(Foto: Quique Blanco)

Normalmente este modesto blog que están ustedes leyendo trata de hacer una breve reseña de todas y cada una de las escalas de los buques de crucero que visitan cada año la ciudad de A Coruña y si bien ésta es la norma general muy de vez en cuando se producen excepciones; así de buenas a primeras se me ocurren las entradas especiales dedicadas a la Regata de Grandes Veleros 2012, las dedicadas a algún que otro buque escuela o incluso el post homenaje al que fuese durante este último cuarto de siglo buque estrella de la armada española, el Principe de Asturias. A fin de cuentas estas excepciones lo único que vienen a demostrar es que además de la evidente atracción que siento por los buques de pasaje en particular tengo una gran afición por todo lo relacionado con el mundo marítimo en general.

En algunas ocasiones los protagonistas del blog no son barcos de crucero. Fue el caso 
del buque escuela Juan Sebastian de Elcano con motivo de su visita a Ferrol en febrero de 2013.

En otras ocasiones sin embargo el «individuo» a analizar sí se corresponde con la especie habitualmente descrita en el blog pero con la particularidad de haber hecho escala en otros puerto de la geografía gallega como el de Ferrol o Vigo por ejemplo. Sea como fuere no he querido dejar pasar la oportunidad de dedicarle unas líneas, aunque sea de manera breve, a dos de esas contadas excepciones que por puro azar se dieron la semana pasada en las Rías Baixas; por un lado la visita de toda una leyenda de los mares en aguas olívicas y por otro, la presencia de un buque  no de tanto renombre como el anterior pero que hizo escala en un lugar bastante inusual para un barco de crucero. Como siempre empezaré por estricto orden de llegada.

Toda una leyenda de los mares en Vigo. ¿Cual será?…
(Foto: Quique Blanco) 

Y empiezo por Vigo. Que esta ciudad ha sido, es y será la referencia del noroeste español en cuanto a captación de tráficos de crucero se refiere, sobra decirlo. La prueba de esta afirmación es que hasta el año pasado en las dos últimas décadas Vigo gobernó con mano de hierro siendo el puerto de su zona donde más escalas de cruceros se producían. Eso fue hasta 2013; Ese año A Coruña le arrebató el mando en cuanto a número de escalas recibidas, algo realmente histórico que lo único que confirma es la tremenda pujanza que la ciudad herculina está teniendo en los últimos años en este sector y nada más; Vigo seguirá siendo por tradición (y por instalaciones) parada obligada para muchas navieras así que tampoco es noticiable que en el muelle Alberto Durán de la ciudad viguesa atraque alguna de estas ciudades flotantes salvo que uno de esos navíos que frecuentemente visitan esas instalaciones sea una auténtica joya de los mares.

La esbelta línea del Funchal.
(Foto: Quique Blanco)

Fue el caso del protagonista del pasado día 24. Porque el Funchal no es un buque de crucero más; es algo distinto. Se trata del orgullo marítimo de Portugal, 53 años de historia viva de la
navegación que presume entre otras muchas cosas de haber sido siempre
fiel a una misma denominación y es que en ese más de medio siglo de vida
marinera el nombre de Funchal ha permanecido invariable en su amura,
algo de lo que muy pocos buques de su especie (casi me atrevería a decir que 
ninguno) pueden presentar en su curriculo. Procedente de Falmouth (Reino Unido) el legendario buque luso atracó a primera hora de la mañana del pasado jueves con apenas 80 pasajeros a bordo que pudieron pasar gran parte del día visitando la urbe viguesa o bien realizando las preceptivas excursiones a otras localidades cercanas como Baiona, si bien el reducido número de turistas  recién llegados no disfrutaron de una climatología muy agradable con una jornada más propia del invierno que de las fechas en las que nos encontramos.

(Foto: Quique Blanco)

Construido en 1961 en los astilleros Helsingor Skibsvaerft A/S de Dinamarca este emblemático navío es sin lugar a dudas uno de los más bellos ejemplares de su especie que continúan en servicio; y es que pese a sus medidas más que discretas el Funchal destaca allí donde llega gracias a una esbelta línea clásica acentuada por el bonito color de su casco. Se trata de un buque de 10.031 toneladas de registro bruto con 152´6 metros de eslora, 19 metros de manga y un calado de 6´3 metros que puede albergar en sus 6 cubiertas de pasaje a un máximo de 524 pasajeros con una dotación formada por 160 personas. Es la primera escala del Funchal en Vigo desde que iniciara su nueva etapa comercial hace apenas un año.

(Foto: Quique Blanco)

Es evidente que más de cinco décadas de vida dan para muchos altibajos y los últimos años no han sido fáciles para este venerable anciano que meses atrás estuvo a punto de ser enviado al desguace tras quebrar su naviera. Afortunadamente el buque se libró de tan fatídico final cuando un nuevo proyecto, denominado Portuscale Cruises, se hizo con el barco finalizando su profunda renovación y volviéndolo a poner en servicio tras más de dos años en dique seco. Esta naviera además del Funchal opera con otros buques legendarios tales como el Lisboa (el ex-Princess Danae de 1955) o el Azores (el antiguo Stockholm que hundiera al mítico Andrea Doria en 1956). Tras pasar buena parte del día atracado en la ciudad el Funchal soltó amarras a las 19:30 horas y con la ayuda de un remolcador viró poniendo proa a la bocana de la ría para dirigirse hacia su siguiente destino, el puerto de Cádiz. Esperamos volver a ver muy pronto a este tesoro naval por nuestra costa, ojalá que visitando también A Coruña.

(Foto: Quique Blanco)

 Y si el jueves la noticia cruceril estuvo en Vigo, al día siguiente se trasladó a Vilagarcía; quizás un puerto no tan habituado a recibir a este tipo de buques como A Coruña o la propia ciudad olívica pero que poco a poco va abriéndose paso como lugar de atraque de barcos de pasaje. En esta ocasión el protagonista fue el buque Minerva que abrió de esta manera la temporada de cruceros en este puerto de la comarca de O Salnés. El pequeño navío de bandera bahameña llegó a la rada arousana sobre las 13:30 horas procedente de
Lisboa para pasar todo el día amarrado y permitir que su pasaje, formado
en esta ocasión por 297 personas, tuviera la oportunidad de conocer algo mejor la
geografía gallega pese a la mala climatología.

La climatología no acompañó durante la escala del Minerva 
en Vilagarcía el pasado viernes.
(Fuente: diariodeaorusa.com)

Construído en el año 1995 en los astillleros italianos Mariotti, la del Minerva es una de las más rocambolescas historias de cuantas existen relacionadas con la construcción de este tipo de navíos y es que su casco, en principio destinado a convertirse en un buque espía soviético permaneció durante varios años abandonado hasta que fue comprado por una empresa con el propósito de convertirlo en un barco de cruceros convencional. Se trata de una nave de pequeño tamaño de 12.331 toneladas de registro bruto, 133 metros de eslora, 20 metros de manga y un calado de 6 metros y que en sus 6 cubiertas de pasaje puede albergar a un máximo de 474 pasajeros con una tripulación de 157 personas.

Como suele ser habitual cada vez que un buque de estas características atraca en Vilagarcía todos los estamentos se volcaron
para que los visitantes se llevasen un grato recuerdo de su paso por
esta localidad y la Autoridad Portuaria en colaboración con el
ayuntamiento, la asociación de comercio «Zona Aberta» y la de hosteleros
desarrollaron diversas actividades para facilitar la estancia a los
cruceristas tales como un puesto de información a pie de muelle o una
parada de taxis junto a la escala del buque, además de un bus lanzadera
que comunicaba el puerto con el centro de la villa. Como siempre un 10
en organización que tuvo su guinda en la actuación de un grupo de
gaiteros para despedir al Minerva en su partida. Su salida se produjo a las 22:00 horas rumbo al norte, concretamente hacia el
puerto de Portsmouth (Gran Bretaña), localidad muy cercana a Southampton y cuyo puerto suele ser más habitual para este tipo de barcos.

Muchas navieras están confiando en el puerto arousano para las escalas de sus barcos ofreciendo de esta manera  un destino alternativo a los más habituales ofrecidos por el resto de compañías. Bajo esta premisa Vilagarcía de Arousa ha apostado muy fuerte en los últimos años por el sector de los cruceros buscando su pequeña cuota de mercado y la valiente apuesta lleva dando sus frutos desde hace ya algún tiempo; en 2012 fueron 7 los buques de pasaje que se acercaron hasta este puerto de las Rías Baixas y en 2013 fueron 6. Para el presente año la nómina de visitas se mantiene en las mismas cifras y las previsiones apuntan a que hasta el final de año serán 7 los navíos de crucero que visiten la dársena arousana. Tras la visita del pasado viernes el próximo 21 de mayo será el lujoso buque Seabourn Legend el que tomará el testigo dejado por el Minerva y para el 2015 ya hay confirmada una escala, la del buque Adonia de la P&O.

La naviera P&O desembarcará por primera vez en el puerto de Vilagarcía 
en 2015 con su buque Adonia. En la imagen el navío durante la maniobra 
de atraque en una de sus múltiples escalas en A Coruña.

No quisiera acabar sin agradecerle a mi amigo Quique las estupendas fotos prestadas de la salida del Funchal sin las cuales esta entrada no habría sido posible. Las del Minerva (salvo las indicadas) son de mi colección tomadas de diferentes escalas realizadas en A Coruña.