema donde se vierten. Un ejemplo de como la tecnología, a veces gran enemiga de la naturaleza, puede ser también su mejor aliada.

Tras pasar buena parte del día entre nosotros finalmente el AidaStella dio por concluida su estancia en A Coruña y pasados unos minutos de las 20:00 horas el buque alemán soltó amarras para poner proa al sur rumbo a su siguiente destino, el puerto de Lisboa. Veremos más labios y ojos maquillados por nuestra ría en las próximas semanas pero no serán ya los del Stella, para ver los suyos tendremos que esperar hasta el próximo año, fecha en la que a buen seguro volverá a honrarnos con su visita.

(Foto: Jose R. Montero)

Mis agradecimientos a mi amigo Jose Montero por permitirme utilizar alguna de sus estupendas fotos para la entrada de hoy.