(Foto: Manuel Candal)

Ya tenemos el primer doblete del año. La coincidencia de dos palacios flotantes atracados al unísono por unas horas en el puerto herculino siempre es una feliz noticia, además de por ser un claro indicativo de que nos encontramos en plena campaña crucerística, por lo que supone la llegada de miles de turistas a la ciudad de una sola tacada; la consiguiente animación de la zona centro y el desembolso económico para las arcas locales, lo que nunca viene mal. Los protagonistas del primer doblete de la temporada fueron los navíos Azura y Rotterdam, de visita por A Coruña este lunes.

 El Rotterdam, uno de los integrantes del dúo que nos visitaron este pasado lunes.
(Foto: Jose R. Montero)

El primero en llegar a su destino fue el buque de la naviera P&O que poco antes de las siete de la mañana transitaba a la altura de los faros de Mera para quedar amarrado media hora después en el habitual muelle de trasatlánticos. Procedente de la británica isla de Guernsey, el Azura trajo a la ciudad a unos 3.300 cruceristas, casi todos ellos británicos, que estos días realizan una travesía de una semana de duración con inicio y final en el puerto de Southampton y que tiene a nuestra ciudad como punto más meridional de la ruta.

El Azura atracó en el habitual muelle de trasatlánticos.
(Foto: Manuel Candal)

Minutos después de atracar el Azura hacía su entrada en puerto el flamante Rotterdam, propiedad de la naviera Holland America Line. El buque holandés se vio relegado al muelle de Calvo Sotelo Sur debido a la imponente presencia de los casi 300 metros de eslora del Azura por lo que su presencia en la ciudad a lo largo del día pasó algo más desapercibida para los coruñeses. El Rotterdam, procedente de Cádiz, trajo a bordo a unos 1.200 pasajeros que se encuentran realizando una espectacular ruta de 33 días de duración con salida desde el puerto de Singapur visitando exóticos destinos como Kuala Lumpur (Malasia), Colombo (Sri Lanka), Mumbai (India), Salalah (Omán) y Aqaba (Jordania). Tras atravesar el Canal de Suez el navío de bandera holandesa ha comenzado su periplo europeo con escalas en Nápoles, Civitavecchia (el puerto de Roma), Ajaccio (Córcega) y Ceuta. En la ciudad autónoma el Rotterdam marcó un hito el pasado 1 de abril al convertirse en el buque de pasaje más grande en atracar en sus muelles. Desde allí puso rumbo a la Tacita de Plata. A los que este impresionante viaje les pareciera poco Holland America Line ofrecía la posibilidad de ampliarlo a 50 días partiendo dos semanas antes del mismo puerto de Singapur y visitando varios lugares destacados de Indonesia como Bali o Surabaya.

El Rotterdam atracó en el muelle de Calvo Sotelo Sur lo que le obligó a revirarse durante la maniobra de salida.
(Foto: Carlos Rapela)

Una vez atracados en sus respectivas ubicaciones comenzó el desembarco masivo de turistas que convirtieron los aledaños del puerto en un auténtico hervidero de gente. Los pasajeros fueron bajando a tierra para aprovechar las breves horas de escala de la mejor manera posible, bien dirigiéndose a los autocares para disfrutar de las oportunas excursiones contratadas, bien para descubrir nuestra bonita ciudad en plan «aventurero» a pie o mediante o cualquier otro medio de locomoción. Para esta última propuesta la mañan no fue lo más propicia posible con algún que otro importante chubasco. Sumadas las listas de pasaje de Azura y Rotterdam obtenemos un número próximo a los 4.600 cruceristas lo que la convierte sin lugar a dudas en la primera gran cifra del año si bien las expectativas auguran que la misma se mejorará con el paso de las jornadas.

Bonita estampa portuaria con dos naves de crucero atracadas.
(Foto: Carlos Rapela)

Es hora de centrarnos en los dos protagonistas del día que si por algo destacan es por llevar a gala los nombres y los símbolos de las naciones a las cuales representan; Gran Bretaña en el caso del Azura y los Países Bajos por parte del Rotterdam. Por eso resulta tan curioso que a un barco con un acento «british» tan marcado cuyos colores de su país son su carta de presentación y  a otro que reinvindica sus raíces neerlandesas tanto en su propio nombre como en el de su naviera así como en la bandera y el puerto de registro que porta, el lazo que los una sea … Italia.

Los dos navíos durante su despedida de la ciudad. Rotterdam en primer término y Azura al fondo.
(Foto: Manuel Candal)

Porque por muy británico y holandés que se consideren Azura y Rotterdam respectivamente ambos navíos tienen en común el hecho de haber nacido en el país transalpino. Incluso coinciden en el punto exacto donde fueron creados: Monfalcone, una pequeña localidad de 28.000 habitantes situada en el golfo de Trieste, en la región de Friuli – Venezia Giulia en el norte de Italia. Tan asombrosa casualidad no lo es en absoluto; Monfalcone es mundialmente famosa por albergar una de las sedes de los prestigiosos astilleros Fincantieri, uno de los grandes nombres en lo que respecta a la construcción de barcos de pasaje.

Fincantieri es uno de los nombres indispensables para comprender la industria crucerística actual.
(Fuente: Il Piccolo)

Fundados en 1959 como sociedad estatal, este gigante de la construcción naval se privatizó en 1984 y en la actualidad da empleo directo a unas 22.000 personas en alguna de sus 12 sedes repartidas a lo largo y ancho de la geografía italiana. En su cartera de pedidos además de mercantes variopintos destacan la construcción de las principales unidades de la marina italiana y, sobre todo, la creación de un gran porcentaje de los cruceros que surcan los mares de todo el mundo. De sus gradas han salido buques que han hecho historia en esta industria como el Carnival Destiny (1996), en su día el buque de su clase más grande del mundo y primero en sobrepasar la simbólica cifra de las 100.000 T.R.B., el Grand Princess (1998), que le arrebató el récord al anterior, los Clase Vista entre los que se encuentran el Zuiderdam (2001) o las «Reinas» Queen Victoria (2007) y Queen Elizabeth (2010) y entre sus últimas creaciones el Britannia (2015) el nuevo buque insignia de la P&O. También otros nombres que han pasado a la historia por lo que no deberían: el malogrado Costa Concordia (2005) también llevaba el sello inconfundible de Fincantieri si bien salió de su sede de Sestri Ponente, en la ciudad de Génova. Todos ellos y una larga lista de buques que sería imposible enumerar aquí llevan la firma de esta puntera empresa que además de dotar a todas sus «criaturas» del diseño más espectacular y de los más avanzados sistemas tecnológicos las impregna de un inequívoco carácter italiano que se percibe en cada centímetro de su casco; por algo el lema de Fincantieri es: «Quando una nostra nave prende il mare, anche l´italia va» («Cuando uno de nuestras naves se hace a la mar, Italia va con ella».

Botadura del Guglielmo Marconi 1961en los astilleros Fincantieri de Monfalcone
(Fuente: Fincantieri)

Botado al agua el 21 de diciembre de 1996 el casco número 5980 y que a la postre se convertiría en el futuro MS Rotterdam no era ni de lejos el navío de pasaje más grande en ser creado por Fincantieri (como acabamos de ver ese mismo año se entregó a Carnival el gigantesco Carnival Destiny) pero sí marcaba un hito para su futura naviera, la Holland America Line, que en sus por entonces 125 años de longeva historia nunca habían sido poseedores de un buque tan grande: 59.642 toneladas de registro bruto y unas dimensiones externas de 237´9 metros de eslora, 32´2 metros de manga y un calado de 7´8 metros. El diseño, aunque nuevo, era una derivación de la exitosa S-Class formada por los buques Statendam, Ryndam, Veendam y Maasdam. Al exitoso Rotterdam lo siguieron los buques Volendam (1999), Zaandam (2000) y Amsterdam (2000) que si bien se consideran miembros de la misma serie (la Rotterdam Class o R-Class) no son gemelos entre sí. De hecho una  de las características más destacadas del Rotterdam y que le da ese aire tan inconfundible, su doble chimenea, sólo está presente en el Amsterdam.

El precioso Rotterdam con su inconfundible silueta presidida por la doble chimenea transitando por delante de la Torre de Hércules.
(Foto: Jose R. Montero) 

 Poco más de una década después de la entrada en servicio del Rotterdam la rápida evolución de la industria crucerística había dejado las dimensiones de este espléndido buque holandés en unos guarismos bastante discretos. En octubre de 2008 Fincantieri Monfalcone celebró la ceremonia de colocación de la quilla para su construcción nº 6166, el llamado a ser futuro Azura, todo un coloso que sin ser por aquel entonces el más grande del mundo tendría unas dimensiones de infarto: 115.055 toneladas de registro bruto, 290 metros de eslora, 36 metros de manga y un calado de 8 metros. A diferencia de lo que ocurrió con el Rotterdam en su día, el Azura no era un diseño nuevo; se trató del undécimo y último integrante de una de las sagas más prolíficas de esta industria en toda su historia, la Grand Class, iniciada en 1998 con la puesta en servicio del Grand Princess y que a lo largo de la primera década de este siglo vió como iban apareciendo una tras otra unidades gemelas con ligeras modificaciones respecto al diseño original. Salvo dos de sus integrantes, el Diamond y el Sapphire Princess que se construyeron en Japón, el resto de sus miembros salieron de la pequeña localidad de Monfalcone. Azura y Rotterdam, o lo que es lo mismo Reino Unido y Holanda. Y hemos acabado hablando de Italia. ¿Es curioso, verdad?
El Azura durante su puesta a flote el 26 de junio de 2010 en Monfalcone.
(Foto: P&O Cruises)

Volviendo a la jornada crucerística de este lunes y tras pasar unas horas haciéndose compañía mutua, a partir de las cuatro y media de la tarde comenzó de nuevo el movimiento en los muelles coruñeses. El primero en abandonar las instalaciones portuarias fue el Azura que tras los bocinazos de despedida, replicados cortesmente por el Rotterdam,  fue ganando velocidad paulatinamente para una vez superado el dique de abrigo poner proa al norte con destino al puerto de Bilbao. Sin más visitas programadas para este año el Azura no volverá a hacer escala en A Coruña hasta el próximo 20 de abril de 2017.

Azura con «escolta».
(Foto: Manuel Candal)

Por su parte el Rotterdam tampoco alargó mucho más su estancia en Marineda y cuando el Azura todavía era visible surcando la ría, soltó amarras y realizó un giro en la zona interior portuaria antes antes de iniciar su marcha. Una vez en aguas más abiertas el buque holandés puso rumbo a Southampton. La ciudad del sur inglés suele ser en la mayoría de las ocasiones el punto y final de las travesías de los buques que hacen parada en A Coruña pero en esta ocasión será la penúltima escala del viaje antes de poner proa hacia su puerto base que como no podía ser de otra forma es Rotterdam. El navío neerlandés volverá a reunirse con todos los coruñeses que así lo deseen muy pronto, el próximo día 20 de este mes y lo hará al igual que este lunes también acompañado.

(Foto: Jose R. Montero)

No quisiera finalizar el post sin agradecer la colaboración de mis amigos Manuel Candal, Jose R. Montero y Carlos Rapela que con sus estupendas fotos se han encargado de ilustrar esta entrada.