(Foto: Regent Seven Seas Cruises)

En la anterior entrada del blog inicié una crónica sobre el Seven Seas Explorer, el nuevo buque insignia de la naviera Regent Seven Seas Cruises que hace ahora un mes visitó A Coruña en escala inaugural. Tras repasar algunos datos relativos a su fase constructiva en el post de hoy haremos un pequeño tour por los interiores de la nave para ver que nos ofrece el que está considerado como uno de los buques más lujosos del panorama crucerístico actual.

Hoy nos subimos al Seven Seas Explorer (de manera virtual, eso sí).

De esta impresionante obra de ingeniería naval se pueden dar muchas cifras y algunas ya fueron comentadas en la primera parte de este reportaje, pero por muchos números que se digan son los elementos que no se pueden cuantificar los que convierten a este navío precisamente en lo que es: un auténtico palacio flotante. Palacio flotante o más bien habría que puntualizar museo flotante porque una
parte muy importante del presupuesto utilizado para dar forma a esta
espectacular nave se destinó a su vasta colección de obras de arte, más
de 2.200 piezas, que se reparten a lo largo y a lo ancho (y a lo alto) de todo
el buque, entre las que destacan sobremanera 1 Picasso y 1 Chagall que se
pueden admirar en la Regent Suite, la más cara del Explorer y de la que
posteriormente hablaré. No son sólo los 6 millones de dólares empleados
en  decorar de manera exquisita cada uno de los rincones del navío con obras de gran valor artístico; todo el barco está revestido de
materiales nobles o de otros cuya apariencia contribuyen a darle a este
explorador de los siete mares una bien ganada a pulso fama de nave
suntuosa donde no se ha escatimado un euro. Allá donde dirijamos la
vista encontraremos mármol de Carrara, cristal de Lalique y Murano,
maderas de ébano, alfombras persas y los mejores materiales que el dinero puede comprar, y además todo ello combinado con un gusto primoroso.

El Veranda Restaurant, una de las opciones de restauración a bordo del Seven Seas Explorer.
(Foto: Regent Seven Seas Cruises)

De
las 10 cubiertas de pasaje que tiene el Seven Seas Explorer las zonas
comunes se distribuyen esencialmente entre las cubiertas 4, 5,10, 11 y
12, quedando el resto para las suites. La entrada se realiza por la
cubierta 4 donde nos recibe el elegante atrio de dos alturas, una primera
toma de contacto con la nave que resulta suficiente para quedarse con
la boca abierta con su majestuosa doble escalera. Su moqueta de
estampado de cebra y el revestimiento de las paredes en maderas nobles
contribuyen a darle a la estancia un aspecto refinado y muy actual. Desde el atrio tenemos acceso al
casino y al Explorers Lounge, un bar con música en directo con una
cuidada decoración de estilo art decó. A proa de las cubiertas 4 y 5 se
sitúa el Constellation Theatre, el teatro del barco, donde los pasajeros podrán disfrutar de los shows nocturnos.

La acertada combinación de la paleta de colores y de los materiales nobles otorga al atrio del Seven Seas Explorer un aspecto elegante y sofisticado que no resulta nada pomposo.
(Foto: Regent Seven Seas Cruises)

Una
instalación que no puede faltar en este tipo de naves es el spa, y que en
los barcos de la naviera Regent llevan la firma de la afamada cadena Canyon
Ranch Spa.
En el caso del Seven Seas Explorer no se ha hecho ninguna
excepción y su spa, cuyo acceso se realiza por la cubierta 5 cuenta con
dos pisos. En el primero encontramos la zona de peluquería, salas de
masajes, saunas, etc y tomando la escalera iremos a la zona de fitness,
cuya ubicación a popa y sus paredes acristaladas nos permiten practicar
deporte mientras contemplamos una impresionante panorámica del océano. Desde la
planta baja del Canyon Ranch Spa podemos acceder a la piscina de popa, que
pese a sus discretas dimensiones cuenta con el aliciente de ser de tipo
infinito, con el borde acristalado que provoca el efecto de estar
zambulléndote en el mar. Alrededor de la piscina varias tumbonas y
sofás nos permiten descansar tras el refrescante chapuzón.



Arriba: El Canyon Ranch Spa del Explorer ocupa dos cubiertas y como es habitual en la naviera americana cuenta con unas instalaciones completísimas.
Abajo: Las flechas señalan la Infinity Pool, situada a popa de la cubierta 5, que cuenta con la característica de tener la pared acristalada.
(Foto arriba: Regent Seven Seas Cruises)

En las cubiertas superiores encontramos la zona de la piscina principal (cubierta 11) con numerosas tumbonas alrededor. También en la cubierta 11 tenemos a proa el Observation Lounge, un salón que varía su actividad en función de la hora del día pudiendo utilizarse como sala de lectura por la mañana, bar por la tarde o discoteca por la noche teniendo en común para cualquiera de sus usos las impresionantes vistas que ofrece gracias a sus paredes acristaladas y a su ubicación tan alta. Sin movernos de piso encontramos otra de las estancias destacadas a bordo del Seven Seas Explorer; se trata del Culinary Arts Kitchen donde los pasajeros podrán aprender a realizar platos de distintas culturas con chefs especializados que les explicarán diversas técnicas y habilidades. Cuenta con un total de 18 puestos de cocina individuales altamente equipados y las clases tienen un coste adicional de 80 euros por persona. La cubierta 12 por último se reserva como zona de deportes, donde además de tomar el sol se puede practicar tenis, pádel, golf, petanca o el clásico shuffleboard. Aquí también encontramos el habitual anillo de jogging.

Además de aprender a elaborar diversos platos de cocina los asistentes a las clases del Culinary Arts Kitchen pueden deleitarse con las fenomenales vistas del mar que hay desde la estancia.
(Foto: Regent Seven Seas Cruises)

Una naviera que aspire a ser considerada «premium» tiene que cuidar y mucho su cocina, factor éste que se vuelve vital en el caso de las compañías más lujosas del sector como es el caso de Regent Seven Seas Cruises. El Seven Seas Explorer goza de una amplia y esmeradísima oferta gastronómica gracias a sus 7 restaurantes que abarcan desde las opciones convencionales como el Compass Rose Restaurant (foto de cabecera del post) situado en la parte central de la cubierta 4, La Veranda, a estribor de la cubierta 11 o el Sette Mari, a babor de la misma cubierta. Allí junto a la piscina también encontraremos el Pool Grill, de tipo buffet. Entre las alternativas más especializadas podremos elegir el Prime 7, un asador ubicado en la cubierta 10 y justo enfrente de él el restaurante francés Chartreause. Mención aparte merece el Pacific Rim; situado en la cubierta 5 este restaurante panasiático ofrece un gran abanico de platos de diversas culturas procedentes de este continente. Destaca además de por su calidad culinaria por su cuidada ambientación que tiene su punto álgido en la entrada donde aparece un gigantesco poste de oración tibetano cuyo coste asciende a más de 400.000 euros y que pesa la friolera de dos toneladas y media, lo que exigió que esa cubierta de la nave tuviera que reforzarse en ese punto.



El Pacific Rim (arriba) está especializado en comida asiática y destaca por su cuidada ambientación. Un gran poste tibetano de oración (abajo) nos da la bienvenida.

(Fotos: Regent Seven Seas Cruises)

En un barco como el Seven Seas Explorer que aspira a ser la nave más lujosa del mundo huelga decir que no existen camarotes. Todos los alojamientos de la nave, 375 en total, son suites y se agrupan en  10 categorías distintas que van desde las más modestas (aunque ya impresionantes) Veranda Suites de 28 metros cuadrados (balcón incluído) hasta la joya de la corona, la Regent Suite, que por sus especiales características merece una mención aparte. Entre los servicios que podrán disfrutar los pasajeros del Explorer independientemente de la categoría de suite en la que se alojen figuran la botella de champán de bienvenida, servicio de mayordomo 24 horas, internet gratuíto o productos de baño de la marca L´Occitane y según el nivel de la suite aparecen servicios de lo más variopinto que van desde un minibar personalizado al gusto del cliente, pasando por un menú de almohadas, hasta llegar al coche con chófer en cada puerto de escala para los afortunados que se hospeden en la Regent Suite. Ni que decir tiene que todas las suites del Explorer son exteriores y presentan terraza privada, hecho que sin ser el primer navío del mundo que lo ofrece (ese honor recae en su compañero de flota Seven Seas Mariner) no deja de ser destacado en un buque de este tamaño.


Arriba: El Seven Seas Explorer presenta 375 suites de diverso tamaño y categoría aunque todas ellas tienen la característica común de poseer terraza privada.
Abajo: imagen de una de las Veranda Suites, uno de los alojamientos más asequibles y que ya presenta unos estándares de calidad muy altos.

(Foto abajo: Regent Seven Seas Cruises)

Como acabo de comentar a la hora de hablar de los alojamientos del Seven Seas Explorer hay que hacer un inciso para referirse a la Regent Suite, posiblemente la suite más lujosa y opulenta jamás antes vista en alta mar. Situada a proa de la cubierta 14 coronando el barco no hay dato en ella que no sorprenda. Se trata de una estancia de 281 metros cuadrados a los que hay que sumarle los 131 de su impresionante terraza. En total 412 metros cuadrados con capacidad máxima para 6 personas. Cuenta con dos amplias habitaciones, la principal tiene una cama valorada 130.000 euros de los cuales 80.000 pertenecen sólo al colchón, un Savoy hecho de pelo de caballo criado para este fín. El espacioso salón está presidido por un precioso piano Steinway Grand Maroque hecho a medida valorado en más de 200.000 euros. Destaca también un impresionante mueble bar de mármol y una apabullante televisión de pantalla plana de ultra-alta definición. ¿Y el baño?. No es tal; por primera vez un navío de pasaje ofrece a sus huéspedes su propio spa privado que incluye sauna, ducha de vapor, bañera de hidromasaje y dos tumbonas térmicas de cerámica, todo ello en una estancia donde encontraremos mármol allá donde dirijamos la vista.

Arriba: Barra de bar de mármol, un piano… puede parecer una zona común más pero lo cierto es que es la Regent Suite del Seven Seas Explorer, la habitación más lujosa que nos podemos encontrar en alta mar…
Abajo: … Tan lujosa que cuenta con su propio spa privado.
 (Fotos: Regent Seven Seas Cruises)

Además de todos los servicios que difrutan el resto de pasajeros hospedados en este exclusivo resort flotante, los acaudalados cruceristas que se hospeden en la Regent Suite del Seven Seas Explorer podrán disfrutar de una serie de ventajas a mayores centre las que destacan un paquete de una noche en un hotel de lujo previa al crucero con traslado al buque incluído, una botella de champán Veuve Clicquot como obsequio de bienvenida, servicios ilimitados del Canyon Ranch Spa a disfrutar en la propia habitación, servicio ilimitado de lavandería y tintorería, mayordomo personal, servicio de caviar en la suite, reserva garantizada cada noche en el restaurante que se elija, acceso exclusivo a The Study, un comedor privado con aforo máximo para 12 comensales, entrenador personal, prioridad en la contratación de excursiones, artículos de papelería personalizados, una tablet, contenido multimedia bajo pedido o entrega diaria de hasta tres periódicos. Hay cosas que el dinero no puede comprar; todo lo que sí puede lo encontrarán en la Regent Suite del Seven Seas Explorer.

La Regent Suite, marcada en la foto con flechas verdes, se encuentra a proa en la zona más alta del barco.


Y con la impresionante Regent Suite que corona la proa del Seven Seas Explorer  concluyo este rápido repaso por el que es sin lugar a dudas uno de los buques de pasaje más lujosos jamás creado por el hombre. Para los que la visita del pasado mes de mayo les supiera a poco o a los que después de lo que acaban de leer les haya picado el gusanillo de conocer algo más de este barco decirles que tendremos una nueva oportunidad de volver a verlo nuevamente en la ciudad antes de finalizar el año; será el próximo 29 de septiembre. Hasta entonces no nos quedará otro remedio que esperar… e ir ahorrando por si queremos darnos un caprichito.

Si todo va bien volveremos a ver al Seven Seas Explorer surcando aguas coruñesas a finales de septiembre.

Salvo las que así lo indiquen las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.