Los más supersticiosos dirán que era tentar demasiado a la suerte por aquello de que la del pasado martes era la escala número 13 que el megacoloso de Royal Caribbean tenía previsto realizar en el puerto coruñés. Sea por el factor de mal augurio que dicen suele acompañar a esta cifra o simplemente por pura casualidad, lo cierto es que en esta ocasión la llegada del Independence of the Seas a A Coruña hace unos días les otorga nuevos argumentos a favor para demostrar su teoría al colectivo de los que desconfían de gatos negros y rehuyen pasar por debajo de una escalera.

(Foto: Jose Montero)

Nada parecía salirse de lo que habitualmente nos tiene acostumbrados el Independence en sus escalas por agua coruñesas. Procedente del archipiélago canario el megabuque de Royal Caribbean asomó el hocico a la altura de la Torre de Hércules sobre las 11 de la mañana en el mismo instante en que la lancha de prácticos se dirigía hacia él para llevar a cabo la maniobra de entrada a la dársena. Todo rutinario si no fuese por un detalle; detrás de los prácticos y a toda velocidad rumbo al crucero aparecía la lancha de salvamento Salvamar Mirfak. Era la señal de que aquella no iba a ser una escala como las demás. El motivo de que se requirieran los servicios de salvamento marítimo era que a bordo del buque de pasaje era necesaria la evacuación de dos pasajeros. Tan pronto como la lancha de salvamento se colocó al costado de babor del Independence comenzó la operación; el buque aminoró la velocidad para permitir el desembarco de los pasajeros, tarea ésta complicada por el estado de las mismas y por las adversas condiciones climatológicas, sin embargo la extraordinaria profesionalidad y buen hacer del colectivo que vela por la seguridad de las gentes del mar llevó a cabo el procedimiento con éxito.

(Foto: Jose Montero)

Una vez concluida la misma, la Mirfak puso proa rapidamente hacia el muelle de Oza donde esperaban dos unidades medicalizadas para trasladar a los dos pasajeros al Complejo hospitalario Universitario de A  Coruña.

El Independence of the Seas realiza un giro de 180 grados tras finalizar la 
evacuación. A la derecha de la foto se puede ver a la Salvamar Mirfak 
dirigiéndose a toda velocidad hacia tierra para llevar a los dos pasajeros
enfermos al hospital.
(Foto: Jose Montero)

Es la segunda vez que el Independence of the Seas necesita asistencia de salvamento para evacuar a alguno de sus pasajeros durante sus visitas a la ciudad. La anterior fue el pasado 9 de abril y en aquella ocasión el buque, tras haber zarpado de A Coruña, tuvo que dar media vuelta a escasas 2 millas de la ciudad para permitir la evacuación de un niño de 8 años que sufría un repentino ataque de
apendicitis cuya gravedad obligó, al igual que en esta ocasión, a movilizar a la lancha de salvamaneto marítimo para evacuar al enfermo y a sus padres. Las evacuaciones en este tipo de buques suelen ser algo relativamente habitual debido en gran parte a la elevada media de edad de las personas que componen el pasaje.

Pero ahi no acabaron las peculiaridades de la «casi escala» del Independence of the Seas del pasado martes. Una vez finalizada la evacuación médica el buque siguió avanzando lentamente hasta la altura del faro de Mera donde realizó un inesperado giro de 180 grados para sorpresa de todos los que contemplábamos la maniobra desde la costa. El motivo del giro era que el capitán había tomado la decisión de anular la escala en A Coruña debido al fuerte viento reinante en la zona.

 

 El viento es uno de los principales enemigos de este tipo de embarcaciones, incluso por encima del fuerte oleaje. Su altura hace que expongan una gran superficie que provoca un acusado efecto vela en situaciones de fuerte viento dificultando de esta manera las maniobras incluso aunque éstas se lleven a cabo con la asistencia de remolcadores. Teniendo este condicionante presente y haciendo prevalecer, como es norma, el factor de la seguridad por encima de cualquier otro, el capitán del Independence of the Seas decidió anular la escala en la ciudad herculina y continuar viaje.

Tras el giro el Independence hizo sonar su bocina un par de veces a modo de despedida, pitidos que podríamos traducir como un «no ha podido ser», y fue incrementando paulatinamente su velocidad poniendo rumbo al norte hacia su siguiente destino y punto final habitual de sus rutas, la ciudad inglesa de Southampton.

…Y se fue por donde vino. Tras realizar el giro a la altura del faro de Mera 
el Independence puso rumbo a las islas británicas.

Tras esta fallida escala el Independence of the Seas cierra su periplo por aguas coruñesas por este 2012, un final algo agridulce pero que no empaña la sensacional campaña que este buque ha realizado este año en nuestra ciudad trayendo en cada una de sus visitas a unos 4.000 pasajeros con la consiguiente inyección económica que esto supone. El próximo año tendremos la oportunidad de volver a ver a este gigante de los mares surcar aguas de la bahía en un calendario, eso si, mucho más reducido que el de estos dos últimos años. Será el próximo 16 de mayo cuando veamos aparecer de nuevo al Independence por nuestra costa.

Para acabar con la entrada de hoy quisiera dar mi agradecimiento a mis buenos amigos, compañeros de afición y habituales colaboradores en el blog, Jose Montero y Manuel Candal por las extraordinarias fotos prestadas no sólo en el post de hoy si no en los muchos que en estos últimos 12 meses he realizado sobre este barco. Su aportación me ha permitido plasmar a este imponente navío desde multitud de encuadres magníficos dignos de dos grandes fotógrafos como ellos. ¡Gracias por vuestra inestimable ayuda, compañeros.