Nos hacemos mayores. Es un hecho inevitable. Y tarde o temprano, en algún período de la vida reflexionamos acerca de esta afirmación valorando si hemos aprovechado al máximo el tiempo vivido al cuestionándonos todo lo hecho en el pasado y todo lo que nos queda por hacer, un pensamiento que se nos viene a la mente cada vez con más frecuencia con el paso de los años. Reflexionar y reflexionar cuando antes simplemente actuábamos sin pensar. Será que nos hacemos adultos…

Volveremos a este debate más adelante; de momento les diré que el pasado domingo 27 el Oriana fue el encargado de cerrar  este atípico mes tan típico de julio; atípico porque, con lo acostumbrados que estamos a ver naves de cruceros atracadas en el muelle de trasatlánticos con gran frecuencia, se nos hace raro que en los últimos 31 días tan sólo hayan sido dos los buques de pasaje que desfilaran por aguas de nuestra ría. Por otra parte julio suele ser un mes de transición en nuestro puerto para este tipo de tráficos así que lo habitual en este mes tan veraniego es que las escalas de buques de crucero se tomen un respiro hasta finales de agosto. En su cuarta visita del año el Oriana, propiedad de la naviera inglesa P&O, llegó a a aguas de Marineda poco después de las 07:00 horas procedente de Southampton, punto inicial de esta singladura siendo nuestra ciudad la primera escala del viaje para los 1.900 pasajeros que iban a bordo.

El Oriana, un asiduo visitante al puerto herculino.

Está claro que nos hallamos ante todo un clásico coruñés, tanto que hasta podríamos considerar al Oriana como un ciudadano más por las múltiples visitas realizadas a nuestro puerto desde su debut allá por el año 1995 y es que ahí donde lo ven este bello crucero británico cumplirá en 2015 dos décadas pateándose los mares, lo que en términos de ingeniería naval significa para este tipo de barcos el haber llegado al ecuador de su vida útil. Desde que realizara su primera singladura, allá a mediados de los 90, mucho han cambiado las cosas en el Oriana (como en el conjunto de la industria crucerística) y el rol que este gran ejemplo de buen hacer en el diseño naval desempeña actualmente dentro de la naviera P&O difiere bastante del que tenía en origen.

El Oriana es ya todo un veterano de los mares.

Así en sus inicios el Oriana gozaba del status de ser el buque insignia de la naviera (mención aparte del legendario Canberra) al tratarse de la nave más grande y moderna de la compañía. En la actualidad y ampliamente superado por el resto de la flota tanto en instalaciones como en tamaño, al Oriana no le ha quedado otro remedio que reinventarse, explotando ese toque clásico que da el paso de los años y el sensacional ambiente marinero que se respira a bordo y que la tendencia hacia la gigantización presente desde hace años en el sector de los cruceros parece haber borrado en las naves de última generación.

Desde hace dos años y medio el Oriana es un buque sólo para adultos, esto es, tanto sus rutas como su entretenimiento a bordo están orientados hacia un público formado por parejas o solteros sin cabida para familias con niños. Es una idea con bastante lógica si tenemos en cuenta que para muchos la presencia de decenas de pequeños correteando y haciendo ruido por todas las cubiertas hacen inviable la experiencia de desconexion o de relax que se supone que debe ser un crucero. Son muchas las navieras que se especializan en este nicho de mercado y algunas de las grandes compañías han decidido llevarse su parte del pastel dedicando en exclusiva algunas de sus unidades a este cometido. De esta manera P&O divide su flota en dos partes con el Azura, el Ventura, el Oceana y el Aurora como barcos familiares y el Arcadia, el Adonia y nuestro protagonista de hoy como buques «child-free».

Para adecuarlo a su nueva tarea el Oriana fue reformado en noviembre de 2011 en los astilleros Blohm & Voss de la ciudad de Hamburgo (Alemania) donde además de añadirle un generoso «ducktail» a popa con el fin de ganar mayor estabilidad y reducir el consumo de carburante se eliminaron todas aquellas estancias que anteriormente estaban dedicadas a los niños. De esta manera los lugares que ocupaban estas instalaciones fueron reemplazados por 27 nuevos camarotes, 12 de los cuales tienen balcón privado y el resto son camarotes para un sólo pasajero. Además de los nuevos camarotes la reforma incluyó la adición de nuevas opciones de restauración a bordo.

Durante la reforma llevada a cabo en Alemania además de la eliminación de los espacios para los niños al Oriana se le instaló un «ducktail» a popa con el objetivo de mejorar sus prestaciones.
(Fuente: orianaof1995.blogspot.com)

Desde que realiza su nueva tarea la popularidad del Oriana no ha disminuido un ápice; más bien lo contrario, demostrando que estamos ante uno de los grandes nombres dentro del sector de los cruceros cuya leyenda crece con cada año que pasa. Así que nada de llamarlo «viejo» sino más bien «madurito interesante», o «madurita» si tenemos en cuenta que los buques en la lengua de Shakespeare se designan en femenino.

Las flechas señalan algunos de los camarotes con balcón añadidos en la última reforma al Oriana.

Volviendo al pasado domingo y tras una escala de aproximadamente 9 horas, a las cuatro y media de la tarde el Oriana reemprendió viaje poniendo rumbo al sur para dirigirse al puerto de Funchal, la capital del turísitico archipiélago de Madeira. Como buen coruñés de adopción que es, el Oriana volverá muy pronto a surcar aguas de la bahía; será de cumplirse las previsiones el próximo 13 de agosto, una nueva oportunidad para disfrutar de este barco sólo apto para adultos.