Fiel a su cita que lo trae a A Coruña cada 11 días, el pasado 18 de octubre tocaba de nuevo encuentro entre la ciudad y el Independence of the Seas que suma ya con esta última escala realizada un total de seis recaladas este año y tiene pendientes todavía otras tres.
El coloso de la naviera Royal Caribbean llegó a la ciudad herculina sobre las 12:00 horas procedente de su habitual destino, el archipiélago de Madeira, en una mañana con bastante niebla que no facilitó la labor fotográfica como atestiguan las imágenes.

Con motivo de sus numerosas visitas ya he hablado de las increibles instalaciones que este megacrucero lleva a bordo, algunas de ellas impensables en un barco, y si repasan los anteriores posts dedicados a esta nave podrán leer algo sobre las más destacadas tales como el Flowrider o simulador de surf, el rocódromo, la pista de hielo, los jacuzzis colgantes o el Royal Promenade por citar algunos. Hoy quiero mencionarles, aunque sólo sea de pasada otra instalación que presenta este espectacular barco, al igual que los otros dos componentes de la clase Freedom (Freedom y Liberty of the Seas) y que pese a no ser tan llamativa como algunas de las anteriormente citadas, no deja de ser curiosa.

A proa del Independence of the Seas y en la cubierta 11 se encuentra el «fitness center» o lo que de toda la vida se ha llamado gimnasio, y que en el caso de esta nave sigue la tendencia actual del sector tanto en disposición (a proa y en una cubierta alta) como en equipamiento (cuenta con un completo y moderno conjunto de aparatos para ejercitar los músculos). Pero prefiero reservar la descripción de esta portentosa instalación para más adelante y dedicarle otro post con objeto de darle la importancia que se merece. El motivo de destacarlo hoy es por lo que se encuentra nada más cruzar el umbral de dicho gimnasio.

El gimnasio se situa en la proa del Independence of the Seas, justo encima
del puente de mando.

Y es que en el Independence of the Seas tendremos oportunidad de dar rienda suelta a toda nuestra agresividad y zurrarnos la badana. Bueno, quizás eso podemos hacerlo en cualquier barco de crucero. Lo que este buque nos brinda es la oportunidad de hacerlo en un espacio homologado a tal efecto; un cuadrilátero de boxeo de medidas oficiales. En este ring los pasajeros del Independence of the Seas podrán recibir clases de boxeo a cargo de monitores especializados y para aquellos que promulgan la no violencia se organizan veladas pugilísticas a las que se puede acudir como mero espectador. Aviso a navegantes (o mejor dicho a cruceristas): las clases en este «club de la lucha» no están incluidas en el precio del pasaje.

El «fight club» a bordo del Independence of the Seas.
(Fuente: jamesjetsam.blogspot.com)

Tras hacernos compañía  durante unas cuantas horas, hacia las 19:45 el Independence reemprendió la marcha para poner fin al dia siguiente en la británica ciudad de Southampton a un crucero de 11 de noches que, a buen seguro hizo las delicias de quienes tuvieron la suerte de disfrutarlo. El próximo 29 de octubre tendremos una nueva ocasión de ver a este gigante surcando nuestras aguas.
Por último os dejo con la prueba videográfica de la escala del Independence del pasado martes, obra y gracia de Jose Montero, realizado desde el punto opuesto al cual fueron tomadas las fotos que ilustran esta entrada. De esta manera queda cubierta esta escala desde todos los ángulos.