(Foto: Manuel Candal)

La última jornada del pasado mes de enero trajo consigo una nueva visita de un coloso de los oceanos ya muy conocido en la ciudad de A Coruña. Fiel a su cita que cada 12 días lo trae hasta nuestra bahía desde comienzos de año, el Independence of the Seas hizo entrada en el puerto pasadas las 11:00 horas procedente de las Islas Madeira en una travesía ya habitual para este monstruo flotante y que sigue siendo todo un éxito para la compañía a pesar de la acuciante crisis en la que estamos inmersos.
Será quizás por esto de la crisis que se me ha dado a mi también por hacer
números y aprovechando la excusa que me brinda esta nueva escala del
megabuque de la naviera americana Royal Caribbean en nuestra ciudad en esta ocasión me voy a decantar por el frío lenguaje de los números para expresar con total objetividad la enormidad de este prodigio naval.

Y es que son muchas las cifras que se pueden poner como ejemplo de tal grandiosidad, empezando por sus dimensiones externas: Con un registro bruto de 154.407 toneladas, el Independence of the Seas es el tercer barco de crucero más grande del mundo; cuando se botó el 30 de abril de 2008 era la nave de pasajeros más grande de todos los tiempos y mantuvo ese título durante 546 días hasta la botadura del Oasis of the Seas, compañero de naviera.
Su eslora es de 339 metros. Puesto en vertical sobrepasaría en 9 metros la altura de la torre Eiffel y sería 6 veces más alto que nuestra Torre de Hércules. Su manga (ancho) alcanza los 38,6 metros lo que le impide atravesar el Canal de Panamá. Entre las alas del puente, su punto de máxima anchura llega a los 56 metros. Tiene un calado de 8.53 metros

Puesto en vertical el Independence of the Seas sería seis veces más alto 
que la Torre de Hércules.
(Foto: Manuel Candal)

La velocidad de servicio del Independence of the Seas es de 21,6 nudos, aunque puede alcanzar los 23. Para lograr tal velocidad la nave lleva 6 motores diesel Wartsila, y la energia obtenida de ellos se usa para el funcionamiento de los 3 propulsores situados en la popa del barco y que se encargan de moverlo. De los 3 propulsores (llamados «pods») el central es fijo y los de los extremos son azimutales y pueden girar 360 grados. Éstos son los encargados de que el buque vire puesto que el Independence of the Seas carece del clásico timón. A proa, y para facilitar las maniobras, cuenta con 4 hélices propulsoras.
Los motores del Independence consumen aproximadamente 12.800 kg de combustible por hora, cantidad suficiente como para llenar el depósito de un coche cada semana durante más de 5 años.

En la foto se pueden ver los 3 pods del Freedom of the Seas, gemelo del 
Independence. El central es fijo y los de los lados pueden girar 360 grados 
(Fuente: avidcruiser.com)

A bordo de esta auténtica ciudad flotante pueden alojarse un total de 4.375 pasajeros en capacidad máxima a los que hay que sumar los 1.360 miembros de la tripulación. El Independence of the Seas tiene 15 cubiertas de pasaje, 17 en total si contamos las 2 dedicadas exclusivamente a la tripulación. Para moverse entre los 15 pisos los pasajeros cuentan, además de varios nudos de escaleras, con un total de 14 ascensores.

(Foto: Manuel Candal)

Los pasajeros pueden elegir entre alguno de los 1.817 camarotes, que se distribuyen en 7 cubiertas del barco y que se dividen en 14 categorías distintas. Del total de camarotes, 1.084 tienen vistas al mar y de ellos, 842 cuentan con balcón privado. El tamaño de los camarotes va desde los 14,8 metros cuadrados de uno interior hasta los 130 metros cuadrados (más 35 metros cuadrados de balcón) de la Royal Suite. Mención aparte merece la Suite Presidencial: tiene 113 metros cuadrados y una enorme terraza de 75 metros cuadrados pudiendo albergar hasta un máximo de 14 personas. Por cierto; los camarotes exteriores se numeran con dígitos pares y los interiores con dígitos impares.

El Independence of the Seas lleva 30 botes salvavidas, 15 por cada banda. La capacidad de cada bote es de 150 personas. A ellos hay que sumarle una impresionante flotilla de balsas hinchables.

Uno de los 15 botes del costado de estribor del Independence of the Seas.

  

Todas las estancias del Independence tienen un tamaño acorde a las dimensiones generales de la nave: El restaurante principal puede dar de comer en un mismo turno a un total de 2.101 personas y el teatro, de 3 pisos, tiene un aforo de 1.320 butacas. El casino, situado en la cubierta 4 tiene una superficie de 953 m2 y cuenta con 273 máquinas tragaperras y 13 mesas de juego. La biblioteca del barco cuenta con unos 3.600 libros.

En el centro de la nave nos encontramos una gran calle interior con tiendas (el Royal Promenade) cuya longitud alcanza los 136 metros y en la que podemos encontrar 14 tiendas y bares de temática variada. El barco cuenta también con 4 piscinas y 6 jacuzzis; de éstos últimos 2 son panorámicos y sobresalen 3,7 metros de la estructura del buque.

(Foto: Manuel Candal)

Las reservas de comida de esta ciudad flotante dejan con la boca abierta. En un viaje típico como el que realiza estos dias, esto es, de 14 dias de duración se consumen a bordo (más o menos):
18.000 kg de carne de ternera, 11.000 kg de carne de pollo, 2.200 kg de salmón, 1.200 kg de langosta, 58.000 kg de verduras frescas, 32.000 kg de fruta fresca, 5.200 kg de queso, 56.000 huevos frescos, 36.000 porciones de pizza, 60.000 litros de helado, 1.490 kg de café, 11.400 litros de leche, 23.000 latas de refresco, 20.000 botellas de cerveza, 5.800 botellas de vino…. ¿sigo?
buff!, creo que me estoy mareando con tanto número….

Tras pasar unas horas visitando A Coruña y alrededores los temporales habitantes de esta ciudad flotante volvieron a «su» fortaleza antes de que el capitán del Independence diera la orden de soltar amarras (una hora antes de lo que nos tiene acostumbrados) para apuntar con la proa de su criatura a la ciudad de Southampton y poner allí fin a un cuento de hadas de dos semanas de duración. En 8 días nuevo paseo del Independence por aguas herculinas en la que será su tercera escala del año (y las que nos quedan…)
No quiero acabar este post sin agradecerle una vez más a Manuel Candal su colaboración en la realización de este blog con su valiosísima aportación fotográfica que esta vez se traduce en unas estupendas instantáneas realizadas desde el Monte de San Pedro a la llegada del Independence. ¡¡¡Mil gracias, Manuel!!!

(Foto: Manuel Candal)