(Foto: Jose R. Montero)

La 13ª escala del mes, o como diría Ángel Nieto la 12 + 1, tuvo como protagonista al Le Boreal, un espectacular navío que rindió, con la realizada el pasado sábado 27, su tercera visita a la ciudad herculina. El buque de bandera francesa llegó a A Coruña procedente del puerto de Leixoes cuando el reloj marcaba la una de la tarde y con dos horas de retraso sobre el horario previsto debido al mal tiempo.

(Foto: Manuel Candal)

Construido en el año 2010 en los prestigiosos astilleros Fincantieri
de la ciudad de Ancona (Italia), el Le Boreal es un buque de pequeño
tamaño englobado en el sector de lujo y que coloquialmente se conoce como
el de los barcos-boutique. Y es que su esbelta y coqueta figura recuerda más al megayate de un adinerado jeque que a una nave de cruceros. El buque perteneciente a la naviera francesa Compagnie du Ponant tiene una eslora de 142 metros,
una manga de 18 metros, 4.7 metros de calado y en sus 6 cubiertas de
pasaje puede albergar a un total de 268 pasajeros en capacidad máxima con una dotación formada por 139 personas. El Le Boreal cuenta ya con una nave gemela, el L´Austral construido en 2011 y al que se le unirá este año una tercera que tendrá el nombre de Le Soleal.

(Foto: Jose R. Montero)

No es un dato técnico pero puede considerarse una característica bastante notable de este barco por ser un axioma que se suele cumplir; si el Le Boreal anda cerca de la costa gallega el chubasco está
asegurado. En su visita del pasado sábado volvió a repetirse el
«ritual»; cuando el buque se encontraba ya a pocas millas del puerto, el cielo descargó con gran virulencia en toda la ciudad si bien el chaparrón vino tan pronto como se fue y 15 minutos más tarde el sol volvía a lucir en el cielo coruñés para suerte de los que decidieron situarse en algún punto de la costa a afotar al recién llegado, entre ellos mi buen amigo Jose Montero que, apostado en el faro de Mera fue una de las víctimas de la nube pasajera antes de que el tiempo fuese más clemente con él y le dejase fotografiar la aproximación del buque francés a la dársena herculina, como atestiguan parte de las fotos de este post que son obra suya.

(Foto: Manuel Candal)

La coincidencia de un chubasco a la llegada de una nave quizás pueda resultar meramente anecdótica y no por ello se deba emplear la palabra «gafe» para referirse a tal circunstancia (aquello de «por matar un perro te dicen mataperros»…), aún menos si tenemos en cuenta la altura del año en la que nos encontramos y viviendo en un lugar donde la lluvia goza de categoría de arte, pero es que se da la circunstancia de que en el historial del Le Boreal ya existen serios antecedentes como para pensar en algo más que en la mera casualidad; el pasado año su llegada a la ciudad, también sobre estas fechas, vino acompañada de una ciclogénesis explosiva (lo que en mi niñez se conocía como un temporal) que atendía al sugerente nombre de Madeleine.

 
Le Boreal vs Madeleine.
 (Fuente: portierramaryaire.com)

En aquella ocasión el megayate galo se vió azotado por enormes olas a su entrada en la bahía que provocaron una de las imágenes más impactantes del pasado año; la del pequeño navío luchando contra el embate de las olas y dando enormes pantocazos en busca de un lugar donde poder refugiarse para deleite de observadores y desgracia de pasajeros. Uno de esos observadores fue mi amigo Jose (que está en todas) que me tiene contado alguna vez la odisea vivida aquel día y que posee la prueba gráfica en forma de unas fotos realmente impresionantes del Le Boreal luchando contra los elementos en aquella jornada infernal.

El Le Boreal luchando contra la ciclogénesis Madeleine en abril del pasado año.
(Foto: Jose R. Montero)

Esta vez la cosa quedó en un episodio esporádico de lluvia intensa pero suficiente para que este francés siga acrecentando su particular leyenda. Recuerden: para fotografiar a este navío hace falta cámara y paraguas. Pasadas las 19:00 horas el Le Boreal decidió continuar camino hacia su siguiente destino, la ciudad de Santander y ¿adivinan quien estuvo presente en la maniobra de salida?, efectivamente. La lluvia no quiso perderse el momento en el que el buque francés enfilaba su proa hacia el norte rumbo a la ciudad cántabra.

Pese a que las fotos parezcan indicar lo contrario, la lluvia no quiso perderse
ninguna de las maniobras del Le Boreal el pasado día 27.
 (Foto: Jose R. Montero)

Así que ya saben; si tienen pensado ir a la playa o simplemente salir a dar un paseo echen un vistazo por la ventana pero no olviden consultar si el Le Boreal anda cerca de la costa…

(Foto: Jose R. Montero)

Además de a Jose, quisiera agradecer la colaboración a Manuel Candal por sus estupendas fotografías.