Da gusto ver que con el paso de los días septiembre mantiene una cadencia formidable lo que a número de escalas se refiere, y si ya resulta fenomenal la visita de los muchos buques de pasaje que se acercan al puerto lo es aún más cuando el que recala es uno de esos nombres históricos de la navegación; eso aconteció el pasado día 16 con la escala del buque holandés Rotterdam, toda una denominación ilustre dentro de la reciente historia marítima.

Rotterdam, uno de los grandes nombres de la historia marítima.

Pese a que como digo su nombre es toda una institución, el Rotterdam no es de los barcos más conocidos por nuestra dársena pese a que ya ronda las 17 primaveras; quizás el desconocimiento se deba a que su debut en A Coruña se produjo en septiembre del pasado año siendo por nuestras aguas más frecuentes para su naviera, la Holland America Line, los Prinsendam o Ryndam, este último precisamente nos visitó hace pocos días.

Procedente del puerto que le da nombre, el Rotterdam llegó a la ciudad herculina el pasado martes a primera hora de la mañana cuando la urbe todavía estaba cubierta bajo el manto de la noche. Su escala en nuestra ciudad se engloba dentro de una espectacular singladura de 15 días de duración con salida en tierras holandesas y escalas en A Coruña, Leixoes, Cádiz, Málaga, Gibraltar, Lisboa, Vigo y desembarco de nuevo en el punto de inicio. El Rotterdam es un buque de tamaño medio de 61.849 toneladas de registro bruto con unas dimensiones de 237 metros de eslora, 32´2 metros de manga y 7´8 metros de calado que puede albergar en sus 12 cubiertas de pasaje a un total de 1.668 pasajeros en capacidad máxima con una dotación formada por 593 tripulantes.

Buque de aspecto claramente «noventero».

Poco después de las 07:30 horas el Rotterdam dio por finalizada su maniobra de atraque tras tensar su último cabo al noray y quedar completamente inmóvil y situado en paralelo al muelle de trasatlánticos.
Ya se que sobraba decir lo de «en paralelo» (todos atracan así), pero es que esta expresión cobra mucha importancia en nuestro protagonista de hoy ya que uno de sus rasgos más característicos es esa particular disposición en paralelo de sus dos chimeneas, un detalle que hoy en día vemos en muy pocas naves y que en el Rotterdam guarda un significado muy concreto que veremos a continuación.

La principal seña de identidad del Rotterdam son sus dos chimeneas en paralelo.

Construído en los astilleros Fincantieri y botado a finales de 1997 el Rotterdam formó parte de la gran expansión sufrida por la naviera Holland America Line desde principios de los 90 cuando fue adquirida por el gigante crucerístico Carnival Corp. En lo referente a su diseño el Rotterdam no fue una gran innovación; en esencia se trataba de una evolución de los buques de la S-Class, la serie de 4 unidades  que precedió a nuestro protagonista y de la que forma parte entre otros el anteriormente mencionado Ryndam. El Rottterdam fue el primero de un cuarteto de buques englobados bajo el nombre genérico de R-Class (la «R» es de Rotterdam) siendo los otros componentes en orden de aparición el Volendam (1999), el Zaandam (2000) y por último el Amsterdam (2000).

El Zaandam (en la foto) al igual que el Volendam pertenece a la misma serie que el Rotterdam pero a diferencia de él no presenta la tan característica doble chimenea.
(Foto: Holland America Line)

La del Rotterdam es una familia bastante atípica dentro de la industria debido a que en contra de lo que suele ser habitual ninguno de sus miembros es gemelo entre sí; así tras la construcción del Rotterdam el Volendam varió el diseño original en las cubiertas superiores y sobre todo volvió a una configuración más conservadora con una sola chimenea. El Zaandam, siguiente en construirse, siguió los pasos del Volendam pero variando ligeramente su configuracion interna y por último el Amsterdam es un híbrido entre el Rotterdam y los Volendam/Zaandam y recuperó la doble chimenea en paralelo. El que no se construyera ninguna nave exactamente igual al Rotterdam tiene también una pequeña explicación de tipo histórico; existe una norma no escrita por la cual todos los barcos que han sido bautizados con este nombre a lo largo de los 141 años de historia de esta legendaria naviera (el actual es el sexto en llevarlo) no deben tener gemelos ya que a los Rotterdam, como le sucede también al actual, se les considera siempre los buques insignia de la compañía.Y ahora volvamos al asunto de la chimenea…

El Rotterdam es en la actualidad el buque insignia de la naviera Holland America Line.

Siento verdadera devoción por esos navíos en los que multitud de pequeños detalles estéticos que en otros pasan completamente desapercibidos se convierten en una especie de pequeño homenaje a algún histórico buque legendario ya desaparecido o retirado y con el que se trata de hacer perdurar su recuerdo en el tiempo, barcos como mi querido Oriana o el espectacular Queen Mary 2, por poner algún ejemplo. El Rotterdam forma parte también de este grupo con sus numerosas referencias a un pasado marítimo desgraciadamente ya perdido y el ejemplo más importante lo encontramos en la cúspide del barco con esa peculiar situación de sus dos chimeneas.

Vista de popa del Rotterdam.

Y es que el que el Rotterdam lleve dos chimeneas y se encuentren en una posición tan particular no se debe a ninguna cuestión técnica sino que se trata de hacerle un guiño al pasado, a la época dorada de los grandes trasatlánticos y en concreto un pequeño homenaje a su predecesor, el SS Rotterdam de 1959, considerado como uno de los buques de línea más bellos de la historia y que afortunadamente permanece entre nosotros en la actualidad como buque museo gracias al empeño de un grupo de entusiastas de los navíos clásicos que salvaron de un triste final en algún desguace asiático a este icono de la navegación comercial. Gracias a su esfuerzo las generaciones venideras podrán disfrutar de esta nave, no para realizar cruceros pero si como una ventana en el tiempo hacia una época ya extinta, la de los grandes liners. ¿Adivinan en que puerto podemos encontrar amarrada a esta bella dama?. Exacto. En Rotterdam.

El bellísimo SS Rotterdam magnificamente restaurado durante su llegada al puerto que le da nombre en agosto de 2008 donde permanece atracado transformado en museo. Su original doble chimenea es sin lugar a dudas su característica más reseñable.
(Foto: Cees de Bijl)

Sin duda uno de los rasgos más característicos de aquel barco de leyenda eran sus originales dos chimeneas dispuestas en posición paralela y situadas a tres cuartos de su eslora, un rasgo que en principio fue muy criticado pero que acabaría convirtiéndolo en un icono. No a todos les pareció una idea tan estrafalaria; a la naviera británica P&O le entusiasmó la idea y la incorporó en su mítico SS Canberra, botado un año después que el SS Rotterdam. Tras ser vendido en 1997 por antieconómico debido a que era una reliquia movida a vapor en una era de motores diesel, la enseña «Rotterdam» quedó vacía pero no por mucho tiempo; a finales de ese mismo año entró en servicio nuestro protagonista de hoy, que rinde un sentido tributo al buque al que sustituye con su nombre pero también con su doble chimenea. Y dispuestas en paralelo, como no podía ser de otra manera. El legado del SS Rotterdam está a buen recaudo.

El Rotterdam maniobra durante su salida de la ciudad el pasado martes. Por su proa aparece atracado el buque del I.E.O. Ángeles Alvariño.

Volviendo al pasado martes, y tras una escala que se prorrogó por espacio de unas 9 horas finalmente el Rotterdam reemprendió viaje rumbo a tierras portuguesas. Lo hizo con una tremenda tormenta descargando sobre la ciudad que afeó la maniobra y que impidió a shipspoters y curiosos en general inmortalizar como se merece a este ilustre representante del mundo de los cruceros que tiene previsto volver a visitarnos el próximo año.