Tras un breve repaso en el post anterior de la pequeñas peculiaridades de la naviera propietaria del Anthem of the Seas, Royal Caribbean, y el rol que ésta desempeña dentro de la industria crucerística, es hora de adentrarnos en las entrañas de este prodigio tecnológico que nos visitó la semana pasada. Como tratar de comentar todo lo que esta bestia de la ingeniería naval esconde en su interior de manera más o menos breve sería un acto abocado al fracaso voy a tratar de hacer un repaso por las principales instalaciones que los afortunados pasajeros pueden encontrar a bordo del Anthem of the Seas y para empezar que mejor manera que hacerlo por todo lo alto.

Y es que si algo llamó la atención del Anthem of the Seas a los coruñeses el pasado viernes aparte de su descomunal tamaño era esa especie de grúa telescópica coronando el buque. Se trata del NorthStar, una torre-mirador inspirada en el famoso London Eye y que se eleva sobre el nivel del mar hasta los 90 metros cuando se halla completamente extendida ofreciendo unas inigualables vistas de 360 grados. La experiencia en esta cápsula acristalada dura unos 10 minutos y no requiere de reserva previa si bien en momentos puntuales, como puede ser la entrada en un puerto por ejemplo, las colas pueden ser importantes. La capacidad del NorthStar es de 14 pasajeros por trayecto y su servicio se interrumpe con condiciones climatológicas adversas.


Arriba: El Anthem of the Seas llegando a A Coruña en pleno «clímax».
Abajo: La cápsula del NorthStar está claramente inspirada en el célebre London Eye.

(Foto abajo: Royal Caribbean)

Puede que para los pasajeros más aventureros la experiencia de estar suspendidos a casi un centenar de metros sobre el mar no sea suficiente por lo que el Anthem of the Seas ofrece una alternativa más excitante: volar. Junto a la cápsula NorthStar la otra gran novedad del navío es el Ripcord. Situado a popa de la cubierta 16, el Ripcord es un túnel de viento vertical de 8 metros de altura y 2 metros de diámetro que actúa como simulador de paracaidismo gracias a sus potentes ventiladores que generan una corriente de viento de 280 km/h. Tas una serie de instrucciones a cargo de los monitores, un vídeo explicativo y la colocación de los elementos de seguridad, que incluye el mono, las gafas, el casco y los tapones para los oídos, los intrépidos pasajeros que se atrevan con esta nueva atracción experimentarán lo más parecido a la sensación de volar durante un par de minutos. Si la opción del Ripcord nos parece demasiado arriesgada, para los más timoratos existe la alternativa de disfrutar de este simulador desde el bar situado al lado y contemplar las demostraciones que periodicamente realizan los monitores.


Arriba: El Ripcord, el simulador de paracaidismo a bordo del Anthem justo detrás de otro simulador, el Flowrider, en este caso para la práctica del surf.
Abajo: Una vez más Royal Caribbean ha dejado volar su imaginación.
 
(Fuente: Royal Caribbean)

  
Completando el trío de «gadgets» más novedosos y más tecnológicos a bordo del Anthem of the Seas encontramos el Bionic Bar, en la cubierta 5. Se trata de una buena opción tras soltar adrenalina a chorros en el simulador de paracaidismo; tomar una buena copa servida por un eficiente camarero. Sólo hay un «pero» y es que en el Bionic Bar no hay camareros. Como «barman» encontraremos dos brazos robóticos que se encargan de preparar el combinado que le pidamos de una extensa carta. En total estos brazos hidráulicos preparan dos bebidas por minuto, unas 1000 bebidas al día. 

Los «barman» del Bionic Bar.
(Fuente: shipmonk.co.uk)

¿Y cual es la utilidad de ésto?. Basicamente ninguna. Pura atracción visual. Royal Caribbean es experta en incluír en sus buques ciertas zonas o instalaciones con gran derroche de técnica (y dinero) pero dudosa practicidad. Un ejemplo lo encontramos en los navíos de la clase Oasis; en mitad del Royal Promenade, la enorme calle comercial que atraviesa cada nave, se encuentra el Rising Tide Bar, un bar ascensor que sube y baja una altura de dos cubiertas mientras los clientes degustan sus bebidas ¿Con que objeto?. Ninguno. Es simplemente una demostración de fuerza que ellos mismos definen como «because we can» («porque podemos») y que prueba que, a poderío tecnológico, no hay quien supere a Royal Caribbean.



A bordo del Oasis of the Seas (y de su gemelo Allure) podemos encontrar el Rising Tide Bar, un bar ascensor de dudosa utilidad.
(Foto: autor desconocido)

Volviendo a las cubiertas altas, concretamente a la 15, aparece uno de los mayores espacios públicos del Anthem of the Seas, el Seaplex, el mayor complejo dedicado a los deportes que podemos encontrarnos en alta mar y que cuenta con espacios para la práctica de diversas actividades, tales como el baloncesto o el patinaje sobre ruedas. También presenta una zona para realizar diversos ejercicios circenses tales como clases de trapecio, una instalación que apareció por primera vez en el año 2008 a bordo del buque Ventura. Pero la auténtica novedad en el SeaPlex es la presencia de una pista de coches de choque con un total de 30 vehículos que funcionan con baterías eléctricas. En los alrededores de esta pista encontramos un área para practicar otros «deportes» tales como el tenis de mesa, el futbolín e incluso echar una partida en las consolas. Por la noche el SeaPlex cambia por completo para transformarse en un complejo de ocio nocturno con su propia cabina de Dj.

 
¿Coches de choque en alta mar?. Otro punto para Royal Caribbean.
(Fuente: telegraph.co.uk)


Y ya que hablamos de grandes espacios es imprescindible citar el Two70 degree Loung, una de las más espectaculares estancias públicas a bordo del Anthem of the Seas, no sólo por su tamaño ya que ocupa tres cubiertas en la popa del Anthem (cubiertas 4, 5 y 6) con ventanas del suelo al techo que otorga una impresionante panorámica de la estela que va dejando el barco en su avance, sino también por el ingente acopio de tecnología que presenta; para hacerse una idea de esta última característica un dato: el coste de este especatular espacio es por sí solo mayor de lo que costó en su día consruír el primer buque de la naviera Royal Caribbean. En esencia el Two70 Degree Lounge funciona como espacio de entretenimiento, con bares y música en vivo y por la noche se transforma en una especie de teatro, que exhibe shows en directo con grandes efectos de luz y sonido.


Arriba: El Two70 Lounge es la estancia de mayor tamaño a bordo del Anthem of the Seas y cambia su función del día a la noche
Abajo: Detalle de la popa acristalada justo donde se ubica este salón.
(Foto arriba: cruise.co.uk)




 El nivel de tecnología derrochado por este buque es impresionante pero no se circunscribe sólo a las instalaciones de a bordo para el disfrute del pasaje; en otras muchas áreas el Anthem of the Seas presume también de ser el navío más «hi-tech» de la industria crucerística; un ejemplo lo encontramos en las wow bands, un nuevo sistema de identificación para los pasajeros consistente en unas pulseras multifunción que permiten desde abrir la puerta del camarote a pagar bebidas en los diferentes bares del buque.

Tecnología al alcance de la mano.
(Fuente: Royal Caribbean)

Todavía nos quedan muchas cosas que descubrir del Anthem of the Seas y de sus asombrosos y tecnológicos interiores pero eso será en la siguiente entrada…

El Anthem esconde muchas más cosas… que veremos en el próximo post.