En la primera parte dedicada a los veleros que participaron en el Festival Marítimo A Coruña y que se celebró hace unos días en nuestra ciudad, os conté de manera breve la historia que rodeaba a dos de sus protagonistas, los buques réplica Galeón Andalucía y Nao Victoria. El post de hoy va dedicado al más pequeño y quizás más desconocido de los tres integrantes del grupo, la preciosa goleta Atyla.

En el post de hoy os cuento la bonita historia que rodea al Atyla.
Pese a lo que su aspecto pudiera indicar, la construcción del Atyla es relativamente reciente; fue a principios de la década de los 80 del pasado siglo cuando el soriano Esteban Vicente Jiménez diseñó la embarcación siguiendo el estilo de las
goletas que se construían a principios del siglo XIX. Su objetivo era el de dar la vuelta al mundo con su creación siguiendo la ruta de Magallanes-Elcano, un reto no exento de obstáculos; el primero de ellos tratar de construír un barco a 250 kilómetros de la costa más cercana. En la localidad soriana de Vinuesa, Esteban y un grupo de amigos tallaron la mayor parte de las piezas de la embarcación, que posteriormente fueron llevadas en camión hasta el astillero Isuntza, en Lekeitio (Vizcaya) para llevar a cabo allí su ensamblaje. En un primer momento el velero iba a bautizarse con el nombre de Itxaso-Petronor ya que
entonces contaba con el patrocinio de la empresa petrolera homónima pero
meses antes de iniciar sus operaciones la petrolera vasca retiró su
apoyo económico al proyecto por lo que los planes de circunnavegar el
globo se vieron truncados. Tras este traspiés el buque fue bautizado
en mayo de 1984 como Marea Errota (en vasco “molino de marea”) y destinado a
navegaciones a vela con fines turísticos.    

Dos instantáneas del nacimiento del Atyla: En la de arriba vemos al velero, todavía con su nombre inicial de Itxaso-Petronor, en la grada del astillero Isuntza. En la imagen de abajo la embarcación en el momento de su botadura.

(Fuente: facebook Atyla Ship)
 
Con su casco construído en madera de iroko, el actual Atyla es un velero de dos palos aparejado en goleta que presenta unas dimensiones de 31 metros de eslora, 8 de manga y un calado de 3 metros, con una altura que alcanza los 25 metros. Cuenta con una superficie vélica total de 410 metros cuadrados gracias a sus 10 velas pero para cuando Eolo no se muestra colaborador la nave va equipada con un motor diesel Doosan L136TI que entrega 230 CV. Su registro bruto alcanza las 120 toneladas.

Detalle de la rueda del timón del Atyla.

Tras sus complicados inicio, en 1986 su tripulación puso rumbo al Caribe con el objetivo de recaudar dinero realizando rutas turísticas para llevar a cabo su plan inicial de vuelta al mundo pero la suerte jugaba de nuevo en su contra; junto antes de iniciar la ruta trasatlántica que lo llevaría al continente ameriano, el velero se vio sorprendido por una fuerte tormenta que lo obligó a atracar en Tánger con muchos daños. Para colmo de males el velero fue saqueado por completo durante su estancia en la ciudad tingitana; incluso les robaron los pasaportes. Sin posibilidad de continuar el viaje previsto
los dueños trasladaron la goleta a Lanzarote donde tras varios meses de
obligada inactividad, ya que no tenían dinero, se dieron cuenta del potencial turístico de la zona
y decidieron quedarse en el puerto de Playa Blanca, donde permanecieron por espacio de 19
años, entre 1987 y 2005, realizando pequeñas excursiones de navegación a vela para
turistas y convirtiéndose en uno de los referentes del turismo
de la isla.

En 2005 el gobierno de Cantabria contrató la goleta por
espacio de 6 años para convertirla en el velero imagen de la región
realizando todo tipo de actividades culturales desde su puerto base de
Santander. Durante este período nuestro protagonista de hoy fue rebautizado como Cantabria Infinita.

El Atyla durante su período como Cantabria Infinita.
(Fuente: facebook Atyla Ship)

Una vez finalizado el chárter con el gobierno cántabro Rodrigo de la Serna, sobrino de  Esteban Vicente Jiménez, tomó el testigo de su tío a los mandos de la goleta y decidió rebautizar la nave con su denominación actual y trasladarla al puerto de Ibiza, desde donde participó en diversos certámenes de veleros clásicos. A finales del verano de 2013 el Atyla tomó parte de la Mediterranean Tall Ships Regatta 2013. Esta participación fue clave para que su nuevo armador tomase la decisión de convertir al Atyla en lo que es hoy: un buque escuela. Desde entonces el velero es un habitual en numerosas regatas internacionales; un ejemplo fue su presencia en la Tall Ships Races de 2016 y que lo trajo hasta aguas coruñesas donde sin
ser uno de los participantes de mayores dimensiones atracados en los muelles se convirtió en uno de los veleros
que acaparó más miradas gracias a su indudable belleza.

El Atyla atracado en las instalaciones del puerto herculino durante su participación en la Tall Ships Races de 2016 y en la que acaparó muchas miradas.

Tras varios días de estancia en nuestra ciudad acompañando a la Nao Victoria y al Galeón Andalucía, el Atyla se despidió de los
coruñeses a principios de la semana pasada para regresar a su puerto
base en Bilbao. Allí la goleta pasará el invierno en el Museo
Marítimo Ría de Bilbao
donde será sometido a numerosos cuidados y
reparaciones antes de afrontar una nueva temporada el próximo año que seguro
estará llena de nuevas aventuras. Esperemos que alguna de ellas la
traiga de nuevo a A Coruña, para que todos los que amamos el mundo naval
podamos disfrutar una vez más con la belleza de este velero, cuya hermosa estampa esconde tras de sí una maravillosa historia de superación de cualquier obstáculo para materializar los sueños.

Tras su estadía en A Coruña con motivo del Festival Marítimo, el Atyla regresó a su puerto base en Bilbao.
(Fuente: facebook Atyla Ship)
Si queréis saber más sobre el Atyla así como de todas las actividades que lleva a cabo su fundación podéis visitar el siguiente enlace:  FUNDACIÓN BARCO ESCUELA ATYLA

Salvo las que así lo indiquen las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.