Ultimamente las visitas múltiples de buques de crucero se están convirtiendo en algo muy habitual en la ciudad de A Coruña. Sólo este mes ha habido varias fechas en las que se ha dado tal hecho, como el pasado dia 8 cuando coincidieron en nuestros muelles 3 navíos: El AidaBlu, el Brilliance of the Seas y el Silver Whisper, o al dia siguiente cuando los protagonistas fueron el Discovery y el Silver Explorer. El dia 14 los que compartieron jornada y amarre fueron el Astor y el Seabourn Sojourn, y este pasado sábado 19 de mayo volvió a repetirse la circunstancia con la visita al unísono del Bremen y del Seabourn Pride, los protagonistas del post de hoy.

El más madrugador del dueto fue el Seabourn Pride, que a las 7:30 horas ya se encontraba comodamente instalado en el muelle de trasatlánticos. Procedente del puerto de Lisboa, este pequeño buque es todo un habitual en nuestra ciudad y el miembro de la elitista naviera Seabourn Cruise lines que con más frecuencia nos visita.

(Foto: Jose Montero)

El Bremen, por su parte, se hizo esperar un poquito más y hasta pasadas las 8:00 horas no hizo acto de aparición por las inmediaciones de la Torre de Hércules. Procedente también de tierras portuguesas, pero es este caso del puerto de Leixoes, el Bremen es un buque de tamaño muy similar al Seabourn Pride perteneciente a la naviera alemana Hapag-Lloyd Cruises. En el caso del Bremen su presencia en A Coruña es bastante menos frecuente y ya habían pasado algunos años desde su última visita.

(Foto: Jose Montero)

Atracados los dos juntos en el muelle de trasatlánticos y compartiendo amarre durante unas horas podría parecer que tanto el Seabourn Pride como el Bremen son muy similares, pero nada más lejos de la realidad…

El Bremen maniobrando a su llegada a A Coruña, con el Seabourn Pride
ya atracado por su popa.

…y un vistazo general a su apariencia externa basta para darnos cuenta de ello; asi con el Seabourn Pride tenemos la impresión de hallarnos frente a la excentricidad de un multimillonario en lugar de estar viendo una nave comercial de pasajeros, y es que toda la flota de la naviera Seabourn busca crear esa ilusión entre sus inquilinos, la de encontrarnos en nuestro propio megayate, una idea de exclusividad que también se disfruta al cruzar la pasarela de embarque.

(Foto: Jose Montero)

Sus interiores rezuman lujo, pero sin caer en la ostentación ni el exceso; simplicidad y clase en cantidades industriales en cada una de sus estancias y todo ello coronado con el extraordinario servicio a bordo que sólo se puede encontrar en los barcos de la naviera americana y que roza en ocasiones lo excesivo; y es que a bordo del Seabourn Pride el pasajero no se siente atendido, se siente mimado.

(Foto: Jose Montero)

Si en el caso del Seabourn Pride su imagen casa a la perfección con la idea de lujo y sofisticacion que vende, en el del Bremen nos cuesta más asociar esa idea observando su aspecto, y es que se diría más bien que nos encontramos ante un buque oceanográfico más que ante un sofisticado buque de crucero del segmento premium.

(Foto: Jose Montero)

Y lo es, lo que pasa es que el Bremen pese a tener la misma «licenciatura» que el Seabourn Pride ha optado por una «especialidad» bastante más complicada como es la de buque de expedición, encontrando su habitat natural en las frias aguas del Ártico y de la Antártida.

El Bremen pertenece a la naviera alemana Hapag-Lloyd, que lo compró en
1993 a la Frontier Cruises cuando esta compañía quebró. El buque fue
rebautizado con su nombre actual (anteriormente se llamaba Frontier
Spirit
) y sometido a una profunda reforma para adecuarlo a los
estándares de calidad de la compañía germana, cuyo coste alcanzó los 2
millones de euros.

Es un barco construido en el año 1990 en los astilleros japoneses Mitsubishi Heavy Industries y pensado para navegar en las condiciones más duras, de hecho está catalogado como un buque de categoría 1-A, la mayor que puede obtener una nave para navegar entre hielos.

(Foto: Jose Montero)

Para obtener este «carnet» el diseño del Bremen presenta ciertas particularidades respecto a los barcos de crucero convencionales, entre las que destacan su casco especialmente reforzado a proa, popa y en su línea de flotación o la ausencia de bulbo en la proa, característica presente en los buques rompehielos.

El Bremen carece del habitual bulbo de proa.

Si por fuera las diferencias son enormes, en el interior sus instalaciones también hablan a las claras de que no nos hallamos en el típico buque de pasaje; un claro ejemplo sería decir que a bordo no hay opciones de entretenimiento al uso, y con ello no estoy diciendo que en su interior no haya espacio para la diversión, simplemente que las opciones de ocio y esparcimiento se apartan bastante de lo que suele ser norma. En el Bremen no encontrarás un casino, por ejemplo; de hecho ni siquiera hay televisión, pero si hay microscopios con los que poder observar algun ejemplar de su abundante colección de microorganismos. Otra diferencia con los buques más convencionales de la flota crucerística mundial es que a bordo del Bremen se permiten las visitas al puente de mando.

Tras pasar gran parte de la jornada compartiendo amarre, cuando el reloj marcaba las 18:00 horas ambas naves decidieron continuar viaje, siendo el Seabourn Pride el primero en zarpar rumbo al puerto de Gijón. Pocos minutos después  fue el Bremen el que abandonó las instalaciones portuarias con rumbo tambien al puerto asturiano. La salida con tan poco espacio de tiempo y el mismo rumbo permitió ver a ambas naves realizar una especie de coreografía que captó a la perfección con su cámara mi buen amigo y colega de afición Jose Montero, Desde aquí aprovecho la oportunidad para felicitarle por las estupendas tomas realizadas y para agradecerle la inestimable colaboración que me brinda pudiéndolas usar en la elaboración de este post.

Bremen y Seabourn Pride manteniendo una particular persecución a su salida de la ciudad el pasado dia 19.

(Fotos: Jose Montero)