Un clásico de nuestros muelles arribó el pasado 3 de mayo. Se trata del Braemar, el pequeño buque de la naviera de Fred. Olsen Cruise lines que casi todos los años nos obsequia con una o dos visitas a la ciudad. En esta ocasión el barco de la compañía inglesa llegó más temprano que de costumbre y poco antes de las 07:00 horas ya se encontraba amarrado a los norays del muelle de transatlánticos.

El Braemar recaló en A Coruña procedente del puerto de Avilés donde pasó gran parte del miércoles pasado permitiendo a sus pasajeros visitar la ciudad y sus alrededores. Quizás acostumbrados como estamos aquí a la presencia de enormes cruceros, la presencia de un buque como el Braemar nos pase desapercibida, pero en la localidad asturiana  la llegada de este buque fue todo un acontecimiento; De hecho es la primera vez que un buque de estas caracteristicas hace escala en Avilés.

El Braemar haciendo historia el pasado día 2 en el puerto de Avilés. 
Al fondo se puede ver el Centro Niemeyer.
(Fuente: delacontecerportuario)

Desde la salida de la flota Fred. Olsen del veterano Black Prince a finales de 2009, el Braemar se ha convertido en la unidad más pequeña de las cuatro que la naviera británica con base en Ipswich tiene en nómina. Eso pese a que nuestro protagonista fue sometido hace 4 años a un fuerte «tratamiento hormonal» que le hizo aumentar su longitud hasta los 195 metros y aumentar 4.000 toneladas su registro bruto. La reforma tuvo lugar en Hamburgo, en los astilleros Blohm & Voss, y para llevar a cabo el proceso se cortó al Braemar por la mitad y se le añadió una sección central de 31,2 metros.

Pedazo de barco: La sección de 31,2 metros ya acabada y lista para ser 
añadida al Braemar.
(Foto: Jens Boldt)

Creo que ya lo había comentado otras veces pero desde mi punto de vista su silueta ha perdido gracia. Da la sensación de que han tirado del pobre Braemar por proa y por popa en direcciones opuestas. No obstante estas reformas no buscan mejorar la estética de los buques, si  no aumentar la capacidad de pasajeros o el espacio de sus instalaciones a bordo. En este sentido el objetivo se cumplió sobradadmente puesto que con la operación el Braemar aumentó su capacidad de pasajeros de 727 a 977 personas, o lo que es lo mismo un 35% más.

El Braemar (en la izquierda) cortado en dos mitades, como si se tratase de un
 truco de magia. La sección que se le va a añadir aparece a la derecha de la foto.
(Foto: Andrew Rusack)

Alrededor del Braemar se ha creado una leyenda urbana, o casi mejor cabría decir cierta mala prensa; y es que en algunos círculos a esta nave se le conoce como el «tentetieso», apodo acuñado (con bastante mala leche he de decir) por su excesiva tendencia al movimiento cuando el mar comienza a agitarse. Este defecto viene dado por su escaso calado, y es que el Braemar es uno de los buques de crucero con menor calado de la flota crucerística. Así, si comparamos sus 5,40 metros de calado con el de otros barcos de similares dimensiones y años el Braemar sale bastante malparado.

Plano frontal del Braemar.

Por ejemplo; el Deutschland con 20 metros menos de eslora que el Braemar  tiene 5.8 metros de calado, el Amadea, de eslora similar, anda en los 6,6 metros y el Costa Voyager  7.1 metros, si bien este último es una unidad muy especializada. Si la comparación es con buques de los denominados clásicos al Braemar ya le salen los colores: el Black Watch, compañero de flota de nuestro protagonista, necesita 7,55 metros para navegar, un Marco Polo «gasta» 8,17 metros de calado, y el Saga Ruby se va hasta los 8,23.

De todas maneras no es una característica que comprometa su seguridad, quizás solo sea un aspecto a tener en cuenta por los muy sensibles al movimiento a la hora de elegir esta nave para un próximo crucero. Cuestión de llevar en la maleta doble ración de biodraminas.

Tras una breve escala de 7 horas, a las 13:30 el Braemar soltó amarras para poner rumbo a las islas británicas concretamente hacia el puerto de Dover. La próxima visita del «tentetieso» al puerto de A Coruña tendrá lugar el próximo 17 de diciembre y, salvo cambios de última hora, tendrá el honor de ser el último crucero que nos visite en 2012.