(Foto: Manuel Candal)

En la anterior entrada lo había dejado en la historia de uno de los más antiguos ejemplares de gran velero como es el holandés Europa, pero si de historia hay que hablar es inevitable no hacerlo del Danmark, a mi juicio el ejemplar más bello de cuantos se dieron cita en A Coruña. Este buque es el santo y seña de la armada danesa y su mérito, además de su dilatada y heroica carrera, reside también en haber permanecido inalterable al paso del tiempo. No sólo sigue teniendo externamente la misma imagen que cuando se botó hace más de 75 años si no que sus interiores aún guardan reminiscencias del pasado pese a las múltiples reformas que ha sufrido durante su longeva carrera. Para muestra un botón; el aparato de gobierno carece de cualquier tipo de asistencia mecánica, además la tripulación permanente duerme en literas, pero los alumnos lo siguen haciendo en hamacas, como sus predecesores siete décadas atrás.

 El Danmark. Clásico por fuera (y también por dentro).
(Foto: Manuel Candal)

Su historia es de las más bellas de todos los integrantes de la flota: Botado en el año 1933, en 1939 visitó los Estados Unidos para participar en la Feria Mundial de Nueva York, pero durante su estancia en la ciudad estalló la Segunda Guerra Mundial y se le ordenó permanecer en aguas de Estados Unidos para evitar ser capturado por los alemanes, para lo cual el velero fue llevado a Jacksonville, Florida donde permaneció dos años mantenido con la ayuda de la comunidad danesa americana. Tras el ataque a Pearl Harbor en diciembre de 1941 el capitán, Knud Hansen, ofreció el barco al gobierno de los Estados Unidos como un buque de entrenamiento. El gobierno americano aceptó la oferta y el Danmark se trasladó a Connecticut, para entrenar a los cadetes de la United States Coast Guard Academy.  En los aproximadamente 4 años desempeñando este cometido aproximadamente cinco mil cadetes fueron adiestrados antes de que el barco fuese devuelto al gobierno danés tras el final de la contienda en 1945.

El Danmark atracado.

El buque reanudó sus actividades de formación al año siguiente pero su trabajo como parte vital en la maquinaria bélica estadounidense no quedó en el olvido; en su palo mayor el velero luce una placa conmemorativa de bronce en reconocimiento a su servicio durante la guerra, y en 1964 el Danmark tuvo el honor de encabezar el desfile de barcos durante la Feria Mundial de Nueva York.

Dos pedacitos de historia compartiendo encuadre.

Pese a la épica y el aura de gloria que rodea a estos navíos la crisis no les es ajena: A finales de 2011, la Training Sailing Association, propietaria del velero Stavros S. Niarchos, anunció la puesta a la venta de este velero debido al alto coste de mantenimiento de un buque de tal tamaño como son los gastos derivados del practicaje y de las tarifas de amarre de un buque con más de 400 toneladas. De momento no se ha encontrado un comprador para la nave por lo que el Niarchos continuará en funcionamiento hasta que se éste aparezca. Un caso similar sucede con el Pelican of London; la Weymouth Charters, su propietaria, lo vende por el módico precio de 3 millones de euros (vamos, una ganga).
Arriba: Problemas económicos han obligado a sus dueños a poner a la venta el bellísimo Stavros S. Niarchos.

Abajo: Al Pelican of London, otro de los ilustres, también le han colgado el cartel de «se vende».

(Fotos: Manuel Candal)

No quisiera acabar este breve repaso por la nómina de visitantes sin al menos mencionar al Iskra ORP, Alexander Von Humboldt II, Kapitan Borchardt y restantes embarcaciones presentes en A Coruña hace unas semanas haciendo una mención muy especial al único representante español de la regata, la goleta gallega Juan de Lángara, habitual participante de la competición.

Arriba: El mascarón de proa del Guayas «sobrevuela» al buque polaco Iskra ORP.

Abajo: La goleta Juan de Lángara, representando a Galicia en la Tall Ships Races 2012.

Tras pasar tres jornadas en tierras gallegas, la flota zarpó rumbo a Dublín en la mañana del lunes 13. La salida, prevista para media mañana, se adelantó un poco y pasadas de las 9:00 horas el primero de los barcos desfilaba ya por la bahía coruñesa. Se trataba del Pogoria, que encabezaba un impresionante convoy formado por el grueso de embarcaciones participantes en la regata.

La salida escalonada de los veleros permitió disfrutar del espectáculo 
desde numerosos puntos de la costa coruñesa. En la foto el alemán 
Alexander Von Humboldt II.
El mal tiempo impidió la partida oficial de la flota prevista para la tarde rumbo a aguas irlandesas, por lo que tras la parada naval realizada a los pies de la Torre de Hércules las embarcaciones más pequeñas regresaron a puerto para guarecerse mientras que las mayoría de los grandes (algunos como el Dar Mlodziezy o el Europa sí emprendieron la marcha) fondearon en la ría de Ares esperando a que el tiempo les diese una tregua al día siguiente.
Fotogénicos hasta bajo la lluvia.
(Foto: Manuel Candal)

Pese a las inclemencias meteorológicas la parada naval y la salida oficial al día siguiente volvió a deparar hermosas imágenes cuando los majestuosos veleros desplegaron sus velas para propulsarse. Los miles de coruñeses que nos acercamos a diversos puntos de la costa para inmortalizar el momento desafiando al mal tiempo fuimos testigos de un colorido espectáculo que atrajo tanto a los amantes de los barcos como a los simples curiosos.

El polaco Iskra ORP abandonando la ciudad.

No quisiera terminar esta entrada sin dar las gracias una vez más a Manuel Candal porque parte del material que ilustra estos tres posts sobre la regata es obra suya En esta ocasión he de decir que se ha superado porque siendo objetivo considero que son las fotos más bonitas de todas las que ha tenido a bien enviarme para publicar en este modesto blog, y eso que han sido muchísimas y todas ellas de una calidad excepcional, pero una vez más se ha superado. Muchísimas gracias por tu colaboración, Manuel y un ¡bravo! muy sonoro por tu excepcional trabajo fotográfico.

Con las primeras luces del día la tripulación del Cuauhtemoc se afana
en dejar en perfecto estado de revista el mascarón de proa.
(Foto: Manuel Candal)

Pero para poner la guinda a este resumen de lo que ha sido la presencia de la Tall Ships Races 2012 en la ciudad herculina he dejado lo mejor para el final. Se trata de un fotomontaje realizado por Daniel Candal (el hijo de Manuel) con sus propias fotos y de una calidad espectacular; yo lo he visto varias veces y no me canso de verlo. Son ocho minutos que ponen imagen y sonido a la regata (¡y vaya imágenes!), un perfecto resumen de tres días perfectos en el puerto de A Coruña. Desde aqui sólo felicitarte por tu espectacular trabajo Daniel, eres un fotógrafo enorme y darte las gracias por lo mucho que nos haces disfrutar con tus fotos.


Con este brillante testimonio fotográfico acabo con el repaso al acontecimiento del verano en los muelles coruñeses, todo un espectáculo que esperamos volver a ver muy pronto en nuestra costa para poder repetir aquello de ¡Vuelven los grandes!.