Es hora de seguir con el análisis del pasado día 28, jornada en la que coincidieron en la ciudad por un breve espacio de tiempo los buques Aurora y AidaMar. En la primera parte de este post me centré en uno de los protagonistas del dúo, el Aurora, comentando alguno de los infortunios que han perseguido a este navío a lo largo de sus 12 años de carrera comercial hasta llegar al punto de ser considerado «gafe».

El Aurora pone rumbo hacia el sur mientras el AidaMar permanece 
atracado descansando unas horitas más. Excepcional encuandre realizado 
por mi colega Manuel Candal.

Sea gafe o no, lo cierto es que el Aurora es, a mi juicio, uno de los buques más bellos dedicados al
negocio de los cruceros y el más elegante de los siete barcos que
componen en la actualidad la flota de la naviera P&O, incluso por delante de uno
de mis preferidos, el Oriana; de hecho el Aurora toma como base el
diseño de éste último y en la práctica es una versión mejorada y
ampliada de este buque construído 5 años antes que nuestro protagonista de
hoy.

Quizás parte de su encanto reside
en el hecho de que la nave fue construida en el año 2000, en una fecha
en la que la actual moda de atiborrar las cubiertas de camarotes
con balcón privado no era tan acusada. De esta manera en el Aurora las
cabinas de este tipo sólo ocupan 3 cubiertas y media otorgándole un perfil
menos recargado que lo hacen más esbelto y atractivo a la vista. Pero si en algún lugar destaca
esta característica es en la popa. Donde los buques actuales han copado
también este espacio para dar cabida a más y más balcones (lo que
ayuda más si cabe a que estas naves se ganen el peyorativo sobrenombre de
«cajones flotantes») en el navío inglés observamos una popa a la vieja
usanza en la que las cubiertas se van superponiendo a modo de mirador
sobre la piscina. Ésta no es la única que posee el
barco ya que también tenemos la opción de irnos a la cubierta superior donde en el centro mismo de la nave encontraremos dos piscinas más; la principal y otra con el techo retráctil. Las piscinas con «magrodome» (nombre que reciben este tipo de cubiertas móviles) están muy extendidas hoy en día pero en la época en la que se botó el Aurora era toda una innovación tecnológica.

Detalle de la popa del Aurora.

Es hora de centrarse en el otro protagonista del día, el AidaMar, que hacía escala en la rada coruñesa por primera vez en su (de momento) corta carrera comercial. El buque germano arribó a la ciudad procedente del puerto de Santander pasadas las ocho de la mañana y a su llegada se encontró el muelle de transatlánticos ocupado por el Aurora, que había recalado una hora antes que el buque germano, por lo que como suele ser habitual cuando tiene lugar la coincidencia de dos grandes naves de pasaje en puerto al AidaMar le tocó ocupar el muelle de Calvo-Sotelo Sur como punto de amarre.


Algo desapercibido por ocupar un amarre un tanto apartado de los ojos de los curiosos, lo cierto es que pese a ser debutante en la plaza su imagen es más que habitual por estas aguas al ser varias las naves gemelas a ésta, que de momento es la última unidad en sumarse a la flota de la naviera alemana Aida Cruises.

El AidaMar recaló en la dársena coruñesa con las primeras luces del día.
(Foto: Manuel Candal)

Construido este mismo año en los astilleros alemanes Meyer Werft, el AidaMar pertenece a la Sphinx-Klasse, una serie de naves similares que integran de momento un total
de 6 unidades. La saga comenzó con el AidaDiva en el año 2007 al que le
siguieron el AidaBella (2008), el AidaLuna (2009), el AidaBlu (2010) y el
AidaSol (2011). Cabe decir que los seis buques no son idénticos entre sí ya que a
partir de la construccion del AidaBlu se incorporó una cubierta y media
más con el consiguiente aumento en las dimensiones de las naves. Se da la
circunstancia de que todos los miembros de la saga de la esfinge han estado en A Coruña en alguna
ocasión, salvo el iniciador de la misma, el AidaDiva. Sin ir más lejos hace unos días tuvimos la oportunidad de ver al gemelo del AidaMar, el AidaSol.

Pese a que de momento es el último componente de la Sphinx-Klasse, el AidaMar  no
cerrará la saga; en los mismos astilleros donde fueron botados nuestros dos protagonistas de hoy ya se está
llevando a cabo la construcción del que será el encargado en poner fin a una de las sagas más prolíficas de la industria crucerística moderna. Su
nombre será AidaStella y, como viene siendo costumbre en casi todos los barcos de esta generación tendremos el honor de recibirlo en A
Coruña
el próximo año, concretamente el 11 de mayo.

Tras varias horas en aguas herculinas las estrellas del día fueron despidiéndose de la ciudad. El primero en hacerlo fue el Aurora, que pasadas las
4 de la tarde retomó el viaje poniendo rumbo hacia el Mediterráneo. Desgraciadamente durante esta travesía la fatalidad se volvió a cruzar en la derrota de este infortunado navío cuando una pasajera de 70 años cayó al
mar mientras el buque se dirigía a Barcelona, un trágico accidente
que muy de vez en cuando tiene lugar en este tipo de barcos.

 

El Aurora a su salida de la ciudad.
(Foto: Manuel Candal)

Por su parte el AidaMar decidió permanecer unas cuantas horas más en la ciudad (casi todos los navíos de Aida Cruises se suelen quedar hasta bien entrada la tarde) y a eso de las siete de la tarde dio por concluida su visita inaugural en A Coruña, cuando tras soltar amarras puso rumbo hacia el sur para dirigirse hacia tierras portuguesas.




Tras perder de vista la simpática cara del buque germano concluyó una jornada memorable en el puerto coruñés, que puso el broche de oro a un mes sensacional en cuanto a escalas de cruceros se refiere. No quisiera acabar esta entrada sin el agradecimiento habitual a Manuel Candal por las excepcionales fotos prestadas de ambas naves que contribuyen a ilustrar estos dos posts sobre la presencia de estos espectaculares navíos en A Coruña. Gracias por tu colaboración, Manuel!!.

Varios «espectadores» contemplan al AidaMar atracado en el muelle de 
Calvo-Sotelo Sur.
(Foto: Manuel Candal)