La ausencia de buques de cruceros no significa que los muelles herculinos se queden huérfanos de barcos interesantes. Estos días coinciden en los pantalanes de Marina Coruña tres llamativas embarcaciones cuyo amarre en la misma línea de atraque da lugar a una curiosa estampa que mezcla lo clásico y lo moderno y que no pasa inadvertida a todos los que pasean por el dique de abrigo: se trata de los veleros Eye of the Wind y Johann Smidt y el superyate Delta One y aprovechando su estancia en la ciudad voy a hablaros un poco de ellos, empezando por el más veterano del trío, el Eye of the Wind.

El Eye of the Wind es toda una reliquia flotante.


Y es que ahí donde los véis este histórico navíotien más de un siglo de vida; fue construido en el año 1911 en los astilleros C. H. Lühring
de la ciudad alemana de Brake bajo el nombre de Friedrich. El Eye of the
Wind
es un velero de 2 palos con aparejo de bergantín-goleta y con
casco de acero remachado que tiene unas dimensiones principales de 40´23
metros de eslora, 7 metros de manga y un calado de 2´7 metros. Su
registro bruto es de 129 toneladas. La nave cuenta con una superficie vélica que alcanza los 750
metros cuadrados pero para las ocasiones en las que Eolo no se muestra
del todo colaborador o para las maniobras en puerto cuenta con un motor
diesel de 600 CV.

 Arriba: «Here we go one we go all» lema inscrito en la campana del velero.
Abajo: Detalle de la rueda del timón del Eye of the Wind.

(Fuente: eyeofthewind.de)

En sus inicios el
Eye of the Wind operó como buque de carga para intereses alemanes y
suecos, realizando rutas por el Báltico y el Mar del Norte y también fue
usado para la pesca del arenque en la costa de Islandia durante el
verano. Más tarde el barco fue despojado de sus mástiles pasando a
funcionar exclusivamente como nave a motor y en 1969 sufrió un gran
incendio que lo dañó gravemente hasta el punto de hacerlo desaparecer.
En 1973 y tras muchos avatares fue reconstruido por un grupo de
entusiastas de los navíos clásicos que lo reconvirtieron en bergantín-goleta y
lo rebautizaron como Eye of the Wind inspirándose en el libro de Sir
Peter Scott
publicado en 1961. Tras casi 4 años de trabajos el velero
zarpó de Plymouth como el buque insignia de la “Operación Drake”, una
expedición científica de dos años alrededor del todo el mundo
patrocinada por el Príncipe de Gales. Su presencia en esta expedición le
granjeó mucha fama, consiguiendo varios contratos en Hollywood para
rodar varias películas. En la filmografía de este veterano actor
flotante figuran títulos como “El Lago Azul”, “Tormenta Blanca” o
“Tai-Pan”. Fue en el rodaje de este último filme donde los productores
de la misma equiparon a la nave con un conjunto de velas de color canela
para crear el efecto de dos naves distintas. El velamen se conservó
después de la filmación y hoy en día constituye una de las señas de
identidad del navío.

El Eye of the Wind presenta una inconfundible estampa marinera.
(Fuente: eyeofthewind.de)
Tras su
participación en la Tall Ships Races del 2000, un hombre de negocios danés
compró el barco para destinarlo a uso privado estableciendo su base en
Gilleleje (Dinamarca)
. Los nuevos propietarios restauraron por completo
la nave con materiales nobles. Desde 2009 el Eye of the Wind pertenece al FORUM Trail & Sail, un grupo empresarial alemán que lo destina a programas de entrenamiento para
jóvenes además de cruceros chárter por todo el mundo. Pese a sus dueños germanos el buque sigue luciendo bandera británica al estar
registrado en Saint Helier (Isla de Jersey). La presencia del Eye of the Wind en A Coruña es bastante habitual y raro es el año que no descansa unos días en la ciudad cuando regresa de alguno de sus viajes.

Amarrado a unos pocos metros del Eye of the Wind podíamos ver al Johann Smidt, un buque de 2 palos de aparejo de goleta y casco de acero construido en los astilleros Cammenga de la ciudad de Amsterdam y pusto en servicio en el año 1974. Se trataba de un encargo hecho por la asociación neerlandesa “Stichting Het Zeilend Zeeschip” que lo explotó con el nombre de Eendracht realizando cruceros de instrucción para jóvenes. En su concepción se entremezclaron aspectos tradicionales de la construcción de barcos a vela con las técnicas modernas propias de la construcción de yates. Con 146 toneladas de registro bruto, la embarcación tiene 35´95 metros de eslora, 8´03 metros de manga y un calado de 3´60 metros. Sus 5 velas le otorgan una superficie vélica total  de 471 metros cuadrados aunque también puede usar como método de propulsión su motor, un diesel GM-Detroit de 390 CV.

Más moderno que el Eye of the Wind, el Johann Smidt es otro bello velero muy habitual en nuestras aguas.

En 1989 la asociación sustituyó la nave por una goleta más grande, el actual Eendracht, y nuestro protagonista fue vendido por 2´4 millones de marcos alemanes a la organización “Clipper Deutsches Jugendwerk zur See” (“juventud alemana trabajando en la mar”) con sede en la ciudad de Bremen, que estaba buscando un cuarto barco para llevar a cabo su misión de instruir a los jóvenes en el conocimiento marítimo tradicional. La nave fue rebautizada como Johann Smidt en homenaje al que fuera alcalde de la urbe germana en el s. XIX. Desde entonces el navío opera como buque escuela aunque en ocasiones también realiza cruceros chárter privados navegando principalmente por el Báltico durante los meses de mayo a octubre mientras que en invierno lo hace por aguas de las Islas Canarias y también de las Islas Baleares. Desde 2007 «Johnny», como se conoce popularmente a este velero, viaja regularmente al Caribe durante el invierno como parte del proyecto High Seas High School, en el que estudiantes germanos se embarcan durante varios meses utilizando el velero como aula flotante. Desde el 2016 el curso alterna cada año entre este navío y el bergantín Roald Amundsen. Además el Johann Smidt navega en muchos eventos de grandes veleros, como la Tall Ships Races, en la que ha obtenido la victoria en algunas etapas.

Un grupo de «lugareños» observa la partida del Johann Smidt durante una de sus escalas en la ciudad.

Por último y para los que les guste un estilo más moderno, entre los dos veleros de estampa clásica se erigía estos días la portentosa figura del Delta One, un superyate de líneas robustas de los que inevitablemente hacen girar la cabeza a los paseantes. Construído en los astilleros Mulder, situados en la localidad neerlandesa de Zoeterwoude, y puesto en servicio en 2017 el Delta One es un buque de casco y superestructura de aluminio de 295 toneladas de registro bruto y unas medidas de 36 metros de eslora, 8´5 metros de manga y un calado de 2´1 metros. Sus dos motores diesel Caterpillar C-18 ofrecen 1.137 CV cada uno y son capaces de impulsar la nave hasta los 17 nudos de velocidad máxima.

 El «discreto» Delta One.

Mulder es una firma especializada en la construcción de yates que en los últimos años está alcanzando un gran éxito debido a sus lanzamientos que combinan de manera muy acertada elementos de diseño propios de yates clásicos con los de yates de última generación. El resultado da lugar a embarcaciones de aspecto muy llamativo y con mucha personalidad que están consiguiendo numerosos premios en el sector; así su anterior creación, el Solis, ya se hizo con el World Superyacht Award en 2017 y nuestro protagonista de hoy, buque insignia de este astillero, revalidó el premio en 2018.

 El diseño del Delta One es francamente llamativo destacando entre muchos detalles su característica proa recta.

Como suele suceder con este tipo de embarcaciones el nombre de sus dueños es una incógnita aunque su presencia en numerosas páginas de alquiler sugiere que el buque se dedica en estos momentos al chárter, si bien en ninguna de las páginas que he consultado lo he visto disponible. Desconozco también si durante su estancia en A Coruña llegó con pasaje a bordo o si tan sólo fue una escala técnica con tripulación. lo que sí os puedo contar es algo de lo que esconde en su interior esta lujosa nave (y no porque me dejaran subir a ella). El Delta One puede albergar a un total de 10 huéspedes (además de sus 5 tripulantes) gracias a sus 5 lujosas suites de las cuales la principal incluye vestidores, un baño sobredimensionado y un acceso privado a una sala de estar situada a proa. En la cubierta superior un salón comedor permite almorzar al aire libre o tumbarse a sestear en una de sus hamacas. Completan esta zona una barra de bar y una impresionante bañera hidromasaje con capacidad para 8 personas.
Ya sea de día o de noche el Delta One resulta espectacular.
(Fuente: claydonreeves.com)

El Delta One cuenta con una marina desplegable a popa para aumentar la superficie del buque y permitir la práctica de diversos deportes acuáticos, para lo cual cuenta con una serie de gadgets a bordo entre los que se incluyen 6 seabobs y 2 motos de agua.
 
El Delta One con la marina de popa desplegada mientras una moza se da un baño en el jacuzzi.
 (Fuente: claydonreeves.com)

Eye of the Wind, Johann Smidt o Delta One: ¿Con cual os quedáis?.

Salvo las que así lo indican, las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas
ellas.