El pasado lunes 11 de junio tuvo lugar un nuevo debut en los muelles coruñeses, si bien es verdad que éste no es uno cualquiera; posiblemente se trata de la escala inaugural más importante de este 2012. El navío en cuestión es el Azura, el último ingenio mecánico en sumarse a la sensacional flota de la naviera británica P&O. El espectacular buque llegó a la ciudad procedente de Southampton pasadas las 7:00 horas en mitad de un gran aguacero que practicamente impedía ver el gran objeto que se aproximaba lentamente a su punto de amarre.

Colosal es la palabra que mejor define al Azura. Su diseño es francamente espectacular, al menos a mi modo de ver su imagen externa es de las más impresionantes que podemos observar a pie de muelle de cuantos buques de pasaje operan en la industria crucerística actual. Sus dimensiones, a la vista de las fotos queda patente, son soberbias: Con 115.055 toneladas de registro bruto, 290 metros de eslora, 36 metros de manga y 8.0 metros de calado. A lo largo de sus 14 cubiertas de pasaje (aunque el total de cubiertas son 19) el Azura presenta un total de 1.557 camarotes, 900 de los cuales tienen balcón privado, con capacidad para 3.096 pasajeros y 1.226 tripulantes.

Desde su entrada en servicio el Azura  mantenía como puerto de registro el de Southampton, pero a partir del 1 de noviembre de 2011 y apuntándose a la moda de otras navieras del consorcio Carrnival Corp. (como por ejemplo la Cunard) el buque pasó a tener bandera de las Bermudas. Se trata de una cuestión de ahorro de costes, además de obtener nuevos ingresos mediante la celebración de bodas a bordo, algo que el registro británico no permite. 
En esencia, el Azura es el buque gemelo de su compañero de flota, el Ventura, pero externamente una gran diferencia sirve para distinguir a ambas naves;  y es que sus popas fueron construidas siguiendo dos conceptos diametralmente opuestos.
Azura: Por su popa lo conocereis…

Si en el caso del Ventura, la popa es convencional, (convencional para este tipo de barcos, claro está) el Azura incorpora la conocida popa tipo «ducktail» que, siendo honestos, no es que se trate de un prodigo estético pero que a efectos prácticos resulta de lo más efectiva. Este tipo de apéndices, como el que incorpora el Azura suponen una mejora en la estabilidad  y sobre todo una mayor eficiencia en el empleo de combustible, aspecto este último muy importante en los tiempos que corren.


En estas dos fotografías podemos comparar las popas de ambos buques. En la del Ventura (foto de arriba) vemos la ausencia del apéndice en la base, mientras que a la del Azura (foto de abajo) se le ha añadido la poco vistosa popa tipo «ducktail» que contribuye a ahorrar combustible.



Una vez traspasada la escala de acceso las diferencias entre ambos navíos se incrementan y lo hacen porque los dirigentes de la P&O optaron por dotar a estos dos buques de personalidades diferentes; Así en el caso del Ventura la apuesta es por un barco orientado para captar a un público joven, con un ambiente más familiar a bordo lo que se refleja en unas instalaciones orientadas hacia ese tipo de clientes. En el Azura por su parte se recupera el ambiente más tradicional de la naviera inglesa y desaparecen algunas de las instalaciones presentes en el Ventura, la más significativa es la eliminación de la piscina con techo retráctil. El motivo de eliminar esta estructura es que el Azura está pensado para navegar por aguas del Caribe, donde la climatología más benévola hace poco práctico el uso de este elemento mecánico.

Pensando también en la navegación por estas aguas cálidas, el Azura incoropora, en sustitución de la mencionada piscina con magrodome, el SeaScreen un cine al aire libre que es una primicia dentro de la flota P&O, pese a que es bastante habitual verlo en muchas otras navieras. También algo exclusivo dentro del Azura es encontrar camarotes individuales; ningún otro barco de la compañía los presenta.

Tras disfrutar de unas cuantas horas de reposo en la ciudad herculina, a las 6 de la tarde tres fuertes bocinazos anunciaron la partida inminente del Azura. Una vez que la impresionante mole flotante soltó amarras puso proa al norte para dirigirse a su siguiente destino, la ciudad de Bilbao. En poco menos de un mes el Azura volverá a navegar por aguas coruñesas: será, si las previsiones se cumplen el próximo día 5 de julio y con el aliciente de compartir visita con un «compi» de naviera como el Adonia.