(Foto: Manuel Candal)
A veces las apariencias engañan. Lo que a simple vista nos
asemeja una cosa puede esconder en su interior algo completamente diferente; esto sucede en muchos
aspectos de la vida, incluido el mundillo de los barcos. Para muestra los dos protagonistas
de la entrada de hoy: el Kristina Katarina y el Marco Polo. Los dos son ya
conocidos en nuestros muelles; el Marco Polo es un asiduo visitante a la ciudad,
pese a que la escala de este pasado día 14 no estaba prevista, mientras que el
Kristina Katarina, que estuvo unas horas antes, debutó en nuestras aguas el pasado dia 22 de mayo.

El Kristina Katarina pasó unas horas en la ciudad el pasado día 13.
(Foto: Manuel Candal)
Pese a lo que pudiera parecer a la vista de las fotos no nos hallamos ante dos naves de crucero convencionales o al menos no nacieron con esa
vocación; Su razón de ser era la de transportar personas, si,  pero de un modo
distinto. Quizás el paso del tiempo y las posteriores reformas hayan hecho de
estos dos ejemplares algo más parecido a lo que podriamos denominar un buque de crucero
estándar (más en el caso del Kristina Katarina) pero que la apariencia no nos
lleve a engaño; son especímenes particulares a los que la evolución de la
industria crucerística los ha obligado a adaptarse para seguir en activo en
algunos casos, como el del Marco Polo casi 50 años después de su botadura.

Detalle de la chimenea del Marco Polo.

Por ejemplo el objeto de ser del Kristina Katarina, al menos en sus origenes, era el de transportar personas y coches en perfecta armonía y en el mismo viaje, lo que de toda la vida se ha conocido vulgarmente como ferry. De hecho sus líneas angulosas ya denotan su pasado (es la viva imagen de un ferry ochentero de manual)  y por si ésto no nos sirviera de pista definitiva, hacia la popa y en el costado de estribor el Kristina Katarina todavía luce la rampa necesaria
para la entrada de carga rodada a bordo.

El Marco Polo por su parte nació como buque de pasaje para
cubrir la línea transatlántica lo que de inicio ya supone unas grandes diferencias en cuanto
a su construcción respecto a un buque de crucero estándar: las principales son unos motores más
potentes, un calado más grande y un casco reforzado,  todo ello para luchar de tu
a tu con el embravecido Atlántico Norte.

Y las dos naves no sólo tienen en común ser fuera de lo común. Ambos buques
comparten también su pasado soviético, una herencia que les llevó a navegar hasta la
desmembración de la U.R.S.S. con una hoz y un martillo bajo la chimenea. El Marco Polo fue construido en 1965 con el nombre de
Aleksandr Pushkin y era la segunda unidad de una serie de 5 barcos gemelos que
se agrupaban bajo el nombre genérico de “Ivan Franko Class” también
conocida  con el nombre de «clase escritor» 
al llevar todos sus integrantes el nombre de un afamado escritor soviético. Por
no repetir mucho acerca de su historia, con motivo de una de sus visitas hace unos meses
publiqué una entrada referente al tema: «el último camarada»
El Marco Polo cuando navegaba bajo bandera soviética y con su nombre 
original de Aleksandr Pushkin. El sol impide apreciar la hoz y el martillo 
coronando la chimenea.
(Fuente: shippingdatabase.com)
El Kristina Katarina, por su parte, también nació tras el telón de acero y
su nombre original tampoco era el actual, aunque, casualidades de la vida, también comenzaba con K;
Kostantin Simonov. Se construyó en 1981 y fue el cuarto de una
serie de siete naves prácticamente iguales puestas en servicio para las
principales navieras del país. En concreto el Simonov (nuestra Kristina) pasó a
formar parte de la Baltic Line que usó
este ferry para cubrir la línea entre
Leningrado y
Helsingfors (o lo que es lo mismo entre San Petersburgo y Helsinki).

El Kristina Katarina en su juventud, navegando con el nombre de 
Kostantin Simonov para la Baltic Line.
(Fuente: delcampe.net)
De momento el Kristina Katarina ha concluido su periplo de escalas por este 2012 en nuestra ciudad y esperamos que repita experiencia para el próximo año para poder ver su silueta que, aunque no muy agraciada, siempre resulta curiosa. Al otro bicho raro de esta historia, el Marco Polo, esperemos verlo dentro de unos meses ya que a finales de octubre tiene prevista su última escala del año en A Coruña. Para finalizar con esta entrada conjunta quiero agradecer a uno de mis habituales suministradores de imágenes, Manuel Candal las estupendas fotografías que me ha proporcionado sobre estos dos buques.

(Foto: Manuel Candal)