El pasado sábado se cerró una de las semanas más concurridas del presente año en lo que a navíos de pasaje se refiere con 8 escalas de buques de cruceros en tan sólo 7 días, aunque puestos a ser exactos fueron 8 las recaladas pero en 5 jornadas, las transcurridas entre el martes y el sábado. Una semana tan espectacular como ésta tenía que tener un final apoteósico y ciertamente que estuvo a la altura: el encargado de poner el broche de oro fue el buque Navigator of the Seas, de la naviera Royal Caribbean, que de paso también marcó el final del mes de mayo. Un final grandioso.

El Navigator of the Seas echó el cierre a una semana cargada de cruceros en la ciudad herculina.

Tenía prisa el navío de Royal Caribbean por reencontrarse con la ciudad herculina tras casi 9 años de ausencia (su única visita hasta ahora databa del 7 de noviembre de 2007) y se plantó en A Coruña a las ¡¡05:30 horas!! en una de las llegadas más tempraneras que se recuerdan (al menos yo) por parte de un buque de estas características. Influyó evidentemente la corta distancia que separaba a nuestra urbe de su anterior puerto de escala, el de Vigo, lo que hizo que el «Master» del navío bahameño se tomara la corta travesía con mucha calma y aún así recalara todavía con noche cerrada. El Navigator of the Seas trajo a la ciudad unos 3.100 pasajeros que tras despertar y descubrirse ya comodamente instalados en un nuevo destino comenzaron a bajar a tierra para coger los buses que les llevarían a realizar las excursiones contratadas, aunque muchos también optaron por descubrir a pie los maravillosos rincones con encanto que abundan en nuestra ciudad.

El Navigator of the Seas trajo a A Coruña el pasado día 28 a más de 3.000 pasajeros.

La ruta que trajo al Navigator a aguas herculinas era una singladura de 10 días de duración con salida desde el puerto de Southampton y escalas en Le Havre, Gijón, Lisboa y las dos paradas en tierras gallegas antes de poner fin al crucero durante la jornada de ayer de nuevo en Southampton. El viaje ha tenido un sabor agridulce para los pasajeros que se encontraban a bordo ya que durante su primera escala, en Le Havre, los turistas no pudieron bajar a tierra por una huelga del personal portuario, una circunstancia que les impidió disfrutar de uno de los grandes atractivos del viaje ya que el puerto de Le Havre es el elegido por los buques de pasaje para que sus clientes puedan realizar las excursiones a París.

La visita del Navigator of the Seas ha supuesto un extraordinario colofón en lo crucerístico al excelente mes de mayo que es junto a septiembre el mes crucerístico por excelencia en nuestras aguas. En total han sido 17 escalas las producidas por 16 barcos (repitió el Voyager) en estos 31 días, con jornadas muy destacadas: Además de la del pasado sábado con el buque que sale en las fotos cabe destacar la jornada del día 6 con la visita del Britannia y sus 3.500 pasajeros, los 3.000 llegados a bordo del Emerald Princess el día 9, el espectacular debut del Viking Sea el día 1 o la triple escala del pasado día 25. En cuanto a pasajeros mayo se cierra también con buenos números: unos 16.000 turistas llegados por vía marítima, cifra que no alcanza un valor mayor debido al pequeño tamaño de gran parte de los buques (11 eran de pequeño tamaño).

Mayo una vez más ha traído buenas cifras para el  puerto herculino.



Volviendo a nuestro protagonista de hoy y pese a no ser ni el buque más nuevo ni el más grande de la flota Royal Caribbean, no cabe duda de que el Navigator of the Seas es un espectacular ejemplo de ingeniería flotante de dimensiones imponentes; de hecho pocos más grandes que él tocarán aguas herculinas este año y tan sólo lo habrán superado a final del año su compañero de naviera, el Independence of the Seas, y el formidable Britannia de la P&O. Construído en los astilleros Kvaerner-Masa Yards de la ciudad finlandesa de Turku y puesto en servicio en el año 2002, el Navigator of the Seas es un buque de 139.570 toneladas de registro bruto con unas dimensiones que quitan el hipo: 311´1 metros de eslora, 38´6 metros de manga en la línea de flotación que alcanza los 48 metros entre las alas del puente y un calado de 8´6 metros. En sus 15 cubiertas de pasaje este impresionante megacrucero puede albergar a 3.807 pasajeros en capacidad máxima a los que hay que sumar sus 1.213 tripulantes. De la propulsión del buque se encargan tres pods suministrados por la firma sueca ABB, de los cuales el central es fijo y los laterales son azimutales, es decir que son capaces de rotar 360 grados. Para las maniobras el Navigator cuenta además con 4 hélices auxiliares KAMEWA a proa de 3.000 KW cada una.

1, 2, 3… y así hasta 1.557 camarotes.

El Navigator of the Seas es el cuarto integrante de la célebre Voyager Class, una serie de buques practicamente gemelos surgida en 1999 y que por aquel entonces asombró al mundo por sus colosales dimensiones y prestaciones que dejaban muy atrás a sus más inmediatos perseguidores en todos los aspectos. La familia Voyager la integran por orden de aparición además de nuestro «navegante» de hoy un «viajero» (el Voyager of the Seas de 1999), un «explorador» (Explorer OTS de 2000), el Adventure OTS  (2001), y un «marinero» (Mariner OTS de 2003). De los cinco el Navigator y el Mariner son dos diseños ligeramente modificados sobre el esquema original de la Voyager Class y nuestro protagonista de hoy es el más grande del quinteto. Llama la atención que el tercer integrante de la serie se llama Adventure («aventura») y no Adventurer («aventurero») como por lógica debería llamarse. La razón es que ya existe un buque de pasaje llamado Sea Adventurer y que, casualidades de la vida, estuvo en A Coruña hace un par de semanas.

El Navigator of the Seas es la unidad más grande de la familia Voyager.



Seguro que viendo a un gigante como el Navigator of the Seas se nos plantean cosas como la multitud de secretos que estas enormes moles flotantes esconden en su interior, ya no sólo para los que los vemos desde fuera sino para los que tienen la suerte de traspasar su escala de acceso y adentrarse en sus entrañas. Lugares como las salas de máquinas son zonas restringidas que salvo en contadísimas excepciones están vetadas para los cruceristas. Otros lugares «impenetrables» para los pasajeros son los puentes de mando que por lo general y salvo en alguna que otra naviera con política de puente abierto no permiten el acceso a los turistas para conocer sus intimidades. Es aquí donde el Navigator of the Seas ofrece una exclusiva presente en muy pocas naves de pasaje de la flota mundial e incluso rara de encontrar dentro de la propia flota  de Royal Caribbean; se trata de un lugar que hace las delicias de «voyeurs» y que permite ver que es lo que «se cuece» en el lugar donde se gobierna esta auténtica ciudad flotante.

Vista de proa del espectacular Navigator of the Seas.

La ubicación de este lugar pasa bastante desapercibida para gran parte del pasaje durante toda la travesía y sólo algunos cruceristas exploradores, de esos que no dejan un milímetro de barco sin escudriñar, dan con ella. Para encontrarlo hay que ir hasta la cubierta 11. Una vez allí dirigirse hacia la proa en dirección al solarium y cruzar unas puertas correderas de cristal que parecen no conducir a ningún sitio. Tras unos pasos llegamos a una zona cubierta por un pequeño tejado situado justo sobre el puente de mando y allí se abre ante nosotros un ventanal que ofrece unas inigualables vistas de todo el puente las 24 horas del día; una auténtica ventana indiscreta que no tiene nada que envidiarle a la del gran Alfred Hitchcock.

Las flechas verdes señalan la ubicación de la «ventana indiscreta» a bordo del Navigator of the Seas.



Además de la indiscreta ventana en este punto hay varios paneles explicativos que nos informan de lo que estamos viendo, indicando que componentes alberga cada consola así como la situación exacta de cada instrumento de navegación.

Arriba: Desde la ventana indiscreta tenemos unas vistas diáfanas de los controles principales presentes en el puente del Navigator of the Seas.
Abajo: También hay paneles explicativos describiendo las diversas partes e instrumentos del puente de mando.

(Fotos: José R. Montero)

Volviendo al pasado sábado, tras una estancia que se prolongó por espacio de 11 horas finalmente el Navigator of the Seas reanudó viaje a las cinco de la tarde para cubrir la última etapa de su singladura, la que le llevaría de vuelta a tierras inglesas. Tras soltar las amarras que lo sujetaban a los norays del muelle de trasatlánticos, el gigantesco buque dio atrás despacio para ya a la altura de la terminal de petroleros dar un grácil giro de 180 grados que lo dejó encarado para iniciar su viaje, tomando como vía de escape tras superar el dique de abrigo la canal norte. Si no hay cambios de última hora los coruñeses tendremos una nueva oportunidad para disfrutar de nuevo de este coloso «of the seas»; será el próximo 12 de octubre.

El Navigator of the Seas se despide de la ciudad hasta el mes de octubre.

Para acabar quisera agradecer a mi buen amigo Jose R. Montero las fotos tomadas a bordo del Navigator y que amablemente me ha prestado para la elaboración de esta entrada.

Salvo las que así lo indiquen, las fotos de esta entrada  han sido realizadas por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.