Mayo es el mes crucerístico por excelencia en la ciudad de A Coruña, algo que los que sois habituales del blog ya sabréis por ser éste un argumento bastante repetido en la últimas entradas.  Y como no podía ser de otra manera el «rey de los cruceros» no podía despedirse sin una nueva escala; el pasado miércoles, justo cuando arrancábamos la última hoja del calendario al mes, el Silver Cloud echaba el cierre a 31 días de auténtica vorágine crucerística en el puerto herculino.

El Silver Cloud cerró el pasado miércoles un estratosférico mes de mayo en la ciudad en lo referente a escalas de cruceros.

Procedente del puerto de Leixoes el coqueto Silver Cloud aparecía en las inmediaciones de la Torre de Hércules a primerísima hora de la mañana para quedar atracado media hora más tarde en el muelle de trasatlánticos. Los casi 300 pasajeros llegados a bordo de la nave de Silversea Cruises gozaron de una climatología propicia para callejear y descubrir los rincones más destacados de nuestra preciosa ciudad o bien coger uno de los autobuses para realizar las oportunas excursiones contratadas.

El Silver Cloud se encuentra estos días realizando un crucero de 11 noches de duración que se inició el pasado día 29 en el puerto de Lisboa. Tras zarpar de la capital lusa el buque se dirigió a la mencionada terminal de Leixoes, punto de escala previo a la parada en tierras gallegas. Por la proa y una vez finalizada la estancia en A Coruña llegan las escalas en Gijón, Bilbao, Burdeos, Guernsey (Islas del Canal), St. Malo y Honfleur antes de finalizar la singladura a lo grande: un épico final en Londres remontando el Támesis, pasando bajo el mítico London Bridge y acabar atracando junto al barco-museo HMS Belfast. Silversea is different. Different & expensive: Los precios para la mencionada ruta partían de los 6.600 euros para el alojamiento más asequible, eso sí; hablar de «asequible» en esta naviera equivale a hacerlo de una suite de 22 metros cuadrados con todos las comodidades.

El actual crucero del Silver Cloud finalizará a lo grande, pasando bajo el icónico London Bridge.
(Fuente: Silversea Cruises)

Todo un habitual en nuestras aguas el Silver Cloud es desde practicamente sus inicios uno de los buques más conocidos en A Coruña gracias a sus frecuentes visitas. La realizada el pasado miércoles sin embargo es distinta a todas las demás puesto que con toda probabilidad será la última que nuestro protagonista de hoy realizará en la dársena herculina… al menos con su actual aspecto. Ésto se debe a un hecho que a continuación explicaré pero como para saber hacia donde vamos primero es conveniente saber de donde venimos, voy a poner a los lectores en antecedentes empezando por comentar algunos detalles acerca de su naviera.

Un poco de historia antes de hablar sobre el futuro del Silver Cloud.

1992, aparte de ser el año en el que España acaparó todas las miradas gracias a las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla fue además el año que vio nacer a una nueva naviera en el panorama cucerístico; Silversea Cruises. Fundada por la familia Lefebvre, el apellido de esta familia de origen romano era ya conocido en el sector puesto que su patriarca, Antonio Lefevbre D´Ovidio, antiguo profesor de derecho naval, era el propietario de la naviera Sitmar Cruises hasta que ésta fue absorbida por Princess Cruises en 1988. Su nuevo proyecto sin embargo fue mucho más ambicioso; crear la compañía de cruceros que ofreciera unos niveles de lujo exclusividad nunca antes vistos en alta mar. Para lograr este objetivo su idea era crear un barco que presentara todas las comodidades propias de los grandes navíos de pasaje sin renunciar a la exclusividad y el ambiente íntimo propio de las unidades más pequeñas que por aquel entonces copaban el segmento más lujoso del mercado.

La bandera italiana sobre el puente de mando del Silver Cloud recuerda el origen de la familia Lefebvre, propietaria de la compañía.

El encargo de tan difícil empresa fue encomendado a los astilleros italianos Visentini y Mariotti y el resultado fue el barco que se puede ver en las fotos. El motivo de que el buque se construyera en dos astilleros diferentes fue que en los primeros, situados en la ciudad de Viareggio y donde se construyó el casco, no tenían espacio suficiente para realizar el armamento de una unidad de semejante tamaño por lo que la nave fue llevada a casco desnudo a Génova donde se finalizaron los trabajos. Una vez concluídos se pudo ver que el resultado era soprendente y altamente atractivo. Se trataba de un buque de 16.927 toneladas de registro bruto cuyas medidas principales eran (y siguen siendo) de 155´8 metros de eslora, 21´4 metros de manga y un calado de 6 metros. Sus 6 cubiertas de pasaje (de la 4 a la 9) presentaban una disposición revolucionaria, con todas las zonas comunes del medio hacia la popa salvo en las dos cubiertas más altas, quedando el resto del espacio dedicado a los alojamientos, 148 camarotes que no son tal: son todo suites. Lo nunca visto en un buque de estas dimensiones hasta esa fecha. Si revolucionario fue su interior no le fue a la zaga su apartado mecánico: estaba equipado con potentes motores Wartsila asociados a hélices de paso fijo con las que podía alcanzar los 20´5 nudos,una velocidad muy superior a la de unidades de su tipo equivalentes en tamaño.

Momento de la botadura del casco del futuro Silver Cloud en los astilleros Visentini.
(Foto: autor desconocido)

Sin lugar a dudas uno de los rasgos más destacados del Silver Cloud es su alta proporción de alojamientos con terraza privada. En una industria como la actual dominada por la tiranía de las «verandas» en la que los buques parecen inmensos panales formados por cientos de estas estructuras a modo de celdillas, un buque como nuestro protagonista de hoy no llama la atención por este aspecto, pero a mediados de la década de los 90 del pasado siglo esta particularidad no era tan frecuente en las naves de cruceros y rara vez un barco de esta tipología presentaba más de la mitad de sus alojamientos con esta característica. De las casi 150 suites presentes en el Silver Cloud, 110 presentan la tan demandada (ahora) terraza privada, o lo que es lo mismo, el 75% de los alojamientos de la nave la tiene. Sus 296 pasajeros de aforo le otorgaban además al Silver Cloud el ratio de espacio por pasajero más alto de la industria por aquel entonces: 57, superando en más de 10 puntos a los por entonces reyes del lujo oceánico, los cruceros-yate de la naviera Seabourn.

Uno de los rasgos más destacados del Silver Cloud: la abundancia de camarotes con terraza privada.
 

El diseño original de nuestro protagonista de hoy ha sido tomado por la naviera Silversea como base para sus posteriores creaciones; al Silver Cloud le siguió meses después el Silver Wind, buque gemelo de nuestro protagonista y que hace unos días también visitaba la rada coruñesa. Con el nuevo milenio llegaron el Silver Shadow (2000) y el Silver Whisper (2001); basicamente el mismo concepto pero en un recipiente un 70% mayor en volumen. Posteriormente vio la luz el Silver Spirit (2009)… hasta llegar a 2017 con la entrada en servicio del Silver Muse o lo que es lo mismo, la máxima expresión del lujo y la exclusividad en un navío cuyo tamaño es más del doble que el pionero de la saga. En A Coruña recibiremos al nuevo buque insignia de la naviera italo-monegasca el próximo 2 de septiembre.

El Silver Spirit, botado en 2009, se basa en el diseño original del Silver Cloud.

A lo largo de sus 23 años de vida comercial el Silver Cloud ha gozado de una exitosa carrera sin grandes sobresaltos. Quizás su momento más destacado a nivel mediático fue su utilización como alojamiento para las selecciones femenina y masculina de baloncesto de los E.E.U.U. durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. La extensa reforma sufrida en 2009 lo ha mantenido actualizado para seguir siendo referencia en su segmento pero próximo a cumplir el medio siglo de vida «la nube plateada» se enfrenta al mayor de sus retos: cambiar radicalmente su modo de vida.

Hace poco más de un año la naviera Silversea anunciaba que el Silver Cloud sería transformado en buque de expedición a finales de 2017 para pasar a formar parte de su división de expedicionarios junto a los navíos Silver Explorer, Silver Discoverer y Silver Galapagos. La reforma tendrá lugar una vez que el Silver Cloud finalice su temporada estival de cruceros por el norte de Europa. Tras desembarcar a sus pasajeros en Copenhague el próximo 18 de agosto el buque entrará en dique seco (el nombre de los astilleros no se han revelado) para ser sometido a la profunda reforma durante tres meses, entre agosto y octubre.

El Observation Lounge a proa de la cubierta 9 será uno de los nuevos espacios que ofrecerá la nave tras la remodelación.
(Foto: Silversea Cruises) 

No será un simple lavado de cara ni mucho menos. Al Silver Cloud se le reforzará el casco para poder navegar entre hielos y se le añadirán una flotilla de 18 zodiacs con las que el pasaje podrá acceder a zonas de dificil acceso. El navío además verá reducido su aforo hasta los 260 cruceristas, sólo 200 en las zonas polares debido a la estricta normativa medioambiental que rige en estas áreas tan ptotegidas del globo. Exteriormente el buque también lucirá una nueva imagen con su casco pintado de color negro y el logo de Silversea Expeditions coronando la chimenea. Se espera que el Silver Cloud regrese al servicio comercial ya como buque de expedición de lujo en el mes de noviembre.

Recreación por ordenador de la imagen que lucirá el Silver Cloud ya como buque de expedición.
(Foto: Silversea Cruises)

Volviendo al pasado miércoles el Silver Cloud dio por finalizada la que puede ser su última estancia en A Coruña a las siete menos cuarto de la tarde, momento en el que el lujoso navío soltó amarras para poner rumbo a tierras asturianas. Regrese o no a aguas herculinas le deseamos a este precioso buque toda la suerte del mundo en su nueva aventura.

La última vez que vemos por aquí al Silver Cloud… al menos de esta guisa.

Salvo
las que así lo indiquen, las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.