Tras realizar un breve resumen de lo que dio de sí el paso de la Tall Ships´ Races 2016 por A Coruña, es hora de comentar algo más de sus protagonistas, los 30 veleros que recalaron en nuestra ciudad. Empezaré este repaso por aquellos que más miradas acapararon, los más grandes del certamen. Los clase A.

De los 10 buques de clase A que se dieron cita en A Coruña uno de los más destacados para el público fue el Simón Bolívar, el buque escuela de la Armada de Venezuela, sobresaliendo además de por su belleza y tamaño por la gran bandera nacional que lucía a popa. Se trata de uno de los componentes de los «4 españoles», el cuarteto de buques escuela de varias armadas sudamericanas construídos en los ya desaparecidos astilleros Celaya españoles con sede en Bilbao y que entre finales de los 60 y los 70 eran la referencia mundial en la construcción de este tipo de navíos. Los otros tres integrantes de este fenomenal grupo son el colombiano Gloria (1968) , el ecuatoriano Guayas (1977) y el mexicano Cuauhtémoc (1982), que si bien no son gemelos guardan muchas semejanzas entre ellos.

Vista del ARBV Simón Bolívar a palo desnudo.

El ARBV Simón Bolívar (iniciales de Armada de la República Bolivariana de Venezuela) entró en servicio en agosto de 1980 y es un velero de tres mástiles con aparejo de bricbarca que con sus 23 velas puede exponer al viento un total de 1.650 metros cuadrados de superficie vélica. Sus 82´5 metros de eslora total (incluyendo el bauprés) lo convirtieron en el segundo por tamaño de los grandes veleros presentes en A Coruña tan sólo por detrás del Statsraad Lehmkuhl. Como buque escuela de la armada de su país el principal cometido del Simón Bolívar es la formación de los futuros oficiales navales si bien otro de sus roles es el de representar a su nación en aquellos eventos o puertos en los que participa o visita; de hecho su apodo es el de El Embajador Sin Fronteras.


Arriba: Una placa en cubierta recuerda los orígenes vascos de este espectacular navío.
Abajo: Detalle del mascarón de proa, vestido con los colores de la enseña venezolana.

El noruego Statsraad Lehmkuhl por su parte pudo presumir en su estancia coruñesa no sólo de ser el más grande de las tres decenas de navíos presentes en el puerto herculino sino también de ser el más longevo (al menos entre los clase A) con sus 102 años sobre sus cuadrenas y posiblemente, y aunque ésto ya es muy subjetivo, de ser el más bello de todos. Tratar de resumir su dilatada carrera en apenas dos párrafos resulta obviamente imposible pero trataré de dar al menos unas pinceladas. Construído como Grossherzog Friedrich August para la marina alemana, el buque pasó a manos británicas a los pocos años en concepto de compesación por daños tras la I Guerra Mundial. En 1921 el navío fue comprado por los noruegos gracias a la iniciativa del ex-ministro de trabajo escandinavo Kristopher Lehmkuhl. Es por este motivo por el que el buque fue rebautizado con ese nombre que tanto nos cuesta pronunciar a los hispanohablantes y que traducido significa simplemente «Ministro Lehmkuhl».

El Statsraad Lehmkuhl es un buque de 98 metros de eslora total con tres mástiles y aparejo de bricbarca que dispone de una superficie vélica de 2.026 metros cuadrados gracias a sus 22 velas. Su palo Mayor (el central) alcanza una altura de 48 metros. A diferencia del Simón Bolívar el Lehmkuhl no pertenece a la armada de su país, en este caso Noruega, sino que es operado desde 1978 por la Statsraad Lehmkuhl Foundation, una entidad privada que lo utiliza para diversos cometidos si bien uno de ellos es su cesión a la armada noruega para su uso como buque escuela en el adiestramiento de futuros oficiales.


Arriba: El  nombre de Statsraad Lehmkuhl es uno de los más famosos dentro del mundo de la vela.
Abajo: Pasearse por su cubierta es como hacerlo por un museo. Más de un siglo contempla a este buque.

En la parte interior del muelle de trasatlánticos se encontraban atracados los tres clase A más pequeños que se dieron cita en aguas gallegas. Uno de ellos era el británico Pelican of London. Se trata de un navío con casco de acero de tres palos y  aparejo de goleta que cuenta con 525 metros cuadrados de superficie vélica y una eslora total de 45 metros. El Pelican of London está operado por la Adventure Under Sail y su puerto base se encuentra en Weymouth, en el condado de Dorset (Reino Unido).

El Pelican of London fondeado en la ría de Ares.

Construído en el año 1948 como arrastrero y bautizado con el nombre de Le Pelican la historia  de este pelícano es de lo más curiosa: Tras muchos años de trabajo en 1993 y ya bajo el nombre de Kadett el barco fue detenido por contrabando de un cargamento de vodka y confiscado por las autoridades. Tras dos años de ostracismo el navío fue adquirido en 1995 por un empresario británico entusiasta de los barcos con la idea de reconvertirlo en un gran velero y después de muchos años de duro trabajo finalmente en 2007 vio la luz el «nuevo» Pelican of London, cuya misión es la enseñanza del arte de la navegación a todos aquellos que tomen parte de sus programas.

Una vista al mascarón de proa es suficiente para identificar a este velero.

Sin lugar a dudas uno de los grandes veleros más espectaculares en la edición de este año de la Tall Ships´ Races fue el neerlandés Gulden Leeuw y los coruñeses tuvimos oportunidad de verlo en nuestra ciudad atracado en el muelle de Batería junto al patrullero Atalaya. Se trata de un buque de 70´1 metros de eslora total con tres palos y aparejo de goleta construído en el año 1937 para el gobierno danés como buque de carga aunque más tarde fue usado para otras tareas como la de dar apoyo a las plataformas petrolíferas. En el año 2007 el buque pasó a intereses neerlandeses para operar bien como buque escuela bien realizando cruceros desde su base en el puerto de Kampen (Países Bajos).

La propiedad de este León Dorado constituye uno de sus aspectos más curiosos; el buque pertenece a dos parejas holandesas, los Töller (Arjen y Charissa) y los Postuma (Robert y Mirjam) recayendo la capitanía de la nave en cada uno de los varones de manera alterna en cada navegación en la que toma parte el navío. En la Tall Ships´ Races 2016 el Gulden Leeuw estuvo a los mandos de Arjen Töller.

Sin lugar a dudas el Gulden Leeuw era uno de los ejemplares más bonitos participantes en la Tall Ships´ Races de este año.



Como ya mencioné en la entrada anterior, de los clase A el último en llegar a la rada herculina fue el polaco Fryderyk Chopin. Su aspecto clásico no debe engañarnos ya que nos hallamos ante un navío construído en el año 1992 de 55´5 metros de eslora y aparejo de bergantín en sus dos palos que exponen una superficie vélica total de unos 1.200 metros cuadrados. Dedicado a la enseñanza de la navegación a vela, el Fryderyk Chopin también está operado por una entidad privada, en este caso 3Oceans, y su puerto base se encuentra en la ciudad polaca de Szczecin.

El polaco Fryderyk Chopin atracando en el interior del muelle de trasatlánticos.

Si bien la carrera del Fryderyk Chopin no es comparable en longevidad con la de otros clase A presentes en la ciudad estos días, hay que decir que no está exenta de sucesos reseñables. En octubre de 2010 el velero polaco estuvo a punto de hundirse  cerca de la costa británica tras cruzar su derrota con la de una profunda borrasca que provocó la rotura de sus dos palos y el fallo del motor principal. Tras envíar una señal de socorro el buque puedo ser remolcado y el incidente quedó en un gran susto en el que no hubo que lamentar heridos entre la tripulación.

Se aceptan donaciones: Los tripulantes del Fryderyk Chopin piden una limosna para poder comprar el tercer mástil.

De momento lo dejamos aquí. En la próxima entrada comentaré algunos detalles del resto de buques clase A que estuvieron presente en A Coruña durante la última edición de la Talls Ships´ Races.

La silueta fantasmal del Fryderyk Chopin se deja entrever en mitad de la niebla.
Las fotos de esta entrada han sido realizadas por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.