Si nos fiáramos de las apariencias más de uno y más de dos se habrían caido con todo el equipo el pasado miércoles 24 de julio al contemplar la maniobra de atraque de un buque de tamaño medio en el muelle de transatlánticos coruñés. Uno más de tantos que nos visitan, dirían muchos, sobre todo este año, que va camino de récord y nos malacostumbran a unos números que hace tan sólo unos años eran inimaginables. Pero como sucede en muchas ocasiones cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia y en el caso de nuestro protagonista de hoy tal afirmación no puede ser más cierta. Y es que el The World, que visitó A Coruña hace unos días, es lo más parecido a un buque de pasaje al uso sin serlo. Un lobo con piel de cordero o quizás el mejor disfraz nunca antes usado por una embarcación de pasajeros.

Cualquier aspecto que se describa sobre el protagonista de hoy no
permite incluir los calificativos «normal» o «convencional». Y es que se trata de un buque especial se mire por donde se mire; un punto y aparte en el mundillo de la navegación comercial de placer.
Una excepción dentro de un selectísimo grupo de excepciones. Porque para entender el engaño al que nos somete su discreta imagen habría que explicar el propósito con el que este barco fue creado hace poco más de una década. Un concepto que no nos creeríamos si no fuese porque es una realidad y estos días pudimos comprobarlo con nuestros propios ojos viéndolo atracado en el muelle de transatlánticos.


(Foto: Jose R. Montero)

A finales de los años 90 un grupo de visionarios norteamericanos tuvo
la intención de abrir un nicho inédito dentro del masificado mercado de
los cruceros con una idea que más bien parecía salida de la cabeza de
un demente: ¿y si en lugar de realizar un viaje por mar la gente pagara
por vivir en él?. Dicho concepto no tenía antecedentes
en la historia marítima y quizás lo más parecido sean los casos puntuales
de algunos acaudalados y extravagantes millonarios que pasaban gran parte del año
embarcados a bordo de los enormes «liners» que cruzaban el Atlántico en el siglo XX. Partiendo de esta idea nació el concepto The World como un proyecto dirigido a un público de altísimo poder adquisitivo ofreciendo la posibilidad de adquirir en régimen de alquiler alguno de sus apartamentos permitiendo a sus clientes una total flexiblilidad en la fecha de embarque, todo ello dentro del marco del lujo más refinado y nunca antes visto en otras navieras. De hecho el concepto principal del The World viene recogido en el lema de la compañía: viajar alrededor del mundo sin dejar el hogar.

Una de las espaciosas terrazas de las suites de popa del The World
Otra característica del barco  es que navega bajo pabellón de Bahamas.

El
proyecto echó a rodar un par de años después con los primeros
bocetos sobre como debería de ser esta utopía flotante. Inicialmente se
ideó un buque de unas 85.000 toneladas pero posteriormente ciertos
estudios de mercado creyeron conveniente construir una unidad más
pequeña, en torno a las 40.000 toneladas. El encargo finalmente fue
encomendado a los astilleros Fosen Mekaniske Verksted de Rissa
(Noruega)
y el buque vio la luz a principios de 2002. Las cifras del navío, como acabo de mencionar, son discretas y
muy alejadas de las tendencias actuales en el mundo de los cruceros:
43.188 toneladas de registro bruto, 196´35 metros de eslora, 29´2 metros
de manga y 6´7 metros de calado. La dotación del barco está compuesta
por 320 tripulantes y en capacidad máxima el The World puede albergar a
un total de 656 huéspedes si bien esta cifra nunca se alcanza y el buque
suele viajar a media capacidad debido a la especial condición de sus
camarotes/apartamentos. Esto provoca que en la mayoría de las travesías el número de los tripulantes supere al del pasaje, algo que resulta inviable para el resto de navieras pero que en el The World se convierte en norma para satisfacer todas las demandas de su reducido pero selectísimo pasaje.

El The World permaneció atracado unos días en el muelle de transatlánticos. 
En la foto se aprecia la marina de popa completamente extendida.

La realizada estos días ha sido su segunda incursión del presente año en tierras gallegas tras la protagonizada el pasado mes de abril en el puerto de Ferrol. Por A Coruña es la segunda vez que este raro ejemplar del lujo más exacerbado vestido de buque de crucero convencional se deja ver tras la visita inaugural que realizó en julio de 2004. Procedente de Lorient, en el noroeste francés, el ultralujoso navío llegó el pasado miércoles sobre las 07:00 horas y lo hizo para quedarse durante mucho tiempo, concretamente cuatro jornadas. Es uno de los muchos rasgos distintivos de este barco, sus tiempos de atraque en cada puerto, y que oscilan entre los 2 y los 7 días de pernocta, una característica que no osa igualar ninguna otra embarcación dedicada a este negocio.

Durante su estancia de 4 días en A Coruña el The World coincidió con el 
legendario buque escuela italiano Amerigo Vespucci.

Los privilegiados habitantes de este monumento flotante (unos 180 llegaron a nuestra ciudad, la mayoría de nacionalidad norteamericana) pudieron
disfrutar durante cuatro jornadas de las estupendas vistas de la ciudad
herculina con un espectacular extra, el buque de la marina italiana
Amerigo Vespucci que compartió atraque con el lujoso navío americano
durante unos días. La vista del espectacular velero escuela transalpino
debía ser especialmente llamativa desde la marina de popa del The World,
que desplegada a ras del agua ofrecía a los pasajeros/residentes de la nave la
posibilidad de tomarse una bebida descansando en una tumbona y
contemplando uno de los navíos a vela más bellos del mundo.

Detalle de la espectacular marina de popa del The World.

Como dije antes su aspecto exterior no parece diferenciarse mucho de las demás naves de crucero, quizás salvo por el mayor tamaño de las terrazas, pero es más que probable que
esa sea la intención; no olvidemos que a bordo viajan unos centenares de
megamillonarios cuya identidad exige ser preservada cuidadosamente por lo que
lo de pasar desapercibido más que una característica quizás sea una
imposición del cliente. Si en el aspecto exterior el The World no se diferencia demasiado de sus compañeros de profesión, en el interior sucede lo mismo y es que en este barco encontramos practicamente las instalaciones habituales en una nave de similar tamaño pero con ciertos «detalles» que marcan la diferencia. Así podemos visitar la joyería (en la cubierta 5 del buque) al igual que en otras muchas naves de pasaje, con la salvedad de que en la del The World hay un stock de existencias valorado en unos 12 millones de euros. También podremos pedir un vino de su excelente bodega, pero a diferencia de otros barcos aquí la botella más barata ronda los 1.000 euros. Queda demostrado que The World es un mundo aparte.

Detalle de la chimenea del The World.

Es hora de hablar un poco de las especiales estancias a bordo (ni me atrevo a llamarles camarotes y ahora comprenderán por qué). En el The World hay un total de 196 alojamientos, todos ellos exteriores, que se dividen en 88 suites y 108 apartamentos. Las 88 suites se situan en las cubiertas 6 y 7, van desde los 32 a los 62 metros cuadrados y cuentan con todos los lujos imaginables (baño de mármol, escritorio, almohadas de pluma de ganso y sábanas de algodón egipcio en la cama, etc…). Pueden ser alquiladas por un período de tiempo a gusto del consumidor y que oscila entre los 30 y los 300 días dentro de un máximo de dos años, lo que da la posibilidad al que las alquile de elegir los itinerarios que más le gusten  permitiendo que la naviera realquile su vivienda flotante cuando no la habita.

Las enormes terrazas de los apartamentos y suites de la nave.

Pero la joya de la corona de este mundo flotante son el más de un centenar de apartamentos localizados desde la cubierta 7 a la 11. Se podrían comentar mil y un detalles de sus fastuosos interiores pero yo me quedo con el dato del espacio: podemos elegir 7 configuraciones distintas que van desde los 103 a los 301 metros cuadrados; como lo leen; más de trescientos metros cuadrados de residencia con vistas que cambian de un día para otro: Lisboa, Venecia, Estocolmo, Barcelona… o A Coruña. Por supuesto al tratarse de una propiedad, los titulares pueden poner el apartamento a su gusto, lo que incluye desde el tipo de mobiliario, los colores de las paredes o las moquetas, de manera que no existen dos apartamentos iguales a bordo. Tampoco un contrato base tipo puesto que es personalizado para cada cliente y se pueden incluir numerosas cláusulas en base a la duración del alquiler, o los servicios contratados tales como el tipo mantenimiento de la residencia (el mantenimiento integral del apartamento sale por unos 800.000 euros anuales).

(Foto: Jose R. Montero)

¿Y cuánto cuesta tener un pequeño (o no tan pequeño) trocito de cielo en la tierra, o más bien en el mar? Pues lo cierto es que al tratarse de una oferta muy personalizada no hay un precio base pero ya les digo que barato no sale. Los precios oscilan entre los 3 y los 8 millones de euros por año dependiendo del tamaño del apartamento y el tipo de contrato firmado. ¿Un barco para millonarios? Quizás esta descripción se quede muy corta….

La popa del The World vista desde la cubierta del Amerigo Vespucci.

La salida, prevista para el sábado, no fue como la que nos tienen acostumbrados la mayoría de buques de crucero que llegan a nuestra ciudad; no podía ser de otra manera tratándose de este buque tan excepcional y en contra de lo que es habitual zarpó cuando el reloj se acercaba a la medianoche poniendo punto y final a una escala récord en A Coruña de casi 90 horas. Al día siguiente la plácida travesía que «el barco de los millonarios», como se le conoce en el mundillo de los cruceros, realizaba rumbo a Cascais se vio truncada por una emergencia. Cuando el The World transitaba a la altura de Vigo se dio la alarma de una supuesta caida al mar de uno de sus tripulantes en una zona sin determinar. Tras revisar las cámaras de vigilancia del buque se confirmó que el último registro de la persona desaparecida era de las dos de la mañana del domingo cuando el buque transitaba por la zona de Sisargas. Salvamento Marítimo puso en marcha el operativo de rescate en la zona movilizando a varias embarcaciones así como el avión de emergencias SAR y los helicópteros Helimer con
base en Cee y A Coruña. El The World también se sumó al operativo volviendo a la zona donde supuestamente se produjo el incidente pero pese al esfuerzo de los equipos de salvamento durante varios días la búsqueda resultó infructuosa. Fue el hecho luctuoso que empañó la visita a nuestra ciudad de este fastuoso buque cuyos privilegiados habitantes pueden presumir de tener el mundo en sus manos.

Para acabar la entrada de hoy quisiera dar las gracias a Juan Carlos Cilveti Puche porque parte de los datos de este post están extraidos de un magnífico artículo suyo, y a mi buen amigo Jose Montero de cuya autoría son algunas de las fotos que ilustran esta entrada.