Quien piense que por estar a las alturas del año en las que nos encontramos ya no quedan cosas interesantes por ocurrir en los muelles herculinos está muy equivocado; por lo pronto el calendario crucerístico nos regaló el pasado martes una escala triple de cruceros  a cargo de los buques Amadea, Marco Polo y Navigator of the Seas, lo que a mediados de octubre no está nada mal. Se trata del último triplete del año… o casi.

En octubre siguen llegando los cruceros… desde todas direcciones.

Las jornadas con tanto ajetreo  en el puerto suelen comenzar bien temprano y esta ocasión no fue una excepción. Minutos antes de las séis y media de la mañana el pequeño Marco Polo maniobraba ya en aguas interiores del puerto coruñés para amarrar en el emplazamiento que se le había asignado para la ocasión, el muelle de Calvo Sotelo Sur. En su tercera comparecencia en A Coruña durante el presente año, el veterano buque operado por la naviera británica Cruise & Maritime Voyages trajo a la ciudad a unos 800 pasajeros que estos días han estado realizando una travesía de 10 noches de duración iniciada el pasado día 2 en el puerto de Bristol-Avonmouth y que ha hecho paradas en La Pallice, Bilbao, Lisboa, y Leixoes antes de recalar en tierras gallegas. A Coruña fue la última parada de un viaje que finalizó ayer en el mismo punto donde se había iniciado.

El veterano Marco Polo, de nuevo por aguas herculinas.

Tras el atraque del precioso Marco Polo la tranquilidad volvió a adueñarse de la rada herculina hasta bien entrada la mañana. Poco antes de las 11 surgió en el horizonte la colosal figura del Navigator of the Seas, que procedente de Funchal y a velocidades que en algunos momentos superaron los 22 nudos, adelantaba su llegada prevista a la ciudad en más de una hora. La razón de tanta prisa era la declaración a bordo de una emergencia médica que obligaba a la evacuación de una persona hacia el centro hospitalario más próximo, un hecho casi calcado al protagonizado por el Independence of the Seas, compañero de flota del Navigator, en su escala en A Coruña del pasado día 28. Si alguna malpensado piensa en que algún tipo de gafe se cierne sobre los buques de la naviera Royal Caribbean les diré que estas situaciones son muy comunes en este tipo de navíos y el que le haya «tocado la china» a estos dos barcos encuentra su explicación en las leyes de la probabilidad; un buque con 5.000 personas a bordo es más susceptible de sufrir estos percances que uno que sólo transporte 2.000.

Correcaminos: El Navigator of the Seas entró a toda velocidad en el puerto coruñés por culpa de una emergencia médica.
(Foto: Manuel Candal)

El Navigator of the Seas y sus tres mil pasajeros se encuentran realizando una singladura de dos semanas de duración  que se inició en Southampton (puerto base de la nave) el pasado día 29 y que hasta su llegada a nuestra urbe había realizado escalas en Vigo, Lisboa, Agadir, Arrecife, Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife y la mencionada Funchal. Tras recalar en A Coruña el buque continuó ruta hacia el puerto de Le Havre, habitual parada de este tipo de barcos para que sus pasajeros visiten París. La ruta finaliza hoy en el mismo puerto de salida.

Que el post de hoy lleve la coletilla del «casi» tiene un porqué y es que tecnicamente la del martes no fue una escala triple de cruceros. Sí que es cierto  que los citados buques atracaron en A Coruña a lo largo de esa jornada, pero no llegaron a coincidir y no lo hicieron por unos escasos 20 minutos de margen. Ese fue el tiempo transcurrido entre la salida del Marco Polo, que se hizo efectiva a las dos de la tarde con rumbo a tierras británicas, y la llegada del Amadea, que procedente de Bilbao a esa hora pasaba por delante de la Torre de Hércules en maniobra de entrada. La circunstancia dio lugar a una imagen poco frecuente en nuestra ría como es el cruce de dos buques de pasaje en pleno golfo ártabro.

Cruce de caminos: Pocas veces podemos ver en la ría coruñesa una imagen como la del pasado martes, con el Amadea llegando a las instalaciones herculinas «dándole la roja» al Marco Polo, que en esos momentos ponía rumbo a las islas británicas.

En su primera y única presencia de este año en la ciudad el Amadea, operado por la compañía germana Phoenix Reisen, trajo a casi 600 cruceristas, alemanes en su totalidad, que disfrutan estos días de un crucero de 17 noches de duración iniciado el pasado día 3 en el puerto germano de Bremerhaven y que incluye paradas en Portsmouth, Burdeos, Bilbao, A Coruña, Leixoes, Lisboa, Portimao, Málaga, Cartagena, Denia, Tarragona, Barcelona y Sete. El viaje concluirá en Villefranche el próximo día 20.

Primera visita del año a la ciudad para el poco habitual Amadea.

Además de generar unas preciosas instantáneas surcando aguas coruñesas, los tres buques que se dieron cita el martes en A Coruña dejaron una cifra total de 4.400 pasajeros llegados por vía marítima en una sola jornada, lo que no está nada mal teniendo en cuenta que dos de ellos, el Amadea y el Marco Polo, no son precisamente unos gigantes de los mares, título que en cambio si podemos aplicar al Navigator. Gigantes o no los tres naves tienen motivos más que suficientes para que les dedique a continuación unas cuantas líneas de manera individual.

Indudablemente el componente del trío que más miradas acaparó fue el impresionante Navigator of the Seas. A él beneficiaban tanto su gran tamaño como la ubicación de su amarre consecuencia de la anterior característica. Hablamos de un buque de 137.276 toneladas de registro bruto que en el momento de su debut en A Coruña, allá a finales de 2007, se convertía en el segundo buque de pasaje más grande de todos los tiempos en atracar en nuestra ciudad por detrás del emblemático Queen Mary 2 que lo supera ligeramente. Mucho ha cambiado la película desde aquella lejana fecha y hoy en día el buque de Royal Caribbean no figura ya en el podio de los más grandes en la ciudad (ni siquiera en el top ten). Desde su brillante estreno en nuestra ría hace casi una década no volvió a dejarse ver por aguas herculinas hasta el año pasado cuando regresó a A Coruña sustituyendo a su gemelo Explorer of the Seas como uno de los dos componentes que la naviera norteamericana sitúa en las islas británicas como base de operaciones (el otro es evidentemente el archiconocido Independence). Por cierto y para aclarar una cuestión que mucha gente me plantea, el Navigator NO es gemelo del Independence; pertenecen a clases distintas (Navigator = Clase Voyager frente a Independence = Clase Freedom). El Navigator es ligeramente más pequeño: su registro bruto es 18.000 toneladas menor y es 28 metros más corto de eslora si bien sí que es cierto que el diseño de este último fue el que se tomó como base para crear los buques de la serie Freedom.

El Navigator of the Seas es desde el pasado año uno de los representantes de la naviera Royal Caribbean en A Coruña.
(Foto: Manuel Candal)

Con un volumen cinco veces inferior al del Navigator of the Seas, el encanto del Amadea reside en que hablamos de una unidad no muy conocida por nuestros muelles a pesar de que ya nos ha visitado en alguna que otra ocasión. Estamos ante un buque único en el sentido más estricto del término ya que a diferencia de lo que suele ser habitual en esta industria el Amadea no tiene buques gemelos; fue construído en los astilleros Mitsubishi Heavy Industries de la ciudad nipona de Nagasaki y entró en servicio a finales de 1991 con el nombre de Asuka. Su peculiar diseño que no pasa desapercibido en absoluto esconde numerosas caracteríticas insólitas para un barco construído a principios de los 90 del pasado siglo como el hecho de que practicamente la totalidad de sus camarotes son exteriores (salvo 3 que presentan la vista obstruída). Tras un primer período comercial destinado en el mercado japonés con la compañía NYK, en 2006 el buque inició operaciones con su actual naviera, que fue la encargada de rebautizarlo como Amadea.

Diseño noventero y formas un tanto «rarunas», características del Amadea.

Y nos queda el tercer y más pequeño integrante del trío, el legendario Marco Polo, uno de los buques preferidos por shispotters y aficionados al mundo naval en general por representar en sí mismo una época de la navegación ya pretérita y que en poco se asemeja a la actual. Y es que este veteranísimo navío es todo un anacronismo flotante que por esta razón convierte sus escalas en la dársena herculina en todo un acontecimiento. El Marco Polo comenzó a navegar en 1965, tiene por lo tanto ¡52 años! y una biografía que da para un guión de una buena película: sus inicios fueron portando una hoz y un martillo en su chimenea, trabajando al otro lado del telón de acero hasta la caída del bloque comunista a principios de la década de los 90. Hoy en día es uno de los pocos representantes de la otrora potentísima flota soviética que continúa navegando, aunque sea para intereses capitalistas (que vueltas da la vida…).

 
Dos iconos de intemporales juntos en la misma foto.

Siempre que me surge la oportunidad aprovecho para comparar los buques de cruceros modernos, a los que muchos llaman despectivamente cajones flotantes, con los clásicos (los que tienen «forma de barco») y en este caso la ocasión es pintiparada; pese a la enorme diferencia de magnitud que los separa Marco Polo y Navigator OTS sorprendentemente casi coinciden en una de sus medidas y es su calado: 8´6 metros para el Navigator of the Seas y 8´17 metros en el caso del Marco Polo, un aspecto que constata con cifras lo mucho que ha cambiado la arquitectura naval en las últimas décadas. Así el brutal aumento de tamaño experimentado por las unidades crucerísticas modernas se ha dado a lo largo (la eslora) y sobre todo a lo ancho (la manga) y a lo alto. La única dimensión que se ha mantenido dentro de unos límites racionales es el calado (explicado grosso modo es la parte que necesita llevar sumergida un barco para poder navegar) y la razón es que aumentar esta magnitud restringiría el acceso de los buques a ciertas zonas o puertos, limitando de esta manera su oferta. La consecuencia directa de ésto es que su comportamiento con mala mar deja bastante que desear y los buques de antaño de grandes calados como el Marco Polo les dan mil vueltas en lo que respecta a cualidades marineras. Por youtube circula un vídeo en el que se aprecia perfectamente lo que acabo de comentar: En él se ve al mítico Queen Elizabeth 2 (1969) y al moderno Queen Victoria (2007) navegando en tandém durante un crucero trasatlántico a la salida de Nueva York mientras les atiza un temporal simplemente correcto. La diferencia de comportamiento entre ambos barcos es más que notable y equivale a ver a un patinador olímpico frente a una vaca con patines.

Obviamente la foto no es de su escala de este martes pero nos sirve para ilustrar las buenas cualidades marineras del Marco Polo. Si alguna vez tenéis oportunidad de ver a este barco navegar con mala mar no perdáis la ocasión de hacerlo; es pura poesía visual.
(Foto: José R. Montero)

Volviendo al pasado martes y tras la marcha del Marco Polo, el Amadea y el Navigator of the Seas quedaron haciéndose mutua compañía hasta última hora de la tarde. Con las últimas luces del día el megacrucero de Royal Caribbean partió la ciudad rumbo a tierras francesas mientras que el Amadea lo hizo ya con noche cerrada, sobre las nueve, en su caso hacia el sur en dirección a la dársena de Leixoes.

Las últimas luces del día despidieron al gigante del trío, el Navigator of the Seas, que volverá a la dársena coruñesa el próximo año.
(Foto: Manuel Candal)

Con sus respectivas recaladas y salvo cambios de última hora o visitas no programadas, los tres protagonistas del pasado martes dan por concluída su presencia en la ciudad por este 2017. La agenda de 2018 no obstante ya les ha reservado un hueco a dos de ellos: el Navigator of the Seas realizará tres escalas el próximo año estando la primera de ellas prevista para el 3 de mayo. Por su parte el Marco Polo hará una única escala fechada para el 24 de abril. El Amadea de momento no ha confirmado su presencia en el puerto coruñés para el próximo curso.

En 2018 el puerto coruñés tendrá el gran honor de volver a recibir al legendario Marco Polo. Será a finales de abril.

 No quisiera terminar la entrada sin agradecer a mi amigo y habitual colaborador en el blog, Manuel Candal, su aportación en esta ocasión en forma de estupendas fotos sobre la entrada y la salida del Navigator of the Seas. También he echado mano del impresionante archivo fotográfico de mi amigo José R. Montero.

Salvo las que así lo indican, las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas
ellas