Los buques de crucero ya están de vuelta en A Coruña. Y esta vez han venido para quedarse. La escala protagonizada por el Amadea este miércoles supone el simbólico pistoletazo de salida a la temporada alta crucerística que en nuestra ciudad transcurre entre los meses de abril y mayo (si bien estos límites son flexibles), y que para este año prevé traer a aguas herculinas a un total de 35 navíos con su correspondiente carga de turistas. Comienza el festín para shipspotters y aficionados navales.

El protagonista de hoy en el blog es el buque Amadea.
 

Como digo el encargado de abrir la veda ha sido el Amadea, buque al servicio del touroperador alemán Phoenix Reisen que llegó ayer sobre las seis de la mañana procedente de Ponta Delgada (Azores) y con unos 600 pasajeros a bordo, casi todos ellos de nacionalidad germana por ser éste el mercado para el que opera su naviera. Desgraciadamente los cruceristas no pudieran disfrutar de un día más desastroso en lo climatologico; la lluvia, el viento y el frío fueron sus compañeros de estancia durante toda la mañana. La travesía que estos días realiza este buque y que lo ha traído a tierras gallegas es una espectacular singladura de 25 días de duración con salida desde La Habana (Cuba) y escalas en Cienfuegos y Santiago (Cuba), Gran Turco (Islas Turcas y Caicos), Samana (Rep. Dominicana), Virgin Gorda (Islas Vírgenes británicas), Philipsburg (St. Marteen), St. Barthelemy, Iles des Saintes (Guadalupe) y Horta y Ponta Delgada (Azores). Tras su visita a A Coruña el Amadea continuará su recorrido visitando Brest (Francia), Guernsey (Islas del Canal) y finalizará su espectacular viaje ya en tierras alemanas en el puerto de Hamburgo.

El tiempo no acompañó durante la escala del Amadea este miércoles.

Sin ser un debutante, el Amadea es de esos barcos de pasaje poco habituales por nuestras costas siendo su anterior escala en nuestros muelles la del 14 de agosto de 2011. No fue ésta sin embargo su última navegación por aguas de Marineda; El 30 de mayo de 2014 el buque transitó por delante de la Torre de Hércules en su camino hacia el puerto de Ferrol, donde hizo debut ese mismo día. Este año parece que el navío alemán quiere «estrechar lazos» con nuestra ciudad puesto que tiene previsto realizar 3 escalas hasta el 31 de diciembre.

El Amadea durante su llegada al puerto de Ferrol transitando por delante del emblemático Castillo de San Felipe.

Dice La Biblia en alguna parte aquello de que «los caminos del Señor son inescrutables», una expresión que ha quedado en el lenguaje común para expresar los sorprendentes e inesperados giros que el azar o la toma de decisiones nos depara para llegar a lugares o situaciones insólitas a las que nunca habríamos imaginado llegar o vivir. Nadie como el Amadea para demostrar lo acertado de esta afirmación. Y es que pese a que en la actualidad nadie puede negar su carácter germano, en sus inicios, a principios de la década de los noventa del pasado siglo, tenía un aire inequivocamente oriental y Europa era para él un continente muy muy lejano. Ahí donde lo ven en las fotos nuestro protagonista de hoy tiene una exótica procedencia y no me refiero al puerto donde anteriormente hizo escala sino al lugar de donde es oriundo: el país del sol naciente. El Amadea era en origen un producto netamente nipón creado por japoneses (fue construído en los astilleros Mitsubishi Heavy Industries) para intereses japoneses (la naviera Nippon Yusen Kaisha) y por supuesto con un nombre muy diferente al actual y mucho más apropiado como el de Asuka.

Pese a que a nosotros lo de Asuka nos suene más a una expresión de la mítica Celia Cruz (perdón por el chiste malo) se trata de un nombre propio bastante habitual en la cultura nipona. Quizás la elección de un nombre tan común allí nos pueda sorprender un poco para bautizar a un barco tan único como éste; único en el sentido más estricto de la palabra porque a diferencia de lo que ocurre con la gran mayoría de buques de crucero modernos el actual Amadea no tiene naves gemelas. Un dato sorprendente más para añadir a una biografía plagada de ellos y de la que ahora daré unas breves pinceladas. A principios de la década los 90 se produjo en Japón un «boom» local en el negocio de los cruceros con varias navieras encargando nuevos buques para este fín; una de ellas fue la NYK o lo que es lo mismo la Nippon Yusen Kaisha, una de las compañías más grandes y conocidas del mundo con más de 130 años de historia a sus espaldas y cuyo negocio se distribuye en el transporte marítimo, aéreo así como en la explotación de terminales portuarias y otros servicios relacionados con este campo.

El Amadea durante su etapa como Asuka. La foto es de febrero de 2006 y su estampa engalanada  se debe a que se trataba de su última travesía para la naviera NYK antes de pasar a manos de Phoenix Reisen.
(Foto: Raisuke Numata)

A finales de los años 80 la compañía con sede en la ciudad de Tokio decidió volver a introducirse en el negocio de la navegación de placer encargando un buque a los citados astilleros Mitsubishi y que vió la luz en diciembre de 1991 con el nombre de Asuka. Por aquel entonces el flamante Asuka era el buque de pasaje más grande jamás diseñado específicamente para el mercado japonés. Sus dimensiones siguen vigentes hoy en día aunque en la actualidad quedan empequeñecidas por la vertiginosa evolución de esta industria en los últimos años: 28.856 toneladas de registro bruto, 192´8 metros de eslora, 24´7 metros de manga y un calado de 6´6 metros. En sus 8 cubiertas de pasaje el Asuka tenía una capacidad para 600 pasajeros alojados en alguno de sus 300 camarotes, alojamientos donde residía una de las mayores y más asombrosas virtudes de este navío ya que eran todos ellos exteriores. La tripulación la componían 243 personas. El moderno concepto de sus camarotes exteriores fue tomado del buque del cual el Asuka está más fuertemente influenciado, el Royal Princess de 1984 propiedad de Princess Cruises. Por una de esas casualidades de la vida y pese a haber sido ideados para dos mercados tan alejados como el japonés y británico respectivamente, estos dos navíos trabajan en la actualidad para la misma naviera, la alemana Phoenix Reisen, bajo los nombres de Amadea y Artania. Si es que cuando se dice que los caminos del Señor son inescrutables…

El Asuka tomó muchos conceptos de uno de los buques más revolucionarios de su época, el Royal Princess (en la foto). En la actualidad dicha nave es compañera de flota de nuestro protagonista y navega bajo el nombre de Artania.

Tras operar con éxito durante 14 años para la naviera NYK, en 2005 sus propietarios decidieron reemplazar a nuestro protagonista de hoy por un navío de mayor tamaño para lo cual transfirieron de Crystal Cruises (marca creada por NYK) el buque Crystal Harmony, al que rebautizaron como Asuka II. El Asuka original fue puesto a la venta ese mismo año y a principios de 2006 encontró comprador en el touroperador alemán Phoenix Reisen. Bueno, ésto no es del todo exacto; Phoenix Reisen no tiene buques en propiedad sino que sólo se encarga de explotar comercialmente los que chartea a navieras  creadas a tal efecto para cada uno de los navíos con los que opera; la del Amadea se llama Amadea Shipping Company. La entrada en el mercado alemán de la mano de Phoenix Reisen trajo una serie de cambios para nuestro protagonista; además de adoptar sus nuevos colores corporativos y su actual denominación, el «nuevo» Amadea fue renovado completamente en su interior para adecuarlo a los gustos teutones además de incluír otras reformas de mayor importancia como la inclusión de nuevos camarotes interiores así como la creación de más camarotes con balcón. Dichos trabajos supusieron un aumento de su regitro bruto que ahora alcanza las 29.008 toneladas. Desde entonces desempeña su labor turística enfocado al mercado alemán convirtiéndose en el más lujoso integrante de este touroperador germano gracias entre otras cosas a un ratio espacio-pasajero al que pocas naves de su tamaño osan acercarse: 48. Este ratio viene a expresar «cuanto» barco le toca a cada crucerista y resulta de dividir el registro bruto del buque entre la capacidad de pasajeros siendo los valores a partir de 40 los que se suelen considerar el umbral entre el nivel estándar y el lujo.

Vista de popa del Amadea.

Volviendo a este miércoles y tras una estancia en la ciudad más breve de lo habitual para este tipo de navíos, el Amadea se puso de nuevo en movimiento a las dos en punto de la tarde para continuar su ruta rumbo a tierras francesas en una despedida bastante desangelada por culpa de las condiciones climatológicas. Esperemos que en su próxima visita, prevista en principio para el 21 de abril, sus afortunados cruceristas puedan gozar de un tiempo mas agradable.

El Amadea saliendo del puerto herculino.

Salvo las que así lo indiquen las fotos de esta entrada han sido realizadas por Diego Veiga. por favor, respetad la autoría de todas ellas.