El parón que vivimos estos días en la ciudad en términos de actividad crucerística me brinda la oportunidad de dedicarle algo de espacio en el blog a otros especímenes interesantes que se dejan ver de cuando en vez por aguas de la ría herculina. He de reconocer que pese a ser un apasionado del mundo naval en general tengo mis preferencias; tras los cruceros (obvio) mis favoritos sin lugar a dudas son los veleros y siempre que puedo y me entero de la llegada de un bello ejemplar acudo a fotografiarlo e indago hasta donde soy capaz para conocer la historia que se esconde tras el precioso navío que aparece ante el objetivo de mi cámara. Si el que nos visita, como es el caso del post de hoy, es uno de los grandes veleros más famosos del mundo junto al italiano Amerigo Vespucci y nuestro J.S. de Elcano ya ni les cuento. El pasado fin de semana los coruñeses recibíamos la visita de un pedacito de historia flotante, una leyenda de los mares a nivel mundial catalogado como monumento nacional en su país de origen, Francia. Les hablo del mítico Belem, uno de los veleros de tres mástiles más antiguos de Europa que a día de hoy surcan las aguas. Para los que no conozcáis la historia de este histórico navío os la cuento a continuación.
El pasado fin de semana el puerto coruñés recibió la visita del histórico Belem.
Para comenzar la historia del Belem hay que remontarse al s. XIX (como lo oyen) y es que este monumento naval fue botado el 10 de junio de 1896, sólo siete meses después de su encargo a los astilleros Dubigeon en Chantenay Sur Mer (Francia) por parte de la compañía Denis Crouan et filles para ser usado en el transporte de cacao y chocolate por las Antillas. Se trata de un velero de tres mástiles con aparejo de bricbarca formado por 21 velas y que tiene unas dimensiones principales de 58´8 metros de eslora, 8´8 metros de manga y un calado de 3´3 metros. Su altura alcanza los 34 metros.
Cuesta creerlo pero el Belem vio la luz en el S.XIX.
Paradojas de la vida el buque de las fotos y que atesora 122 años bajo sus cuadernas estuvo a punto de ser destruido en su viaje inaugural a causa de un gran incendio que lo dañó seriamente. No fue la única ocasión que esquivó un fatal destino; en 1902 durante una de sus rutas por la isla de Martinica, el Belem sobrevivió a la brutal explosión del Monte Pelée al negársele la entrada a puerto por falta de espacio, teniendo que atracar al otro lado de la isla. El buque ayudó a los tres únicos supervivientes de entre las más de 29.000 personas que perdieron la vida aquel fatídico 8 de mayo. Durante su periplo como integrante de la flota de las Antillas el Belem, que recibe su nombre de la ciudad homónima brasileña que era cabecera en muchas de sus travesías, realizó un total de 33 campañas hasta su retirada comercial en enero de 1914 al quedarse obsoleto ante los modernos barcos de vapor.
(Foto: Richard Tanguy)

Ese mismo año el Belem fue comprado por 3.000 libras por el Duque de Westminster con el propósito de convertirlo en un yate de vela para lo cual el buque sufrió importantes transformaciones como la incorporación de dos motores Bollinder de 250 CV. Interiormente la bodega pasó a albergar la zona de camarotes y todos los espacios públicos se forraron de caoba y otras materias nobles. Comprado posteriormente por Sir Arthur Ernest Guinness, fue rebautizado como Fantôme II realizando a partir de entonces largos viajes hasta el inicio de la II Guerra Mundial. Durante el conflicto armado el velero se refugió en la isla de Wight donde milagrosamente sobrevivió a los bombardeos alemanes aunque sufriendo graves daños en su aparejo. Durante este período sirvió de base a una unidad de las Fuerzas Navales de la Francia Libre. Tras la muerte de Guiness en 1949 el barco fue adquirido tres años más tarde por la Fundación Cini
de Venecia, que lo rebautizó como Giorgio Cini, siendo reaparejado como goleta
para su uso como buque escuela.

La preciosa biblioteca a bordo del Belem.
(Foto: Benjamin Decoin)


En 1972 el Arma de Carabinieri lo compró por la suma simbólica de
una lira, con el propósito de tener una nave de entrenamiento pero su
falta de mantenimiento a lo largo de los últimos años habían hecho mella en el barco e hicieron inviable el proyecto, por lo que en 1976 los
militares lo cedieron a un astillero veneciano pasando a estar de nuevo
en venta. La casualidad hizo que un apasionado por los navíos, Luc-Olivier Gosse, lo encontrara y que a través de una asociación el banco Caisse d’Epargne lo recomprara con idea de llevarlo de nuevo a Francia y devolverlo a su estado original. En septiembre de 1979 el Belem llegó remolcado al puerto de Brest tocando tierras francesas más de un cuarto de siglo después. Meses más tarde el buque fue cedido a la recién creada Fondation Belem, sus actuales propietarios, una asociación sin ánimo de lucro que fue la encargada de la recaudación de los fondos necesarios para su rehabilitación. Ésta se concluyó en 1984, el mismo año en el que el Belem pasó a formar parte del listado de Monumentos Históricos de Francia.
Una de las instantáneas más famosas de la fotografía naval a nivel mundial es ésta del gran Philip Plisson en la que se puede ver al Belem navegando en  un mar embravecido.
(Foto: Philip Plisson)

Desde su restauración el Belem ha participado habitualmente en eventos de gran renombre; así en 1986, realizó su primer viaje a Nueva York con motivo del centenario de la Estatua de la Libertad. En 2002 cruzó de nuevo el Atlántico para estar presente en los actos de conmemoración del centenario de la erupción de la Monte Pelée y del que el buque logró escapar milagrosamente un siglo antes. En 2008 participó en los fastos por el 400 aniversario de la ciudad canadiense de Quebec y en junio de 2012, el barco tomó parte en el Diamond Jubilee, la celebración del 60 aniversario del ascenso al trono de la Reina Isabel II de Inglaterra, siendo el único barco francés oficialmente invitado por la Reina a estos actos.
El Belem a su llegada a la ciudad el pasado día 22.

Además de en estas celebraciones el la Fondation Belem tiene un acuerdo con la Marine Nationale (la Armada Francesa) para llevar a cabo en el velero cursos de adiestramiento para sus jóvenes reclutas. El buque puede ser utilizado también como crucero chárter para la realización de travesías de 6 u 8 días, como la que lo trajo a nuestra ciudad el pasado día 22, y admite visitas en ciertos puertos donde atraca.

El Belem permaneció en A Coruña apenas día y medio.



Como véis toda una leyenda de los mares que esperemos regrese muy pronto a la ciudad herculina.

Salvo las que así lo indiquen, las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.