No se preocupen que se lo traduzco. Es un proverbio alemán que significa que todas las cosas buenas vienen de tres en tres. Habrá que creerles porque los teutones son un pueblo muy eficiente en muchos campos, quizás también en el de los refranes aunque aquí siempre he creído que los reyes éramos los españoles. Lo que está claro es que en este caso concreto aciertan de pleno; tres han sido los buques de la naviera germana TUI Cruises que nos han visitado este año: Primero el Mein Schiff 1 en abril, después el Mein Schiff 2 en mayo y justo un mes después de éste, el pasado día 17 fue el flamante Mein Schiff 3 el que hizo aparición por la ciudad. Uno, dos y tres. Aller guten dinge sind drei. Las cosas buenas vienen de tres en tres.

¿Genio?. Para nada: Pese a que a proa y sobre su costado de babor el Mein Schiff 3 lleva escrita la palabra «Genuss», el término no se traduce como «genio» sino como «disfrute»;
el que experimentan aquellos afortunados que viajan en este sensacional buque.

Que no les lleve a error el tema de la nomenclatura de los barcos y es que nada tiene que ver el último visitante con sus dos anteriores homónimos; en el Mein Schiff 3 todo es completamente nuevo, tan nuevo que el olor a pintura y moqueta recién estrenada inundaba el buque el pasado martes. Es lógico; su llegada a A Coruña se producía tan sólo 5 días después del inicio de su andadura comercial enmarcándose su visita a nuestra ciudad dentro de su viaje inaugural de 12 días con salida en el puerto de Hamburgo y llegada a Barcelona. A Coruña fue su segundo puerto de recalada.

El del Mein Schiff 3 es el estreno más importante que veremos este año en nuestra ciudad.

El Mein Schiff 3 entró en los libros de historia del puerto herculino poco antes de las 07:00 horas del pasado día 17 cuando el flamante y novísimo navío asomó a la altura de la Torre de Hércules en lo que suponía su estreno por aguas gallegas. A bordo llegaron a la ciudad 2.057 turistas casi todos alemanes, una cifra muy por debajo de la capacidad real del barco ya que al tratarse del viaje inaugural la naviera tomó la decisión de vender menos billetes pese a la demanda real con el objetivo de terminar de probar todos los sistemas e instalaciones a bordo y para que la tripulación mejorase su formación y se familiarizase con la nave. Tras un giro a la altura del Castillo de San Antón el Mein Schiff 3 concluyó su primera maniobra de atraque en el muelle de trasatlánticos dando atrás quedando amarrado al muelle por su costado de babor.

Una vez colocada la escala comenzó el desembarco teutón rumbo a las decenas de autocares que esperaban a pie de muelle para llevar a los turistas a las excursiones contratadas en las que, una vez más la estrella volvió a ser Santiago de Compostela. Algunos sin embargo optaron por callejear por su cuenta por el centro de la ciudad debido a su proximidad al recinto portuario, algo que alabó el capitán de la nave, Kjell Holm, durante la tradicional recepción que se realiza entre miembros de la tripulación de la nave y diversas autoridades locales cuando un barco de estas características llega a puerto por primera vez y que tuvo lugar a a media mañana a bordo del Mein Schiff 3. Durante el acto en el que hubo el clásico intercambio de regalos, el Capitán Holm destacó la belleza de la ciudad y su bonita entrada al puerto, algo que ya había experimentado antes al haber estado al mando de otros buques de la compañía. También aprovechó para guíar a los representantes de la Autoridad Portuaria y de la consignataria del buque en un breve recorrido por las zonas más destacadas de «su barco», tantas que sería imposible enumerarlas en un sólo post (por eso le dedicaré dos) pero como queda mucho por contar mejor no adelantar acontecimientos y comenzar con unos detalles generales de esta bestia germana.

Vista fontal del colosal Mein Schiff 3.

Construído en los astilleros STX  de la ciudad de Turku (Finlandia) el Mein Schiff 3 es un diseño completamente nuevo en la industria crucerística con unas cifras que quitan el hipo; 99.700 toneladas de registro bruto, 295 metros de eslora, 35´8 metros de manga y un calado de 8 metros. En sus 15 cubiertas de pasaje puede albergar a un máximo de 2.506 pasajeros  en alguno de sus 1.253 camarotes, de los cuales el 80% posee balcón exterior, un factor que en los últimos tiempos es muy demandado por los cruceristas
y que en este navío alcanza un porcentaje muy superior al de barcos similares de la competencia. La tripulación está formada por algo más de un millar de personas de más de 20 nacionalidades distintas pero lo que no hay a bordo es ningún súbdito maltés a pesar de que el Mein Schiff 3 está abanderado en esta preciosa isla del Mediterráneo, siendo su puerto de registro el de Valletta.

Como si de una colmena se tratase, el Mein Schiff 3 dispone de casi 1000 camarotes 
con balcón privado distribuídos a lo largo de 6 cubiertas.
  
El más nuevo y moderno de los megacruceros actuales presume, además de estos poderosos números, de ser un barco verde (pese al azul de su casco) y en su diseño se han tenido en cuenta todos los parámetros medioambientales con el empleo de materiales ligeros en muchos componentes para reducir el peso de la nave y aumentar de esta manera la eficiencia en los consumos, sistemas de iluminación que contribuyen a un gran ahorro de energía o un sistema de tratamiento de los gases emitidos que respecto a un crucero convencional reduce las emisiones de azufre en un 99%, las de óxido de nitrógeno en un 75% y las de hollín y otras partículas en un 60%. Además el Mein Schiff 3 cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales que elimina todos los contaminantes quimicos y biológicos antes de ser liberadas al mar. Lo verde también vende.

(Foto: Manuel Candal)

Como mencioné al principio el Mein Schiff 3 es propiedad de la naviera alemana TUI Cruises, un nombre que aquí en tierras gallegas puede resultar bastante desconocido salvo que lo asociemos a un concello de la provincia de Pontevedra (ya les digo ahora que no tiene nada que ver) por lo que conviene aclarar los orígenes de esta marca. Hace unos años la todopoderosa Royal Caribbean International, el segundo gigante del sector de los cruceros a nivel mundial por detrás de Carnival Plc., se dio cuenta del incesante crecimiento del turismo alemán en los viajes de placer por mar y dio un gran paso para hacerse con el lucrativo negocio de ese país más allá de la presencia puntual de algún buque de su flota destinado a ese mercado. Así de la mano del gigantesco touroperador alemán TUI AG (TUI es el acrónimo de Touristik Union International) se creó la naviera TUI Cruises transfiriendo en 2009 un buque de la flota Celebrity Cruises, el Celebrity Galaxy, a la compañía recién creada y dándole el nombre de Mein Schiff 1 (o traducido al castellano «Mi barco 1»). El éxito de la iniciativa llevó al año siguiente a transferir una segunda unidad, el Celebrity Mercury, gemelo del anterior y al que en el colmo de la originalidad se le renombró como Mein Schiff 2.


Arriba: El logo de TUI Cruises coronando la chimenea del Mein Schiff 3.
Abajo: Un radomo del buque germano «compitiendo» en forma con la luna menguante.

 El concepto TUI Cruises ofrece una experiencia de crucero premium, o lo que es lo mismo, unos estándares de calidad bastante por encima de lo que ofrecen las compañías generalistas, con un producto de gran categoría enfocado al gusto del turista alemán, lo que abarca desde las comidas al entretenimiento pasando por el idioma a bordo que, obviamente, es el alemán. En resumen un producto de primera calidad pensado por y para los germanos en teoría suficiente para hacerse con el mercado alemán de calle salvo por un pequeño detalle llamado Aida Cruises.

Basicamente el problema de Royal Caribbean Int. es que en su intento por «conquistar» Alemania alguien se le había adelantado; algo parecido a lo que le sucedió a R.F. Scott durante su expedición al polo sur cuando creyéndose el pionero en conquistar tan inhóspitas tierras se encontró la bandera noruega ondeando allí. El «Amundsen» particular de la compañía americana no es otro que su gran rival, Carnival Plc. que en el año 2003 pasó a controlar Aida Cruises iniciando desde entonces una agresiva expansión hasta llegar a la actualidad en la que esta compañía germana cuenta con una flota de 10 modernísimos buques (y dos que vienen de camino) orientada al mercado teutón con una simpática cara dibujada en la proa como signo distintivo. Ante tamaño rival TUI Cruises no puede competir ni en número de buques ni en la modernidad de los mismos por lo que Aida Cruises lleva todas las de ganar… hasta ahora.

 Los buques de Aida Cruises (en la foto el AidaMar) son la competencia directa
 de la naviera TUI Cruises.
(Foto: Manuel Candal)

Porque con el Mein Schiff 3 TUI Cruises sí que entra en competición directa con los barcos de las caras maquilladas ofreciendo un buque mucho más grande, moderno y con unos elevadísimos estándares de calidad; la cosa se pone seria, tanto que los buques de Aida ya no sonríen como antes. Y la cosa no se acaba con el protagonista de este post; en los mismos astilleros donde acaba de ver la luz semejante prodigio naval va tomando forma su gemelo, una copia idéntica que verá la luz en 2015 con el nombre de Mein Schiff 4 (para que variar) y que los coruñeses tendremos oportunidad de ver en nuestra ciudad el 28 de septiembre del próximo año.

Tendremos que esperar unos cuantos meses para poder disfrutarlo. De momento nos conformamos con la presencia de su hermano gemelo que puso fin a su escala inaugural en la urbe herculina el pasado 17 de mayo a las 18:00 horas partiendo rumbo al puerto de Leixoes, su tercera parada oficial en su, de momento, breve carrera comercial. Ha sido todo un honor para A Coruña formar parte de la primera singladura de este magnífico navío que por unas horas llenó de lujo y modernidad las aguas de la ría coruñesa. Con la marcha del Mein Schiff 3 debería acabarse el resumen sobre su visita a nuestra ciudad pero en esta ocasión les tengo preparada una sorpresa aunque habrá que esperar a la próxima entrada para verla. Paciencia…
 

El Mein Schiff 3 despidiéndose de la ría coruñesa.