Y el mayor espectáculo naval del mundo regresó a la ciudad. Un año más los mástiles volvieron a adueñarse de A Coruña durante 4 días para deleite de los muchos, muchísimos que fuimos a contemplar esta apoteósis vélica que de vez en cuando se deja ver en nuestros muelles. Les hablo como no, de la Tall Ships´ Races, la regata de grandes veleros más famosa a nivel mundial y que recaló en la urbe herculina por espacio de cuatro jornadas.

La Tall Ships´ Races recaló en A Coruña por undécima vez en su historia.

Era uno de los platos fuertes del verano herculino que además coincidía con su mes grande de fiestas. A Coruña acogió una nueva edición de la Tall Ships´ Races, que este año celebraba su 60 aniversario desde que un grupo de entusiastas de los buques a vela dieran comienzo allá por 1956 a esta insólita aventura. Para conmemorar una efeméride tan señalada la Sail Training International, organizadora del evento, diseñó un recorrido de tres etapas con inicio en Amberes y paradas en los puertos de Lisboa y Cádiz antes de recalar en  A Coruña, que fue punto y final de la regata por primera vez en los 11 años que ha acogido hasta la fecha a estos iconos marítimos.

En la edición 2016 de la Tall Ships´ Races han tomado parte un total de 50 navíos de 16 nacionalidades distintas aunque en A Coruña sólo recalaron 30 barcos. En este aspecto el ser final de regata perjudicó a la capital gallega ya que son pocos los buques que suelen cubrir la carrera entera y sólo realizan alguna de sus etapas por lo que muchos aprovecharon la estrátegica situación del puerto de Cádiz para iniciar desde allí sus rutas estivales. Pese a las notables ausencias de algunos de los más míticos veleros como el Amerigo Vespucci, el Belem, el Mir o el Cuauhtemoc, a aguas de Marineda llegaron auténticas joyas navales como el Statsraad Lehmkuhl, el Creoula, el Golden Leeuw, el Simón Bolívar o el Jolie Brise por citar algunos de los más relevantes. En los próximos días dedicaré varias entradas a hablar con más detalle de aquellos que por su belleza fueron protagonistas absolutos en la ciudad durante las últimas jornadas.

Detalle de la proa del Statsraad Lehmkuhl.

Oficialmente la Tall Ships 2016 se inauguró en A Coruña el pasado jueves pero desde principios de esa semana los coruñeses comenzamos a recibir a los que en las jornadas sucesivas se convertirían en las estrellas de la ciudad y si bien todos los participantes tenían como hora tope las 11:00 horas del jueves para estar en puerto, una nordestada de aúpa puso en apuros a muchos de ellos que tardaron en llegar a la ciudad más de lo previsto: La vistosa carabela Vera Cruz lo hizo la noche del jueves, el mítico Jolie Brise arribó a primera hora de la mañana del viernes y el pequeño pero precioso Maybe fue el último en arribar la noche del viernes al sábado. De los «grandes» el Fryderyk Chopin fue el último en llegar; lo hizo el jueves tres horas después de la inauguración oficial del evento y tras pasar varias jornadas atracado en el puerto de Muros reparando dos velas rotas. De los Clase A (los de mayor tamaño) el primero en dejarse ver fue el venezolano Simón Bolívar, que arribó a última hora de la mañana del martes para fondear en la ría de Ares. El estonio ST IV, un Clase C y el más pequeño de todos los veleros participantes, fue el primero en instalarse en la dársena herculina.


Arriba: Los primeros Clase A que llegaron, como el venezolano Simón Bolívar y el neerlandés Gulden Leeuw fondearon en la ría de Ares a mitad de semana.
Abajo: El último de los grandes veleros en llegar fue el polaco Fryderyk Chopin. Lo hizo el jueves, tres horas después de la inauguración oficial del evento.

Se calcula que a lo largo de los tres días que estuvo abierto, pasaron por el recinto de la regata unas 140.000 personas siendo la jornada con mayor afluencia la del sábado, sobre todo por la noche coincidiendo con el espectáculo pirotécnico. Por lo general el evento ha sido un gran éxito para la ciudad aunque ha habido sus «peros»; en números ha tenido menos espectadores que la última edición que recaló en aguas coruñesas (la de 2012) y la organización ha sido caótica con una descordinación total en algunos momentos. Los voluntarios, si bien en general realizaron una gran labor, pecaron de exceso de celo en ocasiones dificultando la labor a los medios que estábamos acreditados.

Arriba: Una vez más la Tall Ships Races levantó gran expectación en la ciudad.
Abajo: Colas a la entrada del recinto en la mañana del sábado momentos antes de abrir sus puertas.


El viernes por la tarde tuvo lugar el tradicional desfile de las tripulaciones, un evento festivo y muy vistoso que precede siempre a la entrega de premios. En esta acto estuvieron presentes Enrique Losada (presidente de la Autoridad Portuaria de A Coruña), Raúl Mimbacas (representante de la Sail Training International) y Xulio Ferreiro, (Alcalde de A Coruña). Los ganadores de esta tercera manga de la regata fueron los buques Tomidi en la clase D, Hosanna en la clase C, Jolie Brise en la clase B y Simón Bolívar en la clase A. En lo referente al cómputo total de la regata los vencedores fueron el polaco Politechnika (Clase D), el estonio ST IV (Clase C), el británico Jolie Brise (Clase B) y el noruego Statsraad Lehmkuhl entre los grandes. El Jolie Brise fue nombrado además ganador general de la Tall Ships´ Races 2016. A mayores de éstos se otorgaron los premios al buque con una tripulación más joven, que recayó en el Jolie Brise y su tripulación de 19´3 años de media, y al navío con la tripulación más internacional, premio otorgado al Statsraad Lehmkuhl y su dotación de 13 nacionalidades distintas (incluída la española). Uno de los galardones más aplaudido fue el «Trofeo a la Amistad», que se otorga a aquel buque que en opinión de los capitanes y las tripulaciones más ha contribuído al entendimiento  y al estrechamiento de lazos entre los participantes. El premio fue para el polaco Fryderyk Chopin.


Arriba: Ambiente carnavalesco durante el desfile de la tripulaciones celebrado el viernes.
Abajo: El Jolie Brise acaparó gran parte de los galardones durante la entrega de premios.
(Foto arriba: Sail Training International)

La traca final a esta fiesta naval que es la Tall Ships´ Races se vivió en la mañana del domingo con la despedida de la regata de la ciudad y la ya tradicional parada naval en aguas de la ría. Las malas condiciones meteorológicas,  con una espesa niebla que provocó el retraso en una hora, dificultaron el desarrollo de la misma pero finalmente a las 11 de la  mañana los buques fueron zarpando para comenzar el desfile. Comandando el grupo el Fryderyk Chopin que finalmente no participó y quedó atracado en las proximidades del Castillo de San Antón. Así fue el Morgenster el que se quedó al frente de la manada seguido del Pelican of London, Simón Bolívar, Chritian Radich, Statsraad Lehmkuhl y demás protagonistas, grandes y pequeños, que pusieron rumbo a la ría de Ares, punto de agrupación para iniciar desde allí la parada naval. Algunos sin embargo no intervinieron en la misma; fue el caso del Morgenster, el Jolie Brise o el Maybe que tras zarpar de las instalaciones herculinas continuaron rumbo norte hacia sus siguientes destinos.

El Statsraad Lehmkuhl encabezó el desfile naval.

 Tras su agrupación los veleros comenzaron el desfile en perfecta formación con el gigante noruego Statsraad Lehmkuhl a la cabeza de las operaciones. Los navíos enfilaron hacia el interior de la ría donde el patrullero P-74 Atalaya actuaba a modo de boya. Al llegar a su altura todos los buques saludaron a las autoridades que iban a bordo, un modo de agradecer la hospitalidad que durante todas estas jornadas les había brindado la ciudad. Especialmente sonoro fue el saludo con la goleta Juan de Lángara, el representante coruñés de esta Tall Ships´ Races. Tras virar a la altura del patrullero español los buques siguieron su periplo bordeando Punta Herminia en un recorrido que duró unas dos horas. La niebla, que puso en aprietos el inicio del desfile finalmente permitió a los miles de personas que se apostaron en las inmediaciones de la Torre de Hércules, los faros de Mera, Adormideras, Monte de San Pedro o Seixo Branco disfrutar de la parada aunque eso sí, faltó bastante trapo y salvo las excepciones del Gulden Leeuw, que lucía espectacular con casi todo su velamen desplegado, el Creoula y algunos buques de menor porte como el Rupel o la Vera Cruz se echaron de menos más velas ondeando en la ría herculina.


Arriba: El patrullero Atalaya actuó a modo de boya durante el recorrido.
Abajo: El desfile resultó algo descafeinado por la falta de velamen. Tan sólo algunos como el Gulden Leeuw lucieron imponentes con casi todas sus velas desplegadas.

Con la marcha hacia sus diferentes destinos de los que fueron protagonistas durante los últimos días en los muelles herculinos se echó el cierre a una semana mágica en la que la ciudad respiró esencia naval por los cuatro costados. A Coruña ya espera ansiosa el regreso a su costa de estos grandes colosos a vela aunque no será a corto plazo; La Tall Ships´ Races 2017 visitará los puertos de Halmstad (Suecia), Kotka (Finlandia), Turku (Finlandia), Klaipeda (Lituania) y Szczecin (Polonia), todas ellas ciudades con una vasta tradición marinera, y los recorridos de 2018 y 2019 ya se han dado a conocer en las últimas semanas discurriendo ambos por el norte de Europa. Toca esperar pues…

Los grandes veleros se despidieron de A Coruña pero ¿hasta cuando?…

Éste ha sido sólo un breve resumen de lo que dio de sí la presencia de la Tall Ships´ Races 2016 en A Coruña pero en los próximos días publicaré varias entradas dedicadas a los navíos que han formado parte de esta grandioso evento.

Salvo las que así lo indiquen las fotos de esta entrada han sido realizadas por Diego Veiga. por favor, respetad la autoría de todas ellas.