A simple vista puede parecer un crucero. Uno más. Pero catalogar al buque protagonista de hoy en el blog como buque de cruceros al uso sería erróneo. De hecho nada es «al uso» en el The World, el navío más grande de su clase y que esta semana ha atracado en los muelles coruñeses por tercera vez en su historia.
El The World supone una de las visitas con más renombre dentro del panorama crucerístico en aquellos puertos donde recala.
Jueves. Primera hora de la mañana. Apenas quedan unos minutos para que el reloj marque las ocho cuando tras el Castillo de San Antón asoma la figura de un buque de pasaje de medio porte avanzando lentamente hacia su punto de atraque. Ni la hora ni el aspecto del recién llegado ayudan a que el acontecimiento levante mucha expectación; de hecho los pescadores que practican  su actividad favorita en la zona del Parrote ni siquiera apartan la vista de sus cañas para observar las evoluciones del barco que maniobra a tan sólo unos metros de ellos; a fin de cuentas es un buque de crucero más, uno de tantos que nos visitan. Nada de eso. El The World no es un crucero: es la nave residencial más grande y lujosa del mundo.
Asomando tras el castillo de San Antón el The World puede parecer un crucero más pero no lo es.
(Foto: José R. Montero)
El concepto de buque residencial surgió a finales de la década de los 90 del pasado siglo cuando un grupo empresarial norteamericano buscó abrir un nuevo nicho de mercado en el por aquel entonces cuadriculado sector crucerístico. ¿Y si en lugar de realizar una simple travesía por mar de unos cuantos días la gente pagara
por vivir en él?. La idea, que de partida podía parecer salida de la cabeza de un demente, pronto demostró tener su hueco en el segmento y tras dos años madurando la idea se pusieron sobre la mesa los primeros bocetos del barco en cuestión. En un principio se diseñó un navío de una 85.000 toneladas pero tras un replanteamiento del proyecto se consideró más adecuado buscar un tamaño mucho más pequeño a fin de asegurar el éxito de esta alocada aventura comercial; a fin de cuentas si la cosa funcionaba siempre habría tiempo de construir una segunda unidad. El encargo  fue
encomendado finalmente a los astilleros Fosen Mekaniske Verksted de la ciudad de Rissa
(Noruega)
y el buque vio la luz a principios de 2002. Las cifras del The World, como mencioné antes, son discretas y
muy alejadas de las tendencias actuales en el mundo de los cruceros:
43.188 toneladas de registro bruto, 196´35 metros de eslora, 29´2 metros
de manga y 6´7 metros de calado con 12 cubiertas entre las que se reparten restaurantes, piscinas y tiendas. Es aquí donde termina cualquier parecido que este buque pueda tener con una nave de cruceros convencional.



Discreto por fuera. Exclusivísimo por dentro.
(Foto: José R. Montero)
Libertad total es el denominador común sobre el que se articula el producto The World porque nada está cerrado y todo se realiza a libre elección del cliente, o mejor dicho del propietario: éste decide donde,  cuando y con qué invitados embarcar en el buque sin necesidad de preocuparse por si existe o no disponibilidad de alojamientos, ya que el cliente es el dueño del mismo. Esta característica provoca que el The World navegue casi siempre a media capacidad y que el número de tripulantes supere casi siempre al del pasaje, un ejemplo: a  A Coruña llegaron a bordo tan sólo 170 pasajeros, o lo que es lo mismo, una cuarta parte del aforo total del buque. La tripulación sin embargo la formaban 285 personas. Ninguna otra naviera en el mundo puede ni siquiera plantearse un ratio pasajero/tripulante similar.
(Foto: José R. Montero)

Este concepto de libertad se extrapola también a las rutas, las cuales no están predefinidadas por la naviera como es lo habitual; cada temporada los clientes deciden por consenso con el capitán cuales serán los itinerarios del próximo año y los lugares de escala estableciendo como única restricción aquellas de tipo técnico que impidan al navío recalar o navegar por el punto solicitado. El tiempo de estancia en cada destino también es una de las particularidades de este barco: son escalas largas; por lo general de dos hasta siete jornadas atracados en puerto.
El destino del The World lo eligen sus pasajeros, de ahí que se puedan dar imágenes tan curiosas como ésta.
(Foto: autor desconocido)



Los camarotes obviamente no existen a bordo del The World. Ni siquiera tiene sentido hablar de suites. En la nave de los millonarios como se la conoce en el mundo marítimo hay un total de 196 alojamientos, todos ellos exteriores, que se
dividen en 88 estudios y 108 apartamentos. Los estudios se ubican en las
cubiertas 6 y 7 y su tamaño va desde los 32 a los 62 metros cuadrados en los que encontramos mámol en los baños, algodón egipcio en las camas, equipos de imagen y sonido de última generación y cualquier otro lujo que se nos pueda pasar por la cabeza. El cliente tiene total flexibilidad total a la hora de adquirir alguna de los estudios del buque; éstos pueden ser alquilados por un período de tiempo a gusto del consumidor y
que oscila entre los 30 y los 300 días dentro de un máximo de dos años,
lo que da la posibilidad al que los alquile de elegir los itinerarios
que más le gusten,  permitiendo que la naviera realquile su vivienda
flotante cuando no la habite. Alojarse en una de los estudios del The World, como habéis podido imaginar no es precisamente barato; la noche sale por unos 1.000 euros, tarifa por la que podríamos pasar una semana de crucero en algun barco de una naviera generalista.
Por algo más de 1.000 euros puedes alojarte en el The World, eso sí, sólo una noche.


Pero si las cifras de los estudios os han dejado asombrados esperad a oír las de su más de un centenar de apartamentos. Situados a lo largo y ancho de las cubiertas más altas, de la 7 a la 11, su tamaño va desde los 103 a los 301 metros cuadrados y puesto que se trata de una propiedad los titulares pueden poner
el apartamento a su gusto, lo que incluye desde el tipo de mobiliario a
los colores de las paredes o las moquetas, de manera que no existen dos
apartamentos iguales a bordo. Al igual que sucede con los estudios el tipo de contrato es personalizado para cada cliente y se pueden incluir numerosas
cláusulas en base a la duración del alquiler, o los servicios
contratados. Los precios de los apartamentos del The World oscilan entre los 3 y los 8 millones de euros por año a los que habría que añadir unos 800.000 euros al año en concepto de mantenimiento integral.



Arriba: Disposición de uno de los apartamentos más grandes a bordo del The World. Con más de 300 metros cuadrados cuenta con 2 habitaciones con vestidor independiente, 4 cuartos de baño, 2 terrazas, cocina, sala, y un enorme salón-comedor.
Abajo: Interior de uno de estos apartamentos. Como sus elementos son elegidos a la carta por sus propietarios no hay dos iguales en todo el barco.

(Fuente: aboardtheworld.com)

La prueba de que el concepto de buque residencial funciona es que en los próximos meses surgirán dos nuevas propuestas relacionadas con esta idea. La primera de ellas será la de Blue World Voyages, una nueva naviera norteamericana que iniciará operaciones el próximo año ofreciendo un producto enfocado hacia parejas y «singles» amantes del ocio activo y cuya flota funcionará en modo mixto, con camarotes al uso (pero del doble de tamaño que el estádar del sector) y otros que lo harán en régimen de alquiler a largo plazo. Todavía pendiente de confirmar parece que su primer buque será el actual Celestyal Nepheli, gemelo del Braemar, y que será sometido a una profunda remodelación para adecuarse a su nuevo cometido. Otra propuesta será la de la firma británica Storylines; aquí sus barcos sí serán completamente residenciales en un concepto que se asemeja más a lo ofrecido por The World. Con una previsión inicial de tres buques operativos a medio plazo esperan iniciar operaciones en agosto del próximo año y algunas fuentes apuntan a que su primera nave será el actual Marco Polo, el legendario navío ex-soviético que será reconvertido en un residencial flotante.
La firma Storylines lanzará en 2019 su nueva propuesta de barco residencial. Parece ser que el elegido será el buque Marco Polo.
(Fuente: Storylines.com)
Tras  40 horas de estancia en la ciudad finalmente el The World se hizo de nuevo a la mar en la medianoche del viernes poniendo rumbo a la dársena gala de Saint Malo. Por la atípica hora de salida se podría pensar que se tratase de un intento de pasar desapercibido y de esta manera alejar miradas indiscretas del selecto grupo de millonarios que conforman su pasaje. Es ese mismo grupo de millonarios en connivencia con el capitán los que han decidido que el próximo año no veamos al The World por nuestras aguas, así que habrá que esperar como mínimo al 2020 para ver al buque de pasaje más exclusivo del mundo de nuevo en aguas de la ría herculina.
Agradecimientos a mi buen amigo José R. Montero, autor de las fotos de la llegada del The World a la ciudad, muchas de las cuales ilustran el post de hoy.
Salvo las que indiquen lo contrario las fotos de esta entrada han sido realizadas
por Diego Veiga. Por favor, respetad la autoría de todas ellas.