Con un mes como el recién finalizado mayo, cargado de escalas de buques de pasaje, es inevitable que muchas de ellas coincidan en la misma jornada originando las tan vistosas para los aficionados a la fotografía naval dobles (y a veces triples) escalas que nos dejan excepcionales estampas de la zona portuaria atestada de barcos. Claro que hay dobles escalas y DOBLES ESCALAS; la del pasado martes fue de éstas últimas y estuvo protagonizada por los buques Britannia y Seven Seas Explorer. Que uno de los navíos más grandes de su clase y uno de los buques más lujosos del mundo (sino el que más) coincidan atracados el mismo día en nuestra ciudad es suficiente argumento como para catalogar al 30 de mayo como una de las fechas más importantes del calendario crucerístico local del presente año.
A primera hora de la mañana el inédito Seven Seas Explorer hacía su debut en la ría procedente del puerto de Leixoes, una escala inaugural en la que el que a día de hoy es considerado como el súmmum del lujo en alta mar no lució como debería al verse obligado a atracar en un muelle tan poco vistoso como el de Calvo Sotelo Sur en previsión a que minutos más tarde amarrara en el muelle de trasatlánticos el mastodóntico Britannia. La nave de la compañía americana Regent Seven Seas trajo a la ciudad a algo más de 700 pasajeros que estos días se encuentran realizando un crucero de 10 noches de duración con final en Southampton el próximo 4 de junio. En el post de hoy no entraré en más detalles sobre este suntuoso navío puesto que su condición de debutante en aguas coruñesas lo hacen merecedor de una entrada personalizada que publicaré dentro de unos días.
Minutos más tarde hacia su entrada el segundo de los protagonistas, el ya más conocido Britannia, cuyo gigantesco tamaño (y más vistosa ubicación) acaparó muchas más miradas que su ultralujoso compañero de atraque. Los casi 3.500 pasajeros que llegaron a la ciudad a bordo de la nave de la compañía británica P&O realizan estos días un crucero de una semana de duración iniciado el pasado domingo en el puerto de Southampton y del cual A Coruña es la primera parada del viaje, una travesía que los llevará a visitar las dársenas de Bilbao, La Rochelle y St. Peter Port (Isla de Guernsey) para regresar al punto de salida este fin de semana.
Bilbao es el nexo de unión para los dos buques que este martes se hicieron mutua compañía en los muelles herculinos puesto que éste fue su destino cuando ambos zarparon poco antes de las cinco de la tarde. Su coincidencia al día siguiente en la ciudad vasca junto al megacrucero Independence of the Seas hizo que ese 31 de mayo se batiera el récord de pasajeros recibidos en una sola jornada, con una cifra de 8.700 personas. ¿Y por qué hago hincapié en este dato?: porque la entrada de hoy, más que sobre los dos mencionados barcos tratará sobre la ciudad hacia la cual se dirigieron cuando zarparon de aguas gallegas. Hoy en el blog ponemos rumbo al «botxo».
Bilbao. La otrora urbe industrial se halla desde hace varias décadas inmersa en un radical proceso de transformación que en los últimos años la ha convertido en uno de los principales puntos turísticos de la cornisa cantábrica. Da buena idea de lo bien que se están haciendo las cosas en este proceso de revitalización el hecho de que la capital vizcaína fuese premiada en el año 2010 con el premio Lee Kuan Yew City Prize, el considerado Nobel del urbanismo. Para el gran público Bilbao comenzó a aparecer en el mapa a partir de 1997, año en el que tuvo lugar la inauguración de su mayor seña de identidad: el Museo Guggenheim. La inconfundible obra del arquitecto americano Frank Gehry recibe cada año a más de un millón de visitantes y se calcula que genera el solito unos 500 millones de euros de beneficios.
(Fuente: diario Deia)
El turismo llega a Bilbao por múltiples vías y la marítima obviamente no ha sido descuidada en absoluto. Hace no tanto tiempo las escalas de barcos de cruceros en la capital vizcaína eran un hecho puntual, una rareza que se producía de cuando en cuando y que consistía más en un pasatiempo que en un negocio para los bilbaínos. La llegada del nuevo milenio provocó un cambio en la manera de entender la relación de esta ciudad con la industria crucerística y en la última década el volumen de negocio ha experimentado un notable incremento. El año pasado la dársena de Getxo recibió 50 escalas de este tipo de tráficos con un total de 84.000 `pasajeros y para el presente ejercicio se calcula que se podrían rozar las 60 recaladas y cerca de los 100.000 cruceristas, estableciendo un nuevo récord de turistas llegados por vía marítima. Y para el año ya tienen confirmadas 45 escalas… Estas cifras no se pueden comparar con las previstas para este año en A Coruña, donde nos iremos hasta las 110 escalas (tirando por lo bajo) y los 180.000 pasajeros, pero está claro que la progresión de nuestros vecinos vascos es bastante mayor y sus planes de futuro muchísimo más ambiciosos…
El pasado 29 de marzo se celebró la ceremonia de inauguración de la nueva terminal de cruceros del puerto de Bilbao aprovechando la visita precisamente de uno de los protagonistas del martes en nuestra ciudad, el imponente Britannia. Se trata de un gran edificio de tres plantas y 15 metros de altura con forma de gran contenedor acristalado y que cuenta con un área de 3.200 metros cuadrados útiles. En su interior una serie de escaleras independientes divide las áreas de embarque y desembarque, así como la zona destinada al equipaje. Además del edificio principal, la instalación cuenta con una pasarela exterior anexa de 170 metros de longitud desde la cual los pasajeros acceden desde la terminal al barco y viceversa, y también un aparcamiento con 200 plazas. El coste total de la obra ascendió a unos 6 millones de euros. El objetivo de tamaña inversión, como bien puntualizó el presidente de Puertos del Estado durante el acto de inauguración es que Bilbao se convierta en el puerto base de cruceros del norte de España.
Fachada principal (arriba) e interior (abajo) de la nueva terminal de cruceros de Getxo-Bilbao.
A la vista de las fotos y de los números uno no puede más que sentir envidia (sana) y realizar las siempre odiosas comparaciones, odiosas más que nunca en este caso concreto ya que comparándonos a nivel de infraestructura crucerística con los bilbaínos, los coruñeses salimos bastante malparados; la terminal de cruceros herculina, por la que a final de año habrán pasado esos 180.000 cruceristas pronosticados, es un discreto edificio de planta baja sin ningún valor estético de 530 metros cuadrados (la sexta parte que la de Bilbao) que contó para su construcción con un presupuesto de 636.000 euros (casi 10 veces menos que la de nuestros vecinos). El edificio se inauguró hace 6 años con vistas al previsible aumento de tráficos de pasaje (en número pero también en tamaño) en los años venideros pero se conoce que las previsiones en Galicia y en el País Vasco tienen diferentes lecturas.
En Leixoes, otro puerto peninsular con enorme auge de tráfico crucerístico en los últimos años, se inauguró en 2015 su vanguardista y espectacular terminal de cruceros, un edificio multipremiado a nivel internacional por su destacado valor arquitectónico y que costó la friolera de 50 millones de euros. El objetivo de tan abultada inversión no era otro que disparar el volumen de este tipo de buques en el puerto de la ciudad de Oporto. Un dato: en 2014, un año antes de que se inaugurara el nuevo edificio, llegaron a la dársena portuguesa 64.000 cruceristas. Para 2018 las previsiones apuntan a que serán 125.000 cruceristas: casi el doble en 4 años. Objetivo conseguido.
Volviendo a los protagonistas de la entrada de hoy, o al menos a los buques que han servido como excusa para este post, decir que ambos volverán a la ría herculina antes de finalizar el presente año. Al Britannia le quedan por delante dos escalas, estando fijada la próxima de ellas para el 6 de septiembre. Al Seven Seas Explorer lo esperamos de nuevo en aguas coruñesas el 29 de septiembre. Como anteriormente mencioné en los próximos días publicaré una entrada especial con motivo de su debut en la ciudad; un navío como éste bien se lo merece.
No quisiera terminar el post de hoy sin agradecer la colección de estupendas fotografías proporcionadas por mi amigo Manuel Candal para ilustrar parte de la entrada.
las que así lo indiquen, las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.